La decisión más difícil de Sánchez

La decisión más difícil de Sánchez

El presidente reflexiona sobre los indultos con el convencimiento de que pueden ayudar en Cataluña pero desgastar electoralmente al PSOE.

Pedro SánchezJavier Lizon / EFE

“Valiente”. Este es un adjetivo que repiten siempre en el entorno del presidente sobre su actitud política. Cuando toma una decisión, Pedro Sánchez lo hace convencido y no le tiembla el pulso. Cueste lo que cueste. Y ahora tiene sobre su mesa la más complicada políticamente desde que llegó a La Moncloa: la concesión de los indultos a los presos independentistas.

Hasta el momento se argumentaba que había que esperar a que se resolvieran los trámites previos. Pero el Tribunal Supremo ya ha cerrado esta semana su informe, con un sonoro ‘no’ a esta medida de gracia. Un texto lleno de argumentaciones contrarias, que no allana para nada el camino al Gobierno, diciendo expresamente: es una “solución inaceptable”. No ve arrepentimiento ni cree que se den las razones de justicia, equidad o utilidad pública. La línea de los magistrados era la esperada, pues se trata del sentenciador mismo, pero verlo negro sobre blanco impone más. La decisión, de tomarse por el Ejecutivo, iría en contra del Supremo y de la Fiscalía.

No hay fecha para la misma, pues tiene que verse en un Consejo de Ministros, pero dentro del Gobierno y del PSOE se espera para este verano, una vez pasen las primarias del PSOE andaluz el próximo 13 de junio. Varias fuentes socialistas consideran que habría incluso que tomarla ya para desgastarse lo menos posible. Sánchez no ha fijado postura pública, pero ha dejado la puerta más que abierta haciendo ver que sería un “sí”: son tiempos “de concordia” y no de venganza, se tomará “en conciencia”, es la hora del “diálogo”.

Sánchez es consciente de la repercusión de la misma y de los daños colaterales que puede tener. Pero también pesan sobre él varias razones hacia el sí. La primera: está convencido de que sólo con pasos políticos se puede rebajar la situación en Cataluña, que se trata de un conflicto político al que sólo se puede enfrentar con política. No le gustó cómo lo gestionó Mariano Rajoy, aunque luego lo apoyó -por responsabilidad, dice- en la aplicación del artículo 155. Esto se une a la necesidad de los apoyos parlamentarios de Esquerra Republicana (una vez que se cerró la posible vía de geometrías con Cs en el Parlamento) para aguantar el resto de legislatura.

Las palabras de Sánchez a lo largo de esta semana se interpretan como camino para ir explicando el relato por si los aprueba. Dentro del partido, como reconocen fuentes socialistas, repiten que para esto haría falta “mucha pedagogía” pues es un tema que hasta sus propios votantes no tienen interiorizado y escuece. Ese sentimiento lo están mostrando en público varios barones como Guillermo Fernández-Vara y Emiliano García Page, presidentes en Extremadura y Castilla-La Mancha con mayoría absoluta. También se ha escuchado alto y claro en El Hormiguero a Felipe González poniéndose en contra. En cambio, se han mostrado en la línea de Pedro Sánchez el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y el actual jefe del Ejecutivo valenciano, Ximo Puig.

Esta amalgama de sentimientos dentro del socialismo lo reflejaba en sus reflexiones Odón Elorza, un político que estuvo con Sánchez en las primarias y que siempre se ha alineado con tesis más izquierdistas. “En mi opinión, los posibles indultos políticos a los encausados del procés de Cataluña son hoy una decisión de riesgo y muy controvertida que requiere una mayor explicación en una democracia plena”, opinaba.

Para lanzar: “A Pedro Sánchez estos indultos no le darían votos sino problemas en el escenario de la política y quizás en el interior del PSOE. Considero que las penas a los líderes del proceso secesionista fueron excesivas, sí. Pero no puede haber dudas de que volverán a romper la ley y la Constitución y atacar el Estado de Derecho”.

  Junqueras y Romeva, en LledoneresEuropa Press News via Getty Images

Se trata de un tema de ideas y electoral. Por un lado, cargos del PSOE creen que los independentistas repetirán lo mismo del 1-O dentro de unos años y que no habrá servido asumir ese coste en votos y para el Estado. Los presos, asimismo, no muestran arrepentimiento y siguen hablando de amnistía. Y es que además las maquinarias empiezan a prepararse para las próximas elecciones municipales y autonómicas de 2023 -en la cultura política española suelen servir para medir los cambios de tendencias en el panorama nacional-. Se mira, además, mucho al sur durante estos días, pues Vox tiene en jaque al Gobierno andaluz, de PP y de Cs. Ha tumbado ya una ley estrella y se lo va a poner difícil a Juanma Moreno, por lo que podría convocar las urnas pronto en otoño (por ley no se puede hacer en julio y agosto). Este debate podría influir mucho en el voto moderado en la comunidad más poblada de España y uno de los grandes graneros del PSOE (sin un PSOE fuerte en Andalucía La Moncloa peligra). La oposición en toda España por este tema será total y brutal, saben los socialistas.

A pesar de que se intentan minimizar en público, las encuestas preocupan a lo largo y ancho del PSOE. El efecto Madrid se empieza a notar con un Partido Popular acercándose cada día más o superando a los socialistas en varios sondeos. En el caso del CIS, el PP se queda ya sólo a 4,5 puntos de Sánchez. En la publicada esta semana por 20 Minutos, Casado supera por primera vez a Sánchez (121-126 escaños frente a 99-103). Desde La Moncloa siempre se repite la expresión de que son “tiempos líquidos” y todo cambia en un momento, que hace cuatro años Cs aparecía primero en los sondeos y ahora está a punto de desaparecer.

Los indultos ya están sobre su mesa. Le toca tomar la decisión. La más difícil.