Cambiar para que nada cambie

Cambiar para que nada cambie

Si se cumplen la previsiones del último CIS, el hombre de los ocho apellidos gallegos volverá a ganar las elecciones. Rajoy tiene un problema, sí. Se llama Rivera, pero la solución lleva, no lo duden, el mismo nombre. El pronóstico del Centro de Investigaciones Sociológicas dice que el partido de Rajoy y Ciudadanos sumarán como mínimo 183 escaños. La derecha, con ayuda de una derecha aseada y renovada, seguirá en La Moncloa. Un ligero cambio para que nada cambie.

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Si usted es uno de los 4.334.000 espectadores que vieron el miércoles "En tu casa o en la mía" de TVE, ya sabrá que Mariano Rajoy se levanta todos los días a las siete menos cinco de la mañana (ni un minuto más ni uno menos), que no tuvo despedida de soltero, que se casó con "Viri" un 28 de diciembre, que no le importaría que uno de sus hijos le saliera socialista, que se lleva mejor con González y Zapatero que con Aznar y Aguirre, que viaja siempre con una bolsa de deportes, ("porque no molestan a nadie"), que ha estado en muchos pueblos de España, que cree que los españoles son buena gente, que el yihadismo le parece "un tema endemoniao" y que, aunque ha evitado a todos los periodistas durante cuatro años, se siente muy cómodo en el sofá de Bertín Osborne. Mejor el publireportaje que las preguntas y el contraste. Es lo que tiene saberse ganador, pese a conocer de antemano que perderá un tercio de su representación parlamentaria.

"...como lágrimas en la lluvia"

¿Se han percatado? Estamos en campaña y, desde hoy, como en la mítica escena final de Blade Runner, usted podrá decir: "He visto cosas que vosotros no creeríais...". No se emocionen, porque "todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia". Pasará el 20-D y Mariano Rajoy abandonará el sofá de Bertín para regresar al plasma. Antes, eso sí, celebrará el acierto de una campaña diseñada para no correr riesgos innecesarios.

Si se cumplen la previsiones del último CIS, el hombre de los ocho apellidos gallegos volverá a ganar las elecciones. Rajoy tiene un problema, sí. Se llama Rivera, pero la solución lleva, no lo duden, el mismo nombre. El pronóstico del Centro de Investigaciones Sociológicas dice que el partido de Rajoy y Ciudadanos sumarán como mínimo 183 escaños. La derecha, con ayuda de una derecha aseada y renovada, seguirá, en La Moncloa. Un ligero cambio para que nada cambie.

Un promter en el cerebro

¿Acaso lo dudan? Ocho puntos y más de 30 escaños de ventaja sobre el PSOE son demasiados puntos y demasiados escaños como para que vayan despertando aquellos que soñaron con una investidura imposible de Rajoy por la que colarse en el Gobierno aun siendo segunda fuerza.

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Algunos ya se desperezaron. El despabile del CIS fue tan brusco que les hizo olvidar las mieles del primer debate electoral de esta campaña. Ahora hablamos del PSOE, claro, y del pugilato organizado por El País al que Pedro Sánchez entró muerto y salió vivo después de medirse con la nueva política de Rivera e Iglesias y mantener el tipo, pese a aparecer robotizado, como si esta vez el promter se lo hubieran instalado, no en el atril, sino en el cerebro (Foto: EFE).

El candidato socialista sigue sin emocionar con la palabra, pero al menos esta vez se preparó a fondo. Tuvo a los mejores asesores, además de la colaboración de algunos de los ex secretarios generales del PSOE -de nuevo, "... he visto cosas que no creeríais"- para preparar el formato.

Rajoy tiene un problema; Sánchez, un drama

Pese a todo, el CIS corroboró que los emergentes siguen achicándole espacio por la derecha y por la izquierda. Si Rajoy tiene un problema, lo de Sánchez es un drama. La derrota que los sondeos vaticinan sitúa al PSOE de cuarta fuerza política en Madrid y con sólo 5 diputados. La representación de esta circunscripción acabaría en Rafael Simancas, y dejaría fuera del Congreso a la exmilitar Zaida Cantera y a Eduardo Madina. En Cataluña, donde Podemos sería primera fuerza, el panorama no pinta mejor, ya que el PSC perdería entre 7 y 8 diputados de los 14 que sumó hace cuatro años.

El PSOE salvaría los muebles en Extremadura, donde sumaría un escaño más a los 4 que logró en 2011, y si acaso, en Andalucía, donde ganaría entre 21 y 23, entre cuatro y dos menos de los de las anteriores elecciones.

Zapatero y la dosis de recuerdo

Los socialistas han arrancado la campaña conmocionados por la amenaza de debacle. Tanto es así que ya a nadie habla de ser primera fuerza, ni de no bajar de la barrera psicológica de los 100 diputados, mucho menos de una remota posibilidad de formar Gobierno. Mantener la segunda posición y evitar el sorpasso de Ciudadanos es a lo único que ya aspiran los cuadros del partido que, tarde y mal han decidido, en el sprint final, anteponer el interés de la marca a la lucha por el poder interno.

Tanto Ferraz como sus críticos han impostado una falsa tregua hasta después del 20-D, y es por eso por lo que el Comité Electoral ha diseñado una campaña con presencia de todos los ex secretarios generales, incluido Zapatero, pese a la dosis de recuerdo que el otrora presidente supone aún para el electorado.

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Foto: EFE

Los debates que restan -el del próximo lunes en Atresmedia y el cara a cara con Mariano Rajoy-, la explicación detallada de sus propuestas programáticas y la movilización de un partido centenario son las bazas que el Comité Electoral considera clave para sacar de la indecisión a ese 22 por ciento del electorado más rezagado.

Pocos confían en que la estrategia pueda salvar de la hecatombe al socialismo. Y si se confirma el peor de los escenarios, prepárense para un cruce de reproches mutuos en busca de los responsables, además de una dura batalla interna por ver quién es el osado que se atreve a tomar las riendas y liderar lo que quede del socialismo, que no será mucho.

La erudita Villalobos y su mundología

Abrónchense los cinturones porque vienen curvas, y muy cerradas para el bipartidismo, en especial para el PSOE. Para los emergentes que entran en pista, sólo se atisban rectas, y sin apenas cambios de rasante. La ola Ciudadanos sigue creciendo, y Podemos se recupera, en contra de quienes previeron su desplome. Podría ser primera fuerza en Cataluña y Canarias, y segunda en Madrid, Valencia y Galicia. Y esto fue antes de que esta semana Pablo Iglesias brillara con luz propia en el debate a tres con Sánchez y Rivera y de que la erudita Celia Villalobos le regalara lo mejor de su oratoria ("Me jode que digas que el PP es un partido corrrupto") ante todos los micrófonos de España y le reprochara su falta de experiencia. Si la mundología política es Villalobos, que vayan pasando ya los próximos.

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Foto: EFE