¿Ha valido la pena?

¿Ha valido la pena?

Han afirmado que todo ha valido la pena para avanzar hacia “la libertad de Cataluña”.

Una marcha independentista catalana. LLUIS GENE via Getty Images

Hemos entrado hace muy poco al año 2020 y el ‘procés’ permanece notablemente vivo. Han pasado muchísimas cosas desde 2017 hasta el día de hoy, pero los líderes independentistas jamás han hecho ni una pizca de autocrítica, o peor aún: siempre han afirmado que todo ha valido la pena para avanzar hacia “la libertad de Cataluña”. Y ahora yo me pregunto, ¿realmente ha valido la pena?

Cuando miro hacia atrás y veo todo lo que ha sucedido durante este tiempo, no puedo evitar sentir tristeza por el desgaste que ha supuesto para Cataluña que unos líderes políticos irresponsables hayan llevado nuestra tierra al abismo para no conseguir absolutamente nada. Es impresionante recordar cómo se engañó a tantísima gente haciéndoles partícipes de un suceso supuestamente histórico, mientras ellos se parapetaban en el poder y aseguraban así la grandiosa red clientelar que supone el ‘procés’. 

Prometieron hacer la independencia y lo incumplieron, prometieron que les reconocería la UE como Estado y no fue así, propagaron que todo fue legal y tampoco, prometieron que Puigdemont volvería y aún le seguimos esperando, y así un sinfín de promesas vacías con el único objetivo de sustentarlo y aguantarlo todo para que no se derrumbe cual castillo de naipes. También rompieron toda la legalidad vigente y pisotearon a media Cataluña que no comulga con sus objetivos políticos, fracturando así la sociedad catalana en dos mitades. Y aquí cabe destacar sobre todo la inestimable e indudable colaboración de TV3 en todo este proceso de ruptura y confrontación. La televisión pública catalana ha tenido el mismo papel que la Generalitat, porque ha pasado de representar a toda Cataluña para hacerlo sólo a la mitad independentista. Y claro, cuando un catalán constitucionalista o simplemente no independentista ve el FAQS o Tot es mou y se da cuenta de que con sus impuestos financia dichos programas, muy contento y satisfecho no está. 

Sinceramente, desconozco el motivo por el cual empezó todo esto; unos dicen que fue para tapar la corrupción de Convergència (3%) y otros que fue para permanecer en el poder hasta la saciedad. Sin embargo, sabemos que lo inició Pujol con el Plan 2000 y que fue pasando por Mas, por Puigdemont, y ahora por Torra. Pero el caso es que siempre ha sido la misma ideología: nacionalismo puro y duro. 

Siguiendo y respondiendo a la pregunta que formulo al principio: ¿Ha valido la pena (el procés)? La respuesta es claramente NO y hay argumentos suficientes para justificarlo. El principal es que lo que se quería llevar a cabo (la independencia) nunca se tomó en serio y, por lo tanto, todos los daños que ha causado el procés han sido en vano. Tenemos varios ejemplos: la fractura social, los daños económicos, la pérdida de credibilidad de las instituciones públicas catalanas (Generalitat, TV3...), etc. 

Hay que dialogar y pactar, sí, pero antes hay que reconocer los errores y hacer autocrítica.

Ahora mismo estamos bastante peor que hace tres años en lo que al conflicto catalán se refiere, y si algo está claro, es que todo esto nos lo podríamos haber ahorrado perfectamente. El Gobierno español no ofreció ninguna solución (podía haberlo hecho pero prefirió dejárselo todo a la justicia) cuando tocaba porque no quería y porqué no podía, ya que lo único que al Govern le servía era un referéndum de autodeterminación y, a pesar de que esto es cierto, no justifica para nada la aventura unilateral y totalmente fuera de la legalidad en la que se embarcaron Puigdemont y compañía hace dos años y medio. Las jornadas de los días 6 y 7 de septiembre de 2017 en el Parlament de Cataluña nos muestran que estaban dispuestos a cualquier cosa con tal de tirar hacia adelante con la quimera, incluso lo estaban de suspender toda la legislación nacional y autonómica que les amparaba.

Después del referéndum del 1-O, día muy complicado para cualquier demócrata, llegó la que probablemente ha sido la mayor “errata” por parte del independentismo, que fue la famosa DUI. Aquella declaración de independencia que duró pocos minutos y que fue la gota que colmó el vaso para aplicar el artículo 155 de la CE. A continuación, empezaron las actuaciones judiciales de lo acontecido hasta día de hoy, donde sigue predominando (en Cataluña) la creencia de que en España que hay “presos políticos” y “exiliados”. Pero claro, una vez lo piensas y usas el sentido común te das cuenta de algo muy básico; y es que saltarte la ley tiene consecuencias penales. Votar no es el problema, derogar la Constitución Española en Cataluña, suspender el Estatut de Autonomía y proclamar la independencia de una Comunidad Autónoma, sí. Pero más que el problema legal, que también, hay un problema social. Se lleva muchos años echando leña al fuego y se sabía que esto acabaría ocurriendo. Cuando despiertas al nacionalismo con sentimientos es muy complicado convencerle luego con razones, ya que las emociones son más fuertes que la racionalidad.

En definitiva, han creado y alimentado a un monstruo durante muchos años y les ha acabado pasando por encima. Sigo sin saber por qué decidieron actuar de la forma que lo hicieron, aún sabiendo las consecuencias penales y políticas que aquello tenía. No consigo entender en qué momento se les pasó por la cabeza aprobar la Ley de Transitoriedad Jurídica, o proclamar la independencia, pero sería de una terrible ingenuidad el no querer darse cuenta de que esto solo fue el desemboque de algo que se llevaba gestando muchos años atrás.

Para este 2020 espero que nos acerquemos un poco más a la solución de este problema y aparquemos las diferencias para poder afrontar de una vez por todas este conflicto. Hay que dialogar y pactar, sí, pero antes hay que reconocer los errores y hacer autocrítica, pues no se puede avanzar sin antes reconocer que se ha retrocedido. Es momento de recoser la sociedad catalana y empezar a recuperar esa Cataluña abierta y plural que todos conocemos.

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