Los debates, a debate: ¿pesan en el voto?, ¿tiene sentido hoy un cara a cara?, ¿penaliza no ir?

Los debates, a debate: ¿pesan en el voto?, ¿tiene sentido hoy un cara a cara?, ¿penaliza no ir?

Varios expertos en comunicación política explican la relevancia y los pormenores al preparar los debates electorales, a horas de que Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se midan en un cara a cara, única batalla televisiva entre ambos.

Pedro Sánchez y Núñez Feijóo, en una imagen de archivo en la escalinata de Moncloa.Europa Press via Getty Images

Han sido, son y serán munición política de primer orden, un arma arrojadiza entre partidos, pero también suponen un elemento electoral prioritario en todo tipo de campañas. Ya no hay una contienda seria que se construya sin al menos un debate. Dos horas en directo pesan mucho y pueden dar tanto como quitar en un mal día. Por ello se entienden las prisas de unos y las angustias de otros al negociar cuántos, cómo y con quién celebrar unos enfrentamientos televisivos que traen de cabeza a organizadores, protagonistas y todo el séquito de asesores de comunicación. 

También, cómo no, a los politólogos, pendientes del más mínimo detalle clave para marcar la campaña o incluso el resultado electoral. Varios de ellos se adentran en el universo de los debates políticos para analizar en El HuffPost, los pormenores de una cita cuyo objetivo prioritario no es convencer al rival, sino movilizar al votante propio. "Movilizar", un concepto tan clave como difícil de llevar a efecto. Y en un contexto de "movilización" a cualquier precio, este 2023 vuelve el bipartidismo también a los debates, con un cara a cara entre presidente del Gobierno y líder de la oposición que no se daba desde 2015.

Urgido por las encuestas y los resultados del 28-M, Sánchez pidió nada menos que seis a Feijóo. Este, sabedor de su situación, aceptó uno y a regañadientes. Será el lunes, en los canales de Atresmedia, 30 años después de que Felipe González y José María Aznar inauguraran un nuevo tiempo democrático y televisivo... también en Antena 3.

Desde aquella contienda, que tuvo continuidad una semana después en Telecinco, España ha vivido de todo. De la desaparición del formato hasta 2008, hasta un rosario de eventos a dos, a cuatro, a cinco, con los titulares a la presidencia del Gobierno incluida una 'sustituta', la por entonces vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría... la única mujer que ha participado en una de estas contiendas. Su figura tendrá relevo en Yolanda Díaz en una cita incompleta por la ausencia de Núñez Feijóo del evento programado por RTVE para el miércoles 19.

Con alrededor de un 30% de indecisos hasta el momento mismo de coger la papeleta, no hay batalla menor, especialmente cuando se trata de un evento para millones de espectadores y cerca del 50% de cuota de audiencia. "Sus efectos se arrastran durante varias jornadas, hay mucho en juego, no sólo votos", expone María del Mar Soria, profesora del Máster en Comunicación Política de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

La pregunta no es si sirven, sino ¿para qué sirven?

Los análisis muestran que se trata de un evento más mediático que verdaderamente desestabilizador a nivel electoral. "La teoría publicada en España, que no es demasiada, muestra que tienen un efecto restringido", comienza explicando Marc Guinjoan, Profesor de los Estudios de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC). Añade que dada la polarización ideológica de la sociedad, "es bastante improbable que muevan a un votante de bloque, de izquierdas a derechas o viceversa, aunque sí pueden hacer que se mueva dentro de ese bloque, de PP a Vox, por ejemplo", citando lo que se conoce como movimiento within.

Nadie duda de que son mucho más que la mera batalla televisiva. Para la profesora de la UNIR representan "una transmedialidad que se apoya mucho en las redes; a la par que hay un debate en televisión, hay otros en Twitter, Facebook, TikTok". Todo ayuda, cuenta, para mover "algún voto".

Más que el debate a tres o cuatro lo que espera la gente es el cara a cara. Es lo que siempre ha funcionado" y revela la lógica bipartidista que persiste en España
María del Mar Soria, profesora de la Universidad Internacional de La Rioja

De la misma opinión es Toni Rodon, profesor de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), que ahonda en la idea de un efecto transversal. "Están más pensados para un consumo de masas y, sobre todo, para entenderlos dentro de una estrategia de campaña". "Ni en 15 días, ni en dos horas de debate vas a convencer al que está en tus antípodas ideológicas, no se trata de eso, sino de movilizar completamente a tu electorado e intentar 'pescar' a los votantes frontera, esos que se mueven en tu ideología aunque voten a otro partido". Es en esos ámbitos en los que sí le da verdadera relevancia Rodón, hasta el punto de que llega a señalar que "te pueden hacer ganar unas elecciones si de verdad consigues movilizar a tu gente".

En los últimos años, con el auge de nuevas formaciones como Podemos, Vox o hace no tanto Ciudadanos, se han vivido contiendas hasta a cinco de cara a las generales. En las recientes municipales y autonómicas ha sido aún más diverso, con siete u ocho representantes en un mismo plato. Formula, a siete cantidatos, que ahora defiende Feijóo para incluir a formaciones nacionalistas como ERC, Bildu o el PNV en las generales. Lo nunca visto.

Demasiadas figuras para dejar el desarrollo del debate al propio transcurrir de los acontecimientos. Sin embargo, se critica recurrentemente la excesiva rigidez del formato moderno, con tiempos, turnos y temas prefijados del todo. Para Marc Guinjoan "ciertamente están demasiado dirigidos, pero los equipos de campaña tienen miedo de lo que pueda pasar y quieren asegurarse que su candidato va a tener los mismos 12 minutos que el otro, chille más o menos". 

"Está todo muy encorsetado, para lo bueno y para lo malo, porque es cierto que pierde el debate pero a cambio nos evitamos candidatos que hablan demasiado", añade. 

