El resurgir de Blas Cantó: "Ya hice lo que otros pensaban que podía funcionar"

El resurgir de Blas Cantó: "Ya hice lo que otros pensaban que podía funcionar"

El finalista de 'Bake Off' encara una nueva etapa musical en la que se adentra en la tradición regional mexicana y las rancheras.

Blas Cantó inaugura una nueva etapa en su carrera musical.Europa Press via Getty Images

Asegura que, cuando la oscuridad tomó el mando en su vida, buscó el color como terapia. La vida de Blas Cantó fue a negro durante la pandemia y varios acontecimientos hicieron tambalear sus cimientos: el 14 de mayo de 2020 anunció el fallecimiento de su padre, con solo 49 años y solo dos días antes de la fecha en la que se tenía que haber celebrado Eurovisión, cancelado por la pandemia. Meses más tarde, en diciembre, era su abuela la que moría como consecuencia del coronavirus.  

En mayo del año siguiente, por fin el cantante murciano cumplía su sueño de representar a España en el famoso festival europeo, pero su canción Voy a quedarme solo logró un 24º puesto.

Ha pasado el tiempo, el exmiembro de Auryn ha seguido trabajando en su música —en 2023 lanzó su tercer disco en solitario El Príncipe—, pero también en sí mismo para recuperar de nuevo su espacio en la industria y en el mundo.

Charlamos con el cantante solo un día después de celebrarse la final del talent de cocina Bake Off, en el que el fue uno de los finalistas —la ganadora fue Ana Boyer—. Asegura que ha recibido cientos de felicitaciones y comentarios a partir de su participación en este programa. "Es muy bonito porque al final no tiene nada que ver con lo que yo hago habitualmente, que es cantar y que te vean en otra faceta me parece muy interesante porque muestra algo que yo no puedo mostrar en una entrevista corta o en un concierto", afirma Cantó, encantado con todo lo que le ha sucedido en su última aventura televisiva.

Coinciden muchos de los que te han visto el programa en que has dejado ver al verdadero Blas: concursante, compañero, cocinero...

Ha sido muy bonito porque allí no sentíamos que había competencia. Era un programa muy sano. Los jueces valoraban de una manera muy asertiva y muy generosa, y eso se agradece un montón, porque cuando estás en la tele y no estás haciendo lo tuyo es verdad que estás un poco desubicado. Yo me preguntaba a veces, ‘¿qué hago aquí?'. Con mi psicóloga lo hablaba y le decía: ‘Es que no sé qué hago ahí porque es que no voy a cantar'. Aunque Paula Vázquez —la presentadora del espacio— me decía: ‘Bueno, sí cantas, claro que cantas'. Adoro a Paula, hemos hecho un equipo fantástico. Yo la conocía de hace muchos años, pero es verdad que en Bake Off hemos estado mucho más juntos porque eran muchas horas.

Además, has estado rodeado de amigas: Paula Vázquez, Yolanda Ramos, Rocío Carrasco o Alba Carrillo.

Bueno, a unas las conocía más y a otras las conocía menos. A Paula la conocía de hace muchos años, pero no habíamos intimado nunca, no habíamos estado hablando más de diez minutos seguidos. Yolanda sí, es mi amiga íntima y nos contamos la vida y solucionamos el mundo juntos. A Rocío la conocí un día en una comida con Yolanda Ramos y nunca más nos volvimos a ver, salvo en su documental. No la conocía realmente pero he podido hacerlo ahora y es una mujer maravillosa. Ana Boyer es muy divertida. Además, yo creía que Ana era mayor porque le pasa un poco como a mí que, por nuestra manera de ser, así como más serios, parecemos más mayores. Pero es verdad que cuando eres más tímido y como más correcto en la televisión... Este programa nos ha dado la oportunidad, por lo menos a mí, de mostrarme más tranquilo, más canalla, más divertido. Incluso hasta te pasas de rosca porque estás haciendo bromas todo el tiempo y tú piensas ‘bueno, de 50 tonterías que diga, en edición van a poner nada más que 5 o 10’. ¡Y luego ponían las 50! O sea, si lo sé, no digo tantas chorradas.

Oye, has mencionada a tu psicóloga. ¿Te ha llevado el programa al psicólogo?

Al psicólogo me lleva la vida y creo que es algo que tenemos que hablar todo el tiempo con naturalidad. Me parece una experiencia fantástica y todo el mundo debería hacer terapia porque es muy bonito poder adquirir las herramientas que uno necesita para el día a día. No es que tengas un trauma o estés mal de la cabeza... Ahora, cuando alguien va al psicólogo, creo que lo tiene que decir con orgullo y decir ‘me estoy entrenando mentalmente para el mundo’. Y no se trata de nada de autoayuda ni de libros, que al final, pues es como algo muy generalista. El psicólogo es un traje a medida: tú le cuentas tu historia, por lo que estás pasando, por lo que has pasado, desbloqueas cosas del pasado y te ayuda en el presente y tu futuro. Ayuda mucho porque está diseñado exclusivamente para ti y creo que es muy importante hacer terapia. Yo animo a la gente a que lo haga.

