Siete cuevas increíbles en el mundo de las que no querrás salir

El Cenote Dos Ojos es un paraíso mexicano para bucear y contemplar la belleza de la fauna marina bajo sus aguas cristalinas. Su nombre viene de las dos grandes piscinas naturales como dos ojos de un azul brillante que sobrecoge a los viajeros que allí se sumergen. Dicen que cuando los rayos del sol atraviesan ciertas zonas del agua es mágico. 

Al norte de Lanzarote se encuentra la Cueva de los Verdes, tesoro subterráneo de más de 5.000 años de antigüedad. A lo largo de más de un kilómetro —lo que mide el paseo de lava— sorprenden las esculturas naturales y los pequeños lagos formados de las filtraciones del mar. Además, los juegos de espejismos que crean en ciertas zonas del túnel dejan boquiabiertos a los viajeros, en especial en la última etapa del recorrido.

Los juegos de luz que se crean en las entrañas de esta enorme cueva eslovena han hecho que la fama de Skocjanske llegue a ser mundial, ya que miles de viajeros visitan este cañón subterráneo, es el más grande del mundo, con formaciones kársticas únicas. Como curiosidad, esta cueva es el hábitat del Proteo o pez humano, una especie que puede vivir hasta cien años y pasar hasta 10 sin comer. Por ello la cueva también es lugar de peregrinaje de biólogos e investigadores que se dirigen hasta allí para observarlo.

La Riviera Maya es un territorio privilegiado en cuanto a tesoros naturales y uno de ellos es el Cenote de Aktun-Chen. Se trata de un espacio natural en el que, además de increíbles ríos subterráneos, hay actividades al aire libre para proteger la flora, la fauna y el medio ambiente. Dicen los viajeros que adentrarte entre las paredes de la cueva es una experiencia inolvidable por la belleza de su interior y la tranquilidad de su río subterráneo.

Muchos llaman a la Cueva de la Flauta de Caña "la Capilla Sixtina natural" debido a la cantidad de colores naturales que se combinan en sus paredes y techos. Situada al sudeste de China, sus tonos púrpuras y azules provienen del techo en forma de gotas que se mezclan del agua que se filtra lentamente. Con más de 1.300 años de antigüedad, esta cueva sirvió de refugio a miles de personas durante los bombardeos de los japonesas en la Segunda Guerra Mundial, por lo que los viajeros encuentran doble emoción al descender a sus profundidades.

La Cueva de Harrison es una de los principales atractivos de Barbados por sus arroyos y cascadas internos. Sus estalactitas forman figuras que, iluminadas con focos, parecen esculturas en un auténtico museo natural. Los viajeros recomiendan coger los tranvías para desplazarse y descubrir esta galería de arte subterránea que la naturaleza ha ido creando desde hace cientos de años.

El abismo existe en el pueblo de Aquismón, México: el Sótano de las Golondrinas. Cuenta con 510 metros de profundidad, siendo la caverna más profunda del país y la elegida por lo más atrevidos para practicar la caída libre. La belleza de la cueva, además de su frondosa vegetación en el interior, es que su apertura es mucho más estrecha que su interior, con más de 300 metros de diámetro. Pero, sin duda, su mayor atractivo se encuentra en la cantidad de aves que se resguardan de sus depredadores, con más de 10 especies de vencejos y loros. Un auténtico paraje natural bajo tierra.