Íñigo Errejón: "Yolanda ganó el debate sin estar"

Íñigo Errejón: "Yolanda ganó el debate sin estar"

Entrevista con el 'número cuatro' de Sumar para el 23J: "El votante conservador y reaccionario ya está movilizado. La duda es cuánto se va a activar el progresista".

Íñigo Errejón, 'número cuatro' de Sumar.SERGI GONZÁLEZ / EL HUFFPOST

La actividad en el Teatro Pavón de Madrid es frenética. A la hora de la entrevista se desarrolla un rodaje en la cafetería del centro dramático. Un amplio equipo corta la calle y pide paciencia a los peatones que tratan de pasar por la céntrica calle de Embajadores, en pleno barrio de La Latina, en Madrid. 

Por ella baja Íñigo Errejón, líder de Más País y 'número cuatro' de Sumar para las elecciones del 23 de julio, para charlar con El HuffPost. Precisamente el partido liderado por Yolanda Díaz había celebrado horas antes, en este mismo teatro, un multitudinario evento dedicado a sus propuestas feministas, en el que participaron su portavoz en esta materia, Elizabeth Duval, la exdiputada de Podemos Clara Serra y la actriz Anabel Alonso, entre otras. 

La actividad es frenética en el teatro y en los partidos, que no paran entre actos, entrevistas y debates. Precisamente horas después de la entrevista, Sumar tiene una reunión para preparar el del próximo miércoles en TVE. Un debate a tres en el que faltará el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. 

El candidato 'popular' sólo aceptó uno, el de Atresmedia, en 'cara a cara' con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se tuvo lugar este lunes, dos días antes de la entrevista. 

¿Qué le pareció el debate?

Un desastre. Me pareció una gran oportunidad perdida. Cuando observamos que la que hay cada vez un divorcio mayor entre la política y la ciudadanía, se debe también a cosas como éstas. No hay derecho a que haya un debate entre dos personas que aspiran a ser presidentes de nuestro país y en ese debate nadie diga nada sobre regular los alquileres, nadie le dedique nada de tiempo a las olas de calor que son consecuencia del cambio climático, que no haya nada sobre subir los salarios y controlar los precios, que no haya salud mental... Es el debate de dos personas que no están en la vida cotidiana de los ciudadanos y que intercambian zascas, fórmulas retóricas, se tiran números unos a la cara encima de los otros. Pero en ese debate faltaba la gente. No puedes meter a 40 y tantos millones de españoles en un plató, pero sí que puedes hacerte cargo de las cosas que a la gente le angustian o le ilusionan o le generan expectativa o le generan dificultades. La gran mayoría de esas cuestiones no estaban en ese debate. 

No sé cuánto sentido tiene coger a dos señores vestidos igual y expresándose de forma muy parecida y encerrarlos en un plató a que discutan sobre ellos. La política no puede seguir yendo sobre lo que pensamos de los políticos, no puede seguir siendo un deporte, un baile privado entre políticos. Tiene que reconciliarse con la vida cotidiana y las grandes cuestiones. Me parece que fue una gran oportunidad perdida que pone de relieve que en realidad el debate fundamental está por venir y que el señor Feijóo había un debate que le daba miedo y otro que no. El de esta semana con Sánchez no le daba miga. Eso sí, debatir en uno donde estuviera, por una parte, Yolanda, con quien sabe que la cascada de datos falsos no iban a pasar desapercibidos y no iban a pasar impunes; y por otro lado el que quiere que sea su vicepresidente, Abascal, al que intenta esconder durante la campaña electoral para luego hacerle vicepresidente. Ese debate sí le daba miedo. Por eso era un debate incompleto y por eso lo importante en realidad está por venir.

Pero salió bien parado. La sensación que ha dado es que Feijóo ganó y que Sánchez tuvo una oportunidad perdida.

