El dueño del restaurante 'A la parrilla', enfadado con Chicote tras su visita: "La mayoría es mentira"

El dueño del restaurante 'A la parrilla', enfadado con Chicote tras su visita: "La mayoría es mentira"

'Pesadilla en la cocina' ha viajado hasta Badajoz.

Alberto Chicote en 'Pesadilla en la cocina'.laSexta

Alberto Chicote se ha desplazado a Extremadura, a la localidad de Badajoz, para una nueva entrega del programa Pesadilla en la cocina. El popular cocinero se ha entregado para darle la vuelta a A la parrilla, el restaurante de Antonio Domínguez especializado en carnes.

Grabado durante una semana en marzo del 2018, el dueño muestra su malestar a El HuffPost con el programa de laSexta y da su versión sobre la grabación del mismo.

“Es todo un poco teatro. La mayoría de las cosas es mentira, ellos tienen que hacer un programa para que tenga tirón, porque si sale todo bien no tendría gracia”, empieza explicando Domínguez, quien afirma que él no llamó a Pesadilla en la cocina, sino que fueron ellos los que buscaron un restaurante en la comunidad extremeña.

“Nos contactaron ellos para ver si estábamos interesados porque nosotros no estábamos muy mal. Vi que en las primeras temporadas se gastaban dinero en la reforma y por eso acepté. Dije, me van a poner un poco de tonto, pero si me arreglan el restaurante, pues bueno, dame pan y llámame tonto. Pero no estoy contento”, asegura el dueño, que lleva desde el 2001 al frente de A la parrilla, aunque estuvo unos cuatro años sin llevarlo él.

Domínguez se explica y enumera sus motivos: “Se han gastado cuatro duros, han hecho cuatro arreglos en una tarde-noche y todo muy mal: se está cayendo la mitad de las cosas, los remates fatal, las puertas no se abrían y es todo un poco desastre”.

Además, añade que le dieron los cubiertos necesarios para “la foto y poco más”, porque con la iluminación, según él, pasa a ser todo “la leche”.

El programa lo grabaron de domingo a viernes. Ese primer día montaron todo, el lunes y el martes sirvieron con su carta, el miércoles hicieron la reforma, el jueves se lo enseñaron al dueño y a él le explicaron la nueva carta y el viernes hicieron un servicio con la nueva carta.

Aunque se muestre en el programa que el primer día todo iba mal, Domínguez se desmarca: “Les decía que hacían trampa, pero es quesi no, no saldría el programa”.

El dueño ejemplifica una situación: “Cuando se levanta un cliente, me lo acaban de pedir, voy a la cocina a decirlo y cuando salgo ya me lo están reclamando”. “Le dicen a la gente lo que tienen que hacer, porque van y comen gratis”, resume.

Domínguez cuenta que Badajoz es uno de esos sitios en los que se lleva mucho pedir raciones y compartir, más que el típico menú de dos platos. Ese día no fue así: “Eran las 11.30, pero como es gratis, la gente se apuntaban a comer dos platos. Por ejemplo, te meten varias mesas de golpe para que no des pie con bola”.

Tras el paso de Chicote por el restaurante, la afluencia de clientes aumentó porque, afirma el propietario, la gente es curiosa por naturaleza. Espera que tras la emisión del programa vuelva a ocurrir.

Aunque el que acuda, no podrá disfrutar de la carta completa de Chicote. “Ellos te la cambian entera tras el servicio del segundo día. Estuvimos ese siguiente fin de  semana con su porque se van el viernes por la tarde y no tienes nada en las cámaras que no sea suyo. Luego hemos hecho una mezcla entre las cosas con más éxito de la carta nuestra y suya”.

Además, para rematar completa cuál fue el servicio más complicado de los tres que dieron: “El que das con ellos. Te explican en una hora la carta nueva y te dan un libro con ingredientes y cosas que no has oído en tu vida. Luego te lo distribuyen por las cámaras sin que tú lo sepas. Es muy complicado y sale genial en el programa, pero fue el peor servicio de los tres”.

“Es televisión y hay que hacerlo para la audiencia”, concluye Domínguez.

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