Miedo, vergüenza o rechazo: por qué los españoles no hablan de sexo con sus parejas y cómo cambiarlo

Miedo, vergüenza o rechazo: por qué los españoles no hablan de sexo con sus parejas y cómo cambiarlo

Comunicarse es una pieza fundamental para que una relación, ya sea romántica o sexual, sea satisfactoria. 

Una pareja hablando en la cama.Getty Images

Mucho se habla de cómo romper el hielo cuando empezamos una relación o nos gusta una persona, pero poco de lo que pasa después cuando somos incapaces de transmitirle a nuestra pareja, ya sea romántica o sexual, qué nos gusta o qué nos deja de gustar, qué nos incomoda o qué nos excita.

Según un estudio realizado por la app de citas Bumble y la marca de bienestar sexual Platanomelón a través de Ipsos Digital, la comunicación en el sexo es fundamental para los españoles. Así lo creen el 98% de los encuestados pero, a la hora de la verdad, no tantos lo ponen en práctica, solo cinco de cada diez españoles se sienten totalmente cómodos manifestando lo que les gusta y lo que quieren en una relación sexual.

“Sabemos que está científicamente demostrado que la comunicación sexual es importante para la satisfacción sexual y la felicidad de la relación. Comunicarse aumenta la frecuencia de los encuentros sexuales y la facilidad a la hora de alcanzar el orgasmo. ¿Suena bien no? ¿Y por qué no lo hacemos tanto?”, se pregunta Monica Branni, psicóloga y sexóloga de Platanomelón a la hora de presentar los datos.

“La comunicación es la base para poder tener un buen encuentro sexual y que sea placentero y satisfactorio para ambos”, defiende rotunda la sexóloga Ana Lombardía. “A veces esperamos que nuestra pareja sea capaz de leernos la mente mágicamente y que todo fluya sin necesidad de hablar. Tenemos muy idealizado y muy romantizado eso, pero no siempre es posible”, añade.

Por qué cuesta hablar de sexo

En la encuesta realizada por Bumble y Platanomelón queda claro que los españoles saben lo que les gusta y lo que quieren en el sexo, al menos así lo manifiesta un 73%, pero algunos de ellos se sienten abrumados por cómo se muestra el sexo en la ficción, especialmente los millennials y la generación Z. La mayoría de los encuestados no saben cómo transmitirlo y se muestran reticentes a iniciar una conversación para sacar el tema.

¿Por qué cuesta hacerlo? Los datos del estudio revelan que el 64% se siente avergonzado por preguntas, el 34% porque se siente incómodo con su cuerpo, mientras que el 52% no sabe cómo empezar esa conversación. Monica Branni explica que entender qué nos impide comunicarnos es una de las cuestiones fundamentales para poder iniciar la conversación.

“El miedo es uno de los detractores más fuertes que tenemos en todos los aspectos de la vida, o nos paraliza, o nos moviliza, pero realmente nos lleva a lugares que para nosotros son muy difíciles de gestionar. Entonces, ante todo tenemos que detectar eso. ¿Qué te lleva a no comunicarte? ¿Es el miedo, es la vergüenza o es la culpa? Entender un poco de dónde viene todo eso”, reflexiona la sexóloga, que también indica que hay que hacer un trabajo de introspección para saber de dónde vienen esos miedos.

Branni, que recuerda que los consejos son generales pero que cada persona necesita algo diferente, insiste en la importancia del trabajo con uno mismo. “Sobre todo es un momento de introspección, de saber qué está pasando y luego a raíz de esa escucha ir desarrollando herramientas”, sentencia.

“El miedo es uno de los detractores más fuertes que tenemos en todos los aspectos de la vida, o nos paraliza, o nos moviliza. ¿Qué te lleva a no comunicarte? ¿Es el miedo, es la vergüenza o es la culpa?"
Monica Branni, psicóloga y sexóloga de Platanomelón

Para Ana Lombardía, es normal que algunas personas “se queden bloquedas o incluso paralizadas” en el momento de los encuentros sexuales y no sean capaces de decir nada. “A veces lo que ayuda mucho es hablar de sexo fuera de la cama. Un día que estamos dando un paseo o tomando un café, pues que podamos hablar de sexo, de lo que nos gusta, de lo que no, que comentemos el último encuentro que hemos tenido, o incluso en la cama, una vez haya terminado el encuentro, el comentar la jugada, que me parece fundamental”, aconseja la sexóloga. “Ahí se aprende muchísimo sobre nuestra propia sexualidad, sobre la sexualidad de nuestra pareja y podemos hablar con más tranquilidad, sin tanta presión”, añade la experta.