Claro, las derechas han hecho un planteamiento de campaña por el cual no tienen que decir nada de lo que querrían hacer con nuestro país y les basta con decir lo que odian. Es una situación rara. Se presentan a gobernar nuestro país sin explicar qué es lo que querrían transformar. Y se presentan básicamente explicando qué quieren tirar abajo. Han hecho un planteamiento exclusivamente negativo. La coalición de las derechas es una coalición negativa. Nadie les conoce propósitos y les conoce sólo fobias, voluntad de destruir. En ese sentido el señor Feijóo fue pertrechado con ese arsenal: voluntad de destruir, inundar el debate de datos falsos, que luego se comprueba, al día siguiente o dos días después, que eran falsos. Pero bueno, tú ya has salido del debate. Y que el clima se convierta en una especie de clima irrespirable que genere esta especie de sensación de que todo da igual y todos en el fondo son iguales. 

"Las opciones progresistas no se pueden permitir este clima de desencanto y de cinismo"

La derecha puede convivir con este desencanto y con este cinismo. De hecho, le va bastante bien. Son las opciones progresistas las que no se pueden permitir este clima y las que necesitan que las discusiones políticas no vayan sobre los políticos, que el terreno social no esté carcomido de desconfianza o de indiferencia o de cinismo y que el acto de votar sea un acto de empoderamiento. Por eso, sí, es verdad, en una clave destructiva, Feijóo salió bien parado del debate. A cambio, España salió peor parada del debate. Porque perdimos una gran oportunidad de debatir qué país queremos ser en la próxima década y de discutir de las cosas que realmente importan en el día a día. Me parece, en todo caso, una victoria pírrica. Porque moral e intelectualmente no te califica muy bien querer ganar para gobernar un país sobre el que no tienes nada que decir. Por el otro lado, se evidenció que Sánchez solo no puede, que nos necesita y que necesita a Yolanda. Para ganar las elecciones somos necesarios Sumar, somos decisivos. Y después para gobernar con un gobierno que se atreva a transformar las cosas y a plantar cara a los poderosos cuando haga falta.

¿No teme, entonces, que esta sensación pueda provocar cierta desmovilización en la izquierda?

A nosotros lo que nos está provocando es movilización. Yo creo que Yolanda ganó el debate sin estar. Pero es fundamental que todo el mundo entienda una cosa: quedan apenas diez días para las elecciones y básicamente todo el votante conservador y reaccionario ya está movilizado. Sabe lo que quiere destruir y tiene ganas de votar para acabar con las cosas que no le gustan. La duda es cuánto se va a activar el votante progresista. Y ahí la llave es muy sencilla. Si nos activamos, ganamos las elecciones. 

  Íñigo Errejón, 'número cuatro' de Sumar.SERGI GONZÁLEZ / EL HUFFPOST

Eso significa que hay que hacer del voto un acto de empoderamiento ciudadano. Dar un paso al frente y decir: no vamos a retroceder, pero tampoco queremos, como el PSOE, quedarnos como estamos. Vamos a dar pasos hacia adelante y esos pasos tienen que ser pasos decididos. Eso sólo se puede hacer con una fuerza política que no esté pensando en salir a conservar o empatar, que esté pensando en salir a ganar la próxima década. Y en segundo lugar, que esté acreditada por una experiencia y una trayectoria de hacer aquello que dice. Cuando Yolanda dijo que hace la reforma laboral, la hizo. Cuando dijo que iba a subir el salario mínimo, lo subió. Cuando dijo que iba a garantizar los derechos de los riders y acabar con los falsos autónomos, lo hizo. Cuando dijo que iba a regularizar a las trabajadoras del hogar, lo hizo. Y cuando ahora decimos que vas a salir una hora antes de trabajar, si depende de nosotros, lo vamos a hacer. Cuando decimos que se van a acabar las horas extras no pagadas en España, lo vamos a hacer. Cuando decimos que hay que incluir la salud bucodental, el dentista, la óptica o el psicólogo en la sanidad pública, lo vamos a hacer. La gente lo sabe. La gente sabe que las cosas que Yolanda dice, se hacen. Por tanto, es fundamental que haya Sumar para que haya gobierno progresista y que haya Sumar para que ese gobierno progresista haga.