Afortunadamente, yo soy alguien que habla siempre cuando me pasa algo, lo cuento y lo hablo. No me guardo las cosas dentro, nunca he sido así, y entonces eso me ayuda en mi día a día. Pero entiendo que hay gente a la que le cuesta expresar. Entonces, ir a un psicólogo también te ayuda a desbloquear esa parte de expresividad que, a veces, es lo que más daño nos hace, callarnos las cosas.

¿Sabías cocinar cuando llegaste?

Sí sabía cocinar, por lo menos me gustaba. Pero fíjate, la mayoría de cosas que hemos hecho en el programa, nunca las había hecho. A lo mejor había hecho una panacota hace diez años y no la volví a hacer, y nunca me tocó hacer panacota en el programa. Había hecho bizcochos borrachos, que me encantan los borrachitos, pero tampoco nunca me tocó hacerlos en el programa. Todo lo que yo sabía, no lo podía aplicar, entonces aprendí cosas nuevas y eso me gustó. Lo importante de la cocina es que te guste. A mí me encanta la cocina, entonces he disfrutado mucho porque estaba en un lugar muy cómodo para mí, pero es verdad que había mucho estrés; cocinábamos de lunes a viernes, incluidos sábados y domingos si querías ensayar un poco más.

¿Para quién te gusta cocinar? ¿Y para quién cocinas dulces?

Normalmente cocino salado, ¿eh? Pero alguna vez he hecho algo de repostería, algún bizcocho... Y la verdad es que con mis pruebas en casa, la familia y los amigos han acabado fatal y ya me han dicho ‘por favor, no nos hagas probar nada más’.

Me gusta cocinar para los amigos, para la familia, o sea, yo soy más de cocinar cosas en casa cuando que de pedir. Por ejemplo: en la tradicional comida de Navidad, que solemos hacer alrededor del 11 o el 12 de diciembre, pido que todo el mundo traiga algo para comer. Al principio parece mucho y es como 'Dios mío, me faltan mesas porque habéis traído de más’, pero luego se termina comiendo todo porque el día se alarga desde las doce del mediodía hasta las cinco de la mañana. Entonces tenemos comida, merienda y cena, y al día siguiente tenemos para comer. Y todo el mundo ayuda a limpiar. Me gusta reunirme con los amigos en la casa.

En la última la última fiesta que hicimos... Bueno, la última fue la de Navidad, que vino menos gente que en mi cumpleaños que éramos como 70 u 80 personas. Además de mi cumpleaños —el 26 de octubre— celebramos Halloween. En esas fiestas lo pasamos muy bien y normalmente los vecinos colaboran, traen sus cosas, se disfrazan... Se acerca mi vecina Loli, María y Virgilio si están, también pasa Lucía a saludar...

Mi novio y yo solo queremos pomeranias y hacer fiestas en casa. Al final una boda es otra fiesta, ¿no?

He leído un titular de una entrevista que decías: “Mi novio Dangelo y yo somos tan modernos que no queremos casarnos ni ser padres. Prefiero hacer fiestas". Ahora lo entiendo todo.

Solo queremos pomeranias —tiene dos perros, Leo y Tirma, de esa raza— y hacer fiestas en casa. Al final una boda es otra fiesta, ¿no? Entonces ya hemos hecho muchas bodas, por así decirlo, porque nos estamos casando cada vez que tenemos ocasión: hacemos la fiesta del Día de Canarias, porque él es canario, la fiesta de Eurovisión, la fiesta de mi cumpleaños, la del suyo, la fiesta de Navidad... Hay como cinco fiestas al año que en 365 días no está mal.

¿Ha sido este el programa en el que más has hablado de tu relación con tu novio? Has contado que llevas diez años con él...

No, yo lo he hablado en el programa con Toñi Moreno, que es con la que más cómodo he estado siempre. Pero si tiras de hemeroteca, puedes ver que he hablado de mi suegra, de mis cuñadas, de Angelo, de los años de relación... Yo siempre he hablado de eso, lo que pasa es que nunca me he puesto a ser una portada y he dicho ‘voy a presentarles a mi pareja’. No, no me dedico a ese mundo. Lo respeto un montón y no puedo decir ‘nunca lo haré’, porque no sé qué pasará, pero desde luego por su parte no va a salir porque es muy tímido y por la mía, pues ahora mismo tampoco.

Has vivido años durillos desde la pandemia. ¿Estás saliendo de todo eso, vives un momento dulce?