La profesora María del Mar Soria admite este punto pero defiende que es algo necesario "porque hay que marcar unos tiempos para asegurar la igualdad de oportunidades". Otra cosa es, prosigue, "cómo utilice sus tiempos cada candidato; es bueno que los tiempos estén controlados pero si luego los políticos no optimizan su uso, eso ya no es culpa del formato".

Mejor un cara a cara... al menos para la audiencia

Como en casi todo, los números cantan. Y en el rastreo de audiencias y share, los pasados cara a cara han arrasado a nivel de seguimiento. De los más de diez eventos televisivos para las generales celebrados hasta ahora, los cuatro primeros han sido enfrentamientos entre los dos principales partidos, con premio mayor para el Zapatero-Rajoy de 2008. 

Estas han sido las audiencias hasta ahora:

Zapatero y Rajoy (25/2/2008): 13 millones de espectadores y 59,1% de cuota de pantalla. 

Rubalcaba y Rajoy (7/11/2011): 12 millones y 54,2%.

Zapatero y Rajoy (3/3/2008): 11,9 millones y 56,3 %.

González y Aznar (T5) (31/5/1993): 10,5 millones y 75,3%.

Rajoy, Sánchez, Rivera e Iglesias (13/6/2016): 10,4 millones y 57%.

Rajoy y Sánchez (14/12/2015): 9,7 millones y 48,7%.

González y Aznar (Antena 3) (24/5/1993): 9,6 millones y 61,8%.

Sánchez, Casado, Iglesias y Rivera (Atresmedia) (23/4/2019): 9′4 millones y 48′7%.

Sáenz de Santamaría, Sánchez, Rivera e Iglesias (7/12/2015): 9,2 millones y 48,2%.

Sánchez, Casado, Iglesias y Rivera (RTVE) (22/4/2019): 8′8 millones y 43′8%.

Sánchez, Casado, Rivera, Iglesias y Abascal (RTVE) (4/11/2019): 8,6 millones y 52,7% 

"Más que el debate a tres o cuatro lo que espera la gente es el cara a cara. Es lo que siempre ha funcionado y revela la lógica bipartidista que persiste en España", sostiene Soria, más allá de que resulten "visualmente más fácil de seguir". Volviendo sobre su primera idea, la docente apunta que "pese a la entrada de nuevos partidos desde hace años, incluso en el Gobierno, sigue imperando la lógica PSOE-PP y seguimos siendo un país bipartidista". En ese tono, comenta, se ha desarrollado la precampaña del 23-J, un enfrentamiento entre PSOE y PP con sendos socios a su lado.

La ausencia de Sumar y Vox en este momento central de la campaña ha sido (y seguramente será) el único elemento que ha unido a Yolanda Díaz y Santiago Abascal. Esa "falta de pluralidad" es un argumento al que también se agarra Marc Guinjoan, si bien asume que, en las actuales circunstancias de una sociedad tan partida en dos, una contienda directa entre Sánchez y Feijóo "puede tener sentido". 

En cuanto al seguimiento, cree que la respuesta está "en su mayor atractivo para la audiencia, porque está más polarizado, hay discusión directa de argumentos y no se puede salir tan fácilmente de la pelea discursiva como en una cita múltiple".

Una escena nunca vista hasta ahora: Feijóo y la silla vacía

De momento, es el único gran debate entre candidatos completo, porque el resto de citas no contarán con Núñez Feijóo. Un gesto muy criticado a la izquierda y derecha del PP que resulta una novedad en el variado universo de los debates españoles. 

Hasta ahora nunca había quedado una silla vacía, porque como apunta Toni Rodon, "los debates o son o no son, pero esto es algo nuevo". En vista de su ausencia y de los "problemas de agenda" argumentados por Vox, El País y la Cadena SER han cancelado el suyo. RTVE lo mantiene.

Está todo muy encorsetado, para lo bueno y para lo malo, porque es cierto que pierde el debate pero a cambio nos evitamos candidatos que hablan demasiado
Marc Guinjoan, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya

Pese a lo visual del efecto, ni Rodon ni sus colegas creen que tendrá un gran peso. "Como falta experiencia al respecto es difícil de decir, pero creo que no tendrá mayor efecto a nivel electoral". Tampoco lo prevé Soria, quien incluso añade que como "sus votantes ya los tiene, si no va, no pierde a nadie, de hecho juega la baza de evitar un escenario de confrontación que puede no controlar".

La especialista de la UNIR simplemente da un matiz que puede jugar en contra de Feijóo- Desde una perspectiva más "multicanal", asegura que lo que perderá es "la presencia de las 48 horas posteriores a cada debate, que están marcadas por lo que se dijo y los momentos más destacados". 

Y quien dice 48 horas dice incluso años. ¿Quién no recuerda a la 'niña' de Rajoy, el 'sonido del silencio' de Albert Rivera o a Pedro Sánchez y su "¿de quién depende la Fiscalía?". Grandes momentos salidos de un debate y que aún hoy forman parte del relato político... aunque no siempre para beneficio de su creador. 

Vista la precampaña, todo pasa por el cara a cara. Mientras se publican estas líneas, los cuarteles generales de PSOE y PP echan humo, ultimando sus estrategias de la gran cita del lunes. Preguntas, respuestas, hemeroteca y puntos débiles del rival... Dos horas en directo y sin red pueden dar para mucho. 

MOSTRAR BIOGRAFíA

Miguel Fernández Molina (Sabiote, Jaén, 1987) es periodista licenciado por la UCM. Trabajó ocho años en el medio digital 'Mundotoro' antes de llegar a 'El HuffPost', donde ejerce de responsable de cierre y escribe sobre deporte, internacional y política, entre otros campos.