Con todas estas cosas que se prometen y se cumplen, ¿cómo es que esto no termina de calar en las encuestas y concretamente en el votante progresista?

Claramente la evolución de las encuestas desde que se convocaron las elecciones hasta ahora, es una tendencia muy nítida: la diferencia entre bloques se va acortando con cada día que pasa. Y por tanto, las posibilidades de un gobierno progresista aumenta cada día. ¿Por qué? Por dos decisiones nuestras. En primer lugar, porque nosotros decidimos que esta campaña no iba sobre los políticos, que iba sobre la vida cotidiana y eso le resuena cada vez a más gente. Hay cada vez más gente que nos escucha, que atiende a lo que decimos y que dice: esto sí tiene que ver con mi vida, esto sí tiene que ver conmigo. Esto no es una discusión privada, un deporte privado de señores con chaqueta y corbata. Y la segunda decisión es que nosotros nos pusimos en marcha desde el principio. Eso significa dar una cierta batalla moral y por el ánimo, no salir a empatar, no salir con los brazos caídos. Salir a transformar el partido, a darle la vuelta a la tortilla. Eso estamos cerca de lograrlo. Depende única y exclusivamente de la activación del votante que no quiere que no podemos retroceder en nuestros derechos, pero que al mismo tiempo tienen que ser profundizados y llevados todavía más lejos. Es con esa ambición, que no mira tanto por el retrovisor con melancolía de lo pasado, con lo que se le está pudiendo ya dar la vuelta a la tortilla, cambiar el escenario. 

"La diferencia entre bloques se va acortando con cada día que pasa. Y por tanto, las posibilidades de un gobierno progresista aumenta cada día" 

Es verdad que el escenario no es sencillo porque está muy carcomido de desconfianza, de distancia con la cosa pública, impregnado de un estado de ánimo por el cual todo lo colectivo es algo de lo que hay que desconfiar y, por el contrario, la única posible salvación es pisar a otro para salvarte tú. Nosotros creemos que estaríamos correcta, que es moralmente peor, y política y económicamente fallida. Creemos que España tiene más futuro si es un país más justo, si es más democrático y si es puntero en la transformación ecológica y en una industrialización verde. Estoy convencido de que tenemos razón y es evidente que eso se está reflejando en las encuestas. En estos diez días tenemos que continuar y profundizar la tendencia. Hay que empujar.

Habla de ánimo, ¿ve desanimado al PSOE y al votante socialista?

Creo que ha sido un error plantear estas elecciones como unas elecciones para no retroceder. Eso no motiva a nadie. No se trata de no retroceder. No basta con eso. La mejor manera de no retroceder es seguir transformando, avanzar. La discusión no es en cuánto de malos sean los adversarios, porque eso hay mucha gente que lo sabe. Lo fundamental es explicar cuánto de mejor puede ser la vida, más libre, más tranquila, más segura, más justa, con más oportunidades, con más tiempo para los tuyos, más verde. Si votamos y construimos un gobierno al servicio de las necesidades de la mayoría trabajadora. Siempre he creído que moviliza más la esperanza que el miedo. 

Ojo, yo me hago cargo de ese temor. Yo entiendo que esto produzca un cierto temor, una cierta inquietud. Me hago cargo de esa inquietud. Claro que sí, es normal. Pero para salir de esa inquietud no basta con decir que viene el lobo. Hay que avanzar, hay que hacer que la vida vaya siendo más justa, más libre y más tranquila. Es con la expectativa en que podemos estar mejor, con la que se derrota a los que nos quieren hacer retroceder. No basta con salir a empatar y a decir bueno, venga, quedémonos como estamos porque podríamos estar peor. Pero no estamos bien. Para la gente la vida sigue siendo muy difícil. Es verdad que con un gobierno de Abascal y Feijóo las cosas serían peor, pero lo que nosotros tenemos que salir a conquistar es que la vida puede estar mejor, que la vida se puede transformar.

