Los refugiados sirios en España: pocos y en situación precaria

Los refugiados sirios en España: pocos y en situación precaria

El Gobierno no ha cumplido su promesa de acoger a cerca de 17.000 refugiados.

"Al principio nadie pensaba que la guerra iba a durar tanto, que el mundo no lo iba a permitir, que iba a hacer algo para pararla", explica a El HuffPost Ahmad, un refugiado sirio de 24 años residente en España. "Ahora he visto que nadie ha hecho nada, y estoy convencido de que la guerra va a durar aún más". Como él, centenares de miles de sirios huyeron de la contienda que este 15 de marzo cumple siete años y que ha arrasado su país. Los pocos que han llegado a España encuentran complicaciones para integrarse debido a la falta de apoyo para aprender el idioma, las dificultades para homologar sus títulos profesionales y para encontrar trabajo.

España se comprometió en 2015 a acoger a más de 17.000 refugiados forzados a huir por las guerras en Oriente Medio, pero a día de hoy no ha recibido ni una décima parte de esta cifra. Ahmad es uno de ellos. Es kurdo y vivía en el norte de Siria con su familia, cerca de Alepo, una zona que fue tomada por el Estado Islámico y que actualmente está bajo el control de las fuerzas del régimen. En diciembre de 2014 su madre le pidió que se fuera, ya que por su edad distintas facciones trataban de reclutarle para engrosar sus filas como carne de cañón. Tras un largo periplo que le llevó a recorrer el Norte de África, llegó a España a través de la frontera de Melilla.

Ocho meses después, Ahmed consiguió que le concedieran el asilo. Durante todo este tiempo ha sido apoyado por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, CEAR, y actualmente trabaja como conserje en un centro de acogida gestionado por esta ONG. Se considera afortunado por tener un empleo, ya que la mayoría de refugiados sirios tienen dificultades para conseguir uno.

Algunas de las causas de esta dificultad para entrar en el mercado laboral han sido analizadas recientemente por el Servicio Jesuita de Atención a Migrantes publicó en febrero un informe que en su título planteaba una interrogante: ¿Acoger sin integrar?Este trabajo analiza las características del sistema de acogida español y las condiciones que se dan para la integración real de las personas solicitantes y beneficiarias de protección internacional.

El informe destaca que los solicitantes de protección se ven forzados a cambiar a menudo de vivienda y que normalmente residen en pisos o habitaciones compartidas. Además, los recursos que tienen a su disposición son básicos, "casi de supervivencia", y con el paso del tiempo "su estatus socio-laboral desciende debido a que hay serias fallas en la homologación de estudios y títulos formativos", por lo que si logran trabajo, este suele estar por debajo de su cualificación.

REFUGIADOS QUE SE MARCHAN

Aunque las conclusiones de esta investigación hacen referencia a la totalidad de las personas que han solicitado asilo en España, los sirios no están exentos de estos problemas, que además se ven agravados por la barrera del idioma. Al entrar en el sistema de acogida los solicitantes de asilo que tras seis meses logran ser reconocidos como refugiados pasan por una fase de acogida temporal, otra de autonomía y una última de integración. En estas etapas, que se prolongan por cerca de año y medio, reciben ayudas para mantenerse y alojamiento, pero cuando estas acaban, muchos se ven solos y sin ningún tipo de recurso.

"En un año y tres o cuatro meses, aproximadamente, si no estás listo te vas a quedar en la calle", explica Ahmad que recuerda la historia de una familia siria con la que coincidió en el centro de acogida cuando llegó a España: padre, madre y tres hijos menores. Cuando se les acabaron las ayudas vieron que no podían salir adelante y decidieron irse de España. "Ahora están en Alemania", explica Ahmad.

Los refugiados sirios que conoce se quejan de que en otros países europeos son más los medios y recursos destinados a su integración, tanto en ayudas económicas como en aprendizaje del idioma. "También hay jóvenes que no han podido encontrar un trabajo en España y que han decidido marcharse a países árabes como Argelia", comenta.

LA BARRERA DEL IDIOMA

Desde que logró trabajar, Ahmad se costeó de su bolsillo cursos de español que le han permitido hablar un español fluido, pero muchos de los compatriotas que están en su situación en España no han logrado aprender bien el idioma porque tan solo han recibido cursos básicos. Reconoce que hay un esfuerzo por parte de la Administración, ONG y ayuntamientos para ofrecer cursos de lengua española, pero señala que se trata de un idioma difícil para los sirios y que con esa formación solo se puede alcanzar un "nivel básico" e "insuficiente".

Ahmad está preparando el examen para sacarse el nivel C1 de español, lo que le permitirá estudiar en la universidad. Le gustaría cursar Derecho, pero cree que se decantará por Informática porque la considera una carrera que es "más fácil de llevar" en el futuro, cuando vuelva a Siria. Porque, a pesar de no atisbar el final de la guerra que ha destrozado su país, sueña con poder volver algún día.