Pactando el relato

Pactando el relato

Preocupa que cale la percepción de que uno gana y otro pierde: los negociadores trabajan en el relato del pacto.

Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez, en Moncloa.EFE

Hace justo una semana el distanciamiento entre el presidente y el líder de la oposición era abismal. Gobierno y PP estaban inmersos en un duro cruce de reproches, sus líderes llevaban meses sin hablarse y la interlocución parecía prácticamente imposible. Pero todo cambió el domingo a última hora de la tarde, tras un nuevo fin de semana a la gresca. Carlos Lesmes consumaba su amenaza y formalizaba su renuncia. La crisis constitucional era tan grave que incluso traspasó fronteras, dando una mala imagen de nuestro país. Y se produjo lo que el propio Sánchez negó que fuera a ocurrir. Moncloa llamó a Génova y el lunes, poco después de las diez de la mañana, Feijóo estaba subiendo las escalinatas del complejo presidencial.

La sucesión de estos acontecimientos demuestra que en política rara vez todo es blanco o negro. En pocas horas lo que parece una ensoñación puede tener visos de realidad. Y todo en contextos tan complejos como el actual, una eterna campaña electoral con el PSOE tratando de darle la vuelta a las encuestas y un PP que cree acariciar ya el poder ejecutivo. En teoría, las elecciones generales se celebrarán a finales del próximo año.

La reunión entre Sánchez y Feijóo, tras 167 días sin hablar, sirvió para que ambos firmaran un armisticio en el ámbito judicial paralelo al devenir de la campaña. De hecho, cualquiera que escuchara el pleno del jueves en el Congreso de los Diputados podría interpretar que las espadas siguen en alto, con acusaciones durísimas. Sánchez sacó pecho de “escudo social” y confrontó su modelo con “las recetas del pasado” de Feijóo, que no tiene escaño en esa Cámara. Le contestó su número dos, Cuca Gamarra, con toda crudeza: “La degradación institucional no tiene límites para usted”. Pero, en paralelo, eso que aún a muchos les cuesta creer seguía fraguándose: un acuerdo para la renovación del Poder Judicial.

De conseguirse, podríamos estar hablando del único gran acuerdo de Estado entre Sánchez y Feijóo esta legislatura. O no, visto lo visto. Los tradicionales corrillos del día de la Fiesta Nacional confirmaron que les separa un mundo, que la desconfianza es enorme, pero las fuentes consultadas por El HuffPost eran en paralelo taxativas: “Hay avances”. Esto es, “vamos en serio” porque “ambas partes hemos constatado que es ahora o nunca, que hay que abstraerse del ruido y trabajar con diligencia”. Está en juego “la imagen de España”, conceden ambas partes.

El objetivo es conseguir una fórmula intermedia para después vender que ambos han ganado. O, al menos, que no ha perdido ninguno

¿Está el pacto cerrado? Está encauzado, básicamente porque existen una “voluntad real” de que salga adelante. El jueves por la noche, Félix Bolaños confirmó que el acuerdo será “por escrito” pese a que el Ejecutivo se había negado a ello hasta entonces. Era uno de los requisitos del PP. “En cualquier acuerdo formal lo normal es que se ratifique por escrito. Sería difícil entender que si finalmente se produce un acuerdo, el presidente se niegue a ratificarlo”, enfatizaban las fuentes populares. Un escollo salvado.

“La negociación avanza, prefiero ser cauto y cuando tengamos el acuerdo definitivo, anunciarlo”, en palabras de Bolaños, en comunicación continua con González Pons. Misma respuesta se da formalmente desde Génova, a pesar de que Feijóo prometió luz y taquígrafos. Otra cesión en aras del entendimiento. Una de las fechas señaladas en rojo es el próximo martes, 18 de octubre. Entonces, Sánchez se ha comprometido a ir al Senado para hablar del paquete de medidas anticrisis aprobado por el Ejecutivo, y volverá a verse cara a cara con Feijóo. ¿Es posible que para entonces haya fumata blanca? Es factible.

El problema cardinal es de relato. Sánchez ha proclamado a los cuatro vientos que no quiere reformar el sistema de elección del CGPJ, aunque en el pasado se mostró proclive, y Feijóo que los jueces deben de elegir a los jueces en línea con lo que dicta Europa. Y el objetivo es conseguir una fórmula intermedia para después vender que ambos han ganado. O, al menos, que no ha perdido ninguno. En los últimos días, Ejecutivo y PP han ido difuminando sus líneas rojas hasta llegar al extremo que uno ya no sabe exactamente qué proponen para después, públicamente, reivindicar sus posiciones de partida. Pero “la cosa va bien”, “hay avances” y el acuerdo está próximo.

Lo único seguro es que los nuevos integrantes del Consejo General del Poder Judicial se elegirán en base al modelo vigente. A partir de ahí, el PP reivindica un “nuevo marco que profundice en criterios de independencia”. En otras palabras, “hay que despolitizar la Justicia española, se debe reforzar la independencia del Poder Judicial y los jueces deben participar en la elección de los jueces”, según las fuentes consultadas. “Participar” en la elección, que no cambiar la ley para que “los jueces elijan a los jueces”. Otro matiz importante para que el pacto esté más cerca.

“Es verdad que esto no preocupa a la mayoría de los españoles, que no hablan de ello en el metro, pero nos lleva persiguiendo toda la legislatura”, dice un alto cargo del PP

La fórmula podría ser que el nuevo CGPJ decida cómo debe ser el nuevo modelo de elección o al menos dictamine un informe en este sentido, en línea con lo que García Egea ya planteó a Bolaños en su día, o un “compromiso” del Ejecutivo en aras de reforzar la independencia del Poder Judicial. Pero ello conlleva riesgos para ambas partes. “Si al final se llega a un acuerdo y todo sigue igual, podría interpretarse en la opinión pública que Sánchez se la ha jugado a Feijóo, como intentó jugársela a Casado. El votante del PP no entendería más politización y un intercambio de cromos y eso sí puede pasar factura. Eso mismo fue la bandera de Ciudadanos para coger vuelo con Rivera”, en palabras de un diputado popular. Feijóo, en todo caso, ya se ha comprometido a promover un cambio de ley cuando llegue a la Moncloa.

Ese riesgo existe. El que se interprete entre analistas e informadores que ha ganado uno u otro y esto cale en la opinión pública. De nuevo, el relato y sus consecuencias en esta larga campaña electoral. Pero, al menos de momento, pesa aún más la necesidad de pactar “sí o sí”, de “quitarnos esto de encima de una vez y que no nos siga persiguiendo”, en palabras de un alto cargo del PP. “Es verdad que esto no preocupa a la mayoría de los españoles, que no hablan de ello en el metro, pero nos lleva persiguiendo toda la legislatura”. Y Feijóo quiere resguardar su perfil de Estado, de hombre serio que cumple con sus compromisos, aunque su distancia con Sánchez sea enorme. “Vamos bien”, concluyen de un lado y otro.

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Corresponsal político de El HuffPost.