Parece que una de las claves va a ser qué partido gane esa tercera posición que, según las encuestas, disputan Sumar y Vox. 

Claro, las elecciones hace tiempo que no van de sólo de quién las gana, sino de quién gobierna. En ese sentido, el debate del otro día era un debate incompleto porque todo el mundo sabía que ahí faltaban dos personas. Por una parte, faltaba Yolanda. Y se comprobó nítidamente que sin Yolanda no da. Y por otra parte, faltaba Abascal porque Feijóo le quiere esconder. Es su vicepresidente, pero prefiere tenerlo oculto hasta que lo nombre vicepresidente. Bueno, pues no va a ser así. No le va a nombrar vicepresidente porque no va a ser presidente. Porque ya le estamos dando la vuelta al escenario actual y  hay un clima por el cual mucha gente que antes miraba las elecciones resignada o triste o preocupada, ahora dice bueno, ya está bien, a esta gente les podemos ganar las elecciones. Necesitamos un poquito de esa fuerza, de ese coraje, de una cierta bravura. De gente que diga no, mira, no, yo no me voy a quedar en casa asustado por lo que hacen, no me voy a quejar cuando miro la televisión o cuando estoy en el bar con los amigos de las obras de teatro censuradas, de los insultos al colectivo LGTBI o de los ataques a los derechos de las mujeres, no me voy a quedar en casa quejándome. Yo voy a lograr que esta gente no gane, pero porque vamos a avanzar nosotros, porque vamos a conquistar un gobierno que haga que la vida sea mejor. Esto es absolutamente decisivo y es el factor crucial que aporta Sumar. 

  Íñigo Errejón, 'número cuatro' de Sumar.SERGI GONZÁLEZ / EL HUFFPOST

Estas elecciones todo el mundo sabe que van de tickets, que, o las ganan Abascal y Feijóo, o las ganamos nosotros con Pedro Sánchez. Y eso no impide poder visibilizar que tenemos diferencias. Es obvio que nuestro socio no quiere regular los alquileres y que nosotros lo vamos a hacer. Que nuestro socio siempre arrastra los pies con la subidas de salario mínimo y que nosotros estamos convencidos y decididos que, cuando subes el salario, no sólo mejoras la vida de la gente, sino que estimulas la economía porque estimulas el consumo. Es obvio que nuestro socio no tiene un proyecto de largo recorrido para la transformación ecológica de España y es obvio que nosotros lo vamos a hacer. O que nosotros hemos sido los que siempre hemos insistido en que hacía falta la salud mental en la pública y que nuestro socio pues con esto va más lentos. Somos la parte más dinámica y que más empuja del bloque para ganar un gobierno progresista.

Le iba a preguntar precisamente por la salud mental, un tema del que usted ha hecho bandera en los últimos años. ¿Qué propone Sumar en esta materia?

En primer lugar, nosotros no vamos a poder eliminar el sufrimiento porque es una condición inherente a la condición humana. Pero sí que vamos a poder garantizar que cuando estés mal, alguien te pueda ayudar. Y sí que vamos a poder garantizar que abordamos algunas de las causas estructurales que hacen que en nuestro país se estén disparando las dificultades en salud mental, los problemas, las enfermedades y el consumo de psicofármacos. Llevamos vidas cada vez más estresantes y más difíciles que a la gente le revientan los nervios. Cuando no tienes tiempo para ti y no tienes tiempo para hacer aquellas cosas que te hacen estar mejor, es normal que a veces te rompas, que te quiebres, que no puedas más. Es fundamental liberar tiempo de vida y ganarle tiempo al trabajo. Eso significa que nosotros, cuando apostamos por salir una hora antes del trabajo ya el año que viene por ley y llegar a las 32 horas o cuatro días a la semana de jornada laboral al final de la legislatura, lo hacemos por razones económicas, por razones ecológicas, pero también por razones de salud física y mental. 