Sí, sí, y no solo por Bake Off sino porque estoy haciendo la música que toda la vida he escuchado, que me llena el alma y que es lo más yo. El otro día saqué una canción con el artista mexicano Franco Rey, Lo intenté, una ranchera que forma parte de su proyecto. Y en el mío estamos haciendo híbridos con lo regional mexicano, porque me encanta, me vuelve loco y toda la vida ha sido así. Pues cuando saqué esta colaboración, una amiga de la adolescencia me dijo ‘es que te estoy viendo, es que por fin te veo’. O sea, después de tantos años escuchando a Alejandro Fernández, Ana Gabriel, Luis Miguel, Jesse & Joy o Carlos Rivera... Todo lo mexicano era como que estaba ahí y yo no lo hacía porque estás en una gran compañía, opina todo el mundo, te metes en la inercia de hacer puro pop. Te dicen: 'Tiene que sonar aquí y tiene que sonar allá. Tenemos que estar en las playlists y, si hacemos lo que tú verdaderamente eres, no tenemos esa posibilidad o es más complicado porque la música está en un momento difícil’. Pero yo ya hice lo que otros pensaban que podía funcionar, y también participé de eso, obviamente, no voy a echar la culpa a nadie.

El pop me ha ayudado, me ha ayudado mucho, he tenido mucho trabajo, he sido muy feliz y me ha ayudado a salir de la oscuridad porque me ha obligado a vestirme de colores

¿Te arrepientes de lo anterior?

Obvio, no. Y te voy a decir otra cosa: Él no soy yo creo que fue la canción más auténtica dentro de lo que yo era y podía hacer para compensar los dos mundos. Pero es verdad que ahora estoy siendo un poco más puro, más de raíz, no tengo miedo a meterme del todo en el bolero, en lo regional... El pop me ha ayudado, me ha ayudado mucho, he tenido mucho trabajo, he sido muy feliz y me ha ayudado a salir de la oscuridad porque me ha obligado a vestirme de colores.

Siempre iba de negro, a todos lados; a Eurovisión fui de negro, en mi etapa de Él no soy yo, iba de negro... Pero en El Príncipe fui de colores porque era mi terapia. Cuando entré en mi etapa oscura de depresión, de dolor por la pérdida, de tristeza, pasé por el negro, en Eurovisión, de riguroso negro, y luego dije ‘si no me obligo, nunca voy a salir de aquí, nunca voy a ver el color’. A veces ponértelo también es verlo: obligarte a salir, a conocer gente, a despejarte. Para mí fue mi revolución y ahora vuelvo a la calma, y ya no me da miedo ponerme ropa oscura porque no estoy en un momento oscuro.

Blas, con todo esto que me has contado, el de El Príncipe, tu anterior álbum, ¿es el verdadero Blas Cantó artista?

Sí, El Príncipe tiene dentro a Blas Cantó, artista original, porque dentro de todas las canciones pop más coloridas, saltarinas y locas, decidí meter canciones como El Perdedor, La Cura, Ceniza... que eran ese yo, esa cara B que todavía no podía sacar porque nadie estaba de acuerdo.

De hecho, El Perdedor, que es una ranchera guapísima del álbum, es una ranchera con sus cuerdas, con sus trompetas y su mariachi, pero me dijeron ‘¿dónde vas haciendo esto?’. Les dije: ‘Os pido por favor que lo pongamos en el disco. Vamos a darle una vuelta, la adaptamos un poco al sonido general del álbum para hacerla más moderna, pero necesito que esté’.

¿Te adelantaste a la moda mundial de la música mexicana como tendencia?

No sé si me adelanté, lo que tengo claro es que siempre estuvo en mi vida, nunca se fue. En mis conciertos, yo cantaba y sigo cantando Échame a mí la culpa. Y cuando llega ese momento, que lo hago a guitarra, veo las caras de la gente y sé que es mi lugar y que es lo que más amo en este mundo.

La música es tu territorio, pero parece que la tele también se te da fenomenal. Ganaste Tu cara me suena, has sido finalista de Bake Off... ¿Hay algún proyecto televisivo en el que te gustaría estar? He oído que incluso se ha barajado tu nombre como presentador.

Bueno, ya presenté los Premios Dial, que fue como un regalo del grupo PRISA. Me gustó porque estaba como más tranquilo que otras veces, porque estaba Edurne, que es amiga mía, estaba Carmen... Y lo presentamos, yo creo, muy guay, fue muy natural y me encantaron los looks. Porque eso sí, la moda en mí siempre tiene que estar presente y ahí llevaba colores, los de la bandera de Canarias porque se celebraban en Tenerife. 

Infiltrados
Un proyecto de Ikea

Es verdad que tengo muchos proyectos en la cabeza pero también tengo muchas ganas de viajar. Estoy en un momento en el que necesito viajar, así que próximamente voy a estar en México, voy a estar en Miami, voy a estar conectándome con el mundo porque hacía mucho que no lo hacía y necesito volver a salir y a escuchar qué pasa por ahí, y también a que me escuchen, obviamente.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Mila Fernández es editora de branded content y redactora de LIFE en 'El HuffPost'. Convertir a los lectores en seguidores fieles de nuestras marcas es su objetivo. Antes fue redactora de viajes, estilo de vida y entrevistadora en varias publicaciones femeninas y de viajes. Además, ha sido locutora y presentadora y esa espinita se la saca conduciendo nuestro podcast 'Tarjeta Morada'.