El líder del Polisario se recupera del coronavirus en Argelia, mientras Madrid y Rabat tratan de recomponer lazos, con el problema de los saharauis de fondo.
El líder del Polisario ha negado por videoconferencia las acusaciones de torturas en su contra y sostiene que es una batalla política contra los saharauis.
El grave conflicto desatado trasciende las relaciones entre Marruecos y España dado que afecta también a la UE y a la propia posición e intereses geoestratégicos del país magrebí.
Brahim Gali se niega a declarar hasta que lo consulte con su entorno y con la embajada argelina, después de que el juez reabriese la causa en plena crisis de Ceuta.
El pasado día 21 de diciembre el Tribunal de Justicia de la Unión Europea señaló que el territorio del Sahara Occidental no forma parte de territorio marroquí. Esto tiene un efecto económico importante: los productos originarios del Sahara no pueden entrar libremente en la Unión Europea como venía ocurriendo hasta ahora.
El nuevo presidente de la República Árabe Saharahui Democrática y secretario general del Frente Polisario, Brahim Galli, ha dicho que busca la paz, pero que no cederá en cuanto al ejercicio del derecho de autodeterminación: "O libres en un país independiente, o mártires con los demás", ha manifestado, en la que creo que resulta su expresión más significativa. Después, por cierto, de pedir al ejército saharaui que esté preparado para todo, incluso para continuar con la guerra.