Cómo afrontar las conversaciones incómodas

Una vez que se ha comprendido por qué cuesta hablar de sexo llega el momento de iniciar la conversación, donde también surgen las dudas. De hecho, uno de cada tres encuestados reconocen que sólo son capaces de expresarse cuando les pregunta su pareja y el 25% pide más herramientas para saber hacerlo.

“Nadie está preparado en ningún momento de la vida para afrontar algunas situaciones difíciles, simplemente hay que empezar. Esto es como cuando te dicen, ‘nadie está preparado para tener hijos, nunca es el momento’, pero a la que los tienes, desarrollas herramientas. Esa idea se puede aplicar al sexo”, cuenta Monica Branni, que recuerda que no hay que hacerlo de cualquier forma. “Hay que tener herramientas, no hacer un sincericidio. No hace falta atropellar con palabras y ser demasiado sincero en ciertos momentos, la sinceridad también hay que medirla. Hay que medir las verdades y las mentiras que decimos, son estrategias”, destaca.

La sexóloga recuerda que “las palabras que decimos y cómo las decimos tienen una importancia” y que la sexualidad es una “esfera frágil”, por lo que recomienda un discurso personalizado para cada pareja. “Sería sobre todo desde la asertividad, desde un espacio seguro desde el que moverse, y ya empezar a hablar desde tu propia vulnerabilidad, esa es una buena herramienta por ejemplo”, añade Branni.

“Hay que tener herramientas, no hacer un sincericidio. No hace falta atropellar con palabras y ser demasiado sincero en ciertos momentos, la sinceridad también hay que medirla. Hay que medir las verdades y las mentiras que decimos"
Monica Branni, psicóloga y sexóloga de Platanomelón.

Por su parte Ana Lombardía anima a vencer esas reticencias porque una conversación puede hacer que la relación de pareja y el sexo sean mucho mejores. “Muchas veces cuando tú dices lo que quieres en la cama también le abres la veda a tu pareja para que pueda expresar y decir lo que quiera, y siempre se obtienen resultados positivos en ese aspecto. Si tú no dices lo que quieres no te estás haciendo un favor a ti ni tampoco a tu pareja, porque al final le estás mintiendo y le estás haciendo creer que hay algo que te gusta cuando en realidad no es así. Podrías estar pasándotelo muchísimo mejor. A veces no lo queremos decir pues por no herir al otro o por no hacerle daño pero en realidad le estamos haciendo un flaco favor”, reflexiona la sexóloga.

El miedo a ofender a la otra persona también es un factor determinante para quedarnos callados y en este sentido Branni explica que lo más importante en estos casos es el contexto. “Hay que entender un poco qué le ha herido y dar más contexto, es decir, muchas veces te quedas con un titular y eso es muy hiriente, pero al tener más contexto puedes resignificar esa experiencia y tus emociones. Entender qué pasa, profundizar un poco más, tener más conversaciones, en resumen”, destaca la sexóloga, que advierte del peligro de ponerse en “modo catedrática”. “La perspectiva de ‘te enseño a hacer esto’ genera mucho rechazo, mucho espacio entre dos personas”, avisa Branni.

“A veces esperamos que nuestra pareja sea capaz de leernos la mente mágicamente y que todo fluya sin necesidad de hablar. Tenemos muy idealizado y muy romantizado eso, pero no siempre es posible”
Ana Lombardía, sexóloga.

Dejarlo pasar por no enfrentarse a esa incomodidad puede tener consecuencias nefastas para el sexo y para la relación de pareja que podrían solucionarse con esas conversaciones que no se tienen. “Cuando no hay comunicación en la cama podemos caer en hacer cosas que realmente no nos apetecen o dejar que nuestra pareja nos haga cosas que no nos gustan, incluso podemos llegar a tener encuentros sexuales sin ni siquiera desearlos, solo por complacer a la pareja o porque es lo que debería estar haciendo”, recuerda Ana Lombardía.

“Eso puede provocar el que haya distanciamiento en la relación de pareja, que al final tengamos encuentros sexuales que no sean satisfactorios y que por tanto no nos apetezca repetir y que nuestro deseo sexual baje y al final que la relación se acabe deteriorando. A veces hasta el punto de tener que romper por algo que se hubiese solucionado fácilmente muchas veces con una conversación”, sentencia la sexóloga.