"Solo quiero encontrar a mi padre"

"Solo quiero encontrar a mi padre"

Como muchos niños afectados por la creciente violencia en Malí central, Hamadou tuvo que huir tras un ataque a su aldea.

UNICEF/UN0332631/Rose

Por Patrick Rose. Editado por Eliane Luthi. 

Hamadou* vivía una infancia pacífica en un pequeño pueblo de la región de Mopti, en Malí. Todavía se acuerda de cómo era su aldea antes del ataque. “Jugaba con mis amigos todo el tiempo, hasta que se hacía de noche”, recuerda. “Nos divertíamos mucho antes de todo esto”.

Procede de una comunidad agrícola. A pesar de la crisis en el norte del país, él creció en paz, iba a la escuela y disfrutaba de ser un niño. 

Pero hace unos meses, esa infancia pacífica se vio sacudida por uno de los ataques –cada vez más frecuentes- de grupos armados que saldan cuentas, roban y matan. A menudo ocurren de noche, cuando mujeres y niños están en casa.

“Vinieron por la noche. Escuchamos disparos y empezamos a correr en diferentes direcciones”, dice Hamadou. “Empezaron a quemar cosas. Corrimos y me escondí en un árbol del bosque. Esperé a que saliera el sol, cuando terminó todo”. 

Hamadou y su hermano y hermanas se acurrucaron en un árbol mientras veían su aldea arder en la distancia. “Vi cómo quemaban mi pueblo, oía a la gente gritar”, recuerda. 

Al almanecer, Hamadou y su familia recuperaron lo que pudieron de entre los restos carbonizados y huyeron. No quedaba nada de sus libros escolares. Se llevaron solo algunas cosas prácticas que no se habían quemado, como cubos y esterillas. En su camino hacia la búsqueda de seguridad sentía un gran dolor en el corazón: su padre había desaparecido. 

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Las semanas se convirtieron en meses y los recuerdos de esa noche empezaron a desvanecerse. El apoyo psicosocial que recibe por parte de UNICEF juega un papel importante en ese proceso de recuperación. Pero la tristeza y nostalgia de su padre han aumentado. Han escuchado rumores de que ha sido capturado, pero los rumores se descontrolan en una situación caótica como la de la actual violencia.

“Mi tío tiene un teléfono, así que esperamos recibir noticias. Aún no sabemos nada”, explica Hamadou. “Alguien dijo que le había visto en la televisión y que estaba cautivo, pero no estamos seguros de si está vivo o muerto”.

Aunque él está a salvo en un asentamiento apoyado por UNICEF, Hamadou sigue tratando de asumir la pérdida de la vida tal y como la conocía. Está traumatizado por lo que le ocurrió a su padre y angustiado por su falta. Pero hay poco tiempo para lamentos cuando tienes que afrontar las dificultades de ser una familia desplazada.

Muchos otros niños están pasando por la misma experiencia que Hamadou: violencia, pérdida y desplazamiento. En todo Malí están aumentando las violaciones contra los niños, como asesinatos y mutilaciones. La violencia también ha alentado un desplazamiento interno masivo, especialmente en el centro. Según el gobierno maliense y la Organización Internacional de Migraciones, cerca de 70.000 personas desplazadas están registradas en la región de Mopti, que actualmente alberga al 70% de los desplazados internos del país. La mayoría son niños.

“Vi cómo quemaban mi pueblo, oía a la gente gritar”, recuerda.

Con el apoyo de donantes humanitarios, UNICEF Malí está trabajando con otras agencias de Naciones Unidas, ONG y las autoridades locales para apoyar a niños afectados por esta crisis, como Hamadou.

Él ha podido volver a la escuela gracias a un espacio temporal de aprendizaje que UNICEF y sus aliados han instalado en el asentamiento. Todos los niños que acuden allí tienen historias dolorosas, pero van a clase y tratan de jugar pese a las circunstancias.

“La historia de Hamadou es desgarradora”, cuenta Moussa Cisse, trabajador social de una organización aliada de UNICEF que apoya a niños desplazados. “Estamos intentando dar un apoyo extra a los niños más vulnerables y ya podemos ver pequeñas señales de progresos cada vez que vamos a visitarles”.

Hamadou dice que quiere volver a casa, a su aldea. Pero, por encima de cualquier cosa, quiere encontrar a su padre.

* Nombre ficticio para proteger la identidad del menor

Patrick Rose ha trabajado con UNICEF como especialista de comunicación en crisis, y ahora colabora con la organización.

Eliane Luthi es la especialista de comunicación de UNICEF en Malí. Anteriormente trabajó en Ogilvy y en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Singapur.

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