"Es con la expectativa en que podemos estar mejor, con la que se derrota a los que nos quieren hacer retroceder. No basta con salir a empatar" 

En segundo lugar, la precariedad y la dificultad en el acceso a la vivienda le están rompiendo las expectativas vitales a varias generaciones de jóvenes en España desde hace ya mucho tiempo. Si no se interviene sobre eso, luego no nos podemos quejar de las dificultades y de los problemas crecientes que tiene la juventud española. Y en tercer lugar, hay que paliar lo que ya está pasando: hay una verdadera oleada de malestar contemporáneo que tenemos que poder paliar. Yo no digo que los problemas se solucionen sólo con asistencia psicológica o con asistencia psiquiátrica, pero hay veces que hay mucha gente que está muy fastidiada y que necesita que alguien le eche una mano. Y ahí hay dos modelos. O bien esa atención se produce en la Pública, de cercanía, con suficientes plazas, con suficientes psicólogos que te pueden ayudar cuando lo necesitas, con suficientes plazas en centros de día si necesitas estar acompañado; o bien eso es algo que sólo se puede permitir que tiene 70 u 80 euros a la semana. Que yo me alegro por ellos, pero significa que hay muchos otros a los que le duele. No puede ser que el dolor dependa de tu cuenta corriente. Eso significa que hay que incorporar los servicios de salud mental en la Sanidad Pública y que hay que incorporarla también en la supervisión, en los colegios y en los institutos. Para cuando los adolescentes llegan e ingresan en los hospitales por haber intentado suicidar o por haberse lesionado o porque han dejado de comer, muchas veces el problema ya está muy agravado. Muchas veces en esas situaciones habría sido decisivo que hubiera habido una profesional o un profesional que hubiera podido detectarlo antes, alertarlo antes y tratarlo antes, cuando era menos grave. En muchos colegios privados, de dinero, ya hay alguien que hace esa supervisión, que acompaña, que ayuda y que en su caso deriva, si hace falta y si se quiere, a un especialista. Bueno, nosotros queremos que eso también lo haya en los colegios y en los institutos públicos. Básicamente, para que el derecho a que alguien te ayude cuando la vida duele mucho, no dependa del dinero que tengan tus padres. Eso es ser un país más justo y ser un país más eficaz. 

  Íñigo Errejón, 'número cuatro' de Sumar.SERGI GONZÁLEZ / EL HUFFPOST

¿Qué aportan Más País y Más Madrid a Sumar?

Bueno, aportamos ideas, algunas las he podido ir desgranando durante nuestra conversación. Aportamos votos, experiencia y ganas. Pero te tengo que decir que lo más importante no es nada de eso. En realidad, nosotros formamos parte del proyecto y de la candidatura de Sumar porque el nivel de sintonía ideológica, política y cultural es muy elevado. Pero no es muy elevado ahora a raíz de haber firmado un acuerdo. Venía siendo muy elevado hace tiempo ya. Hay mucha gente que nos escuchaba y decía, aquí suena a sintonía. Es así cuando las cosas salen bien, cuando empieza a haber sintonía en el nivel de las ideas y luego esa sintonía, digamos, se concreta administrativamente en acuerdos concretos de coalición. Pero esos acuerdos han sido posibles porque previamente hay una sintonía. ¿Cuáles serían los ejes que yo destacaría de esa sintonía? En primer lugar, una voluntad de que la política retorne a la vida cotidiana. En segundo lugar, una voluntad de ir más allá de nuestros convencidos. Es decir, de hacer una política que transforme la vida y que haga un país más justo también para aquellos que hoy no piensan como nosotros, pero que esperamos que acaben convencidos de que defendemos la mejor propuesta de futuro para nuestro país. Y en tercer lugar, una voluntad de política constructiva. Estamos convencidos de que no hay nada más radical que transformar las condiciones de vida de la gente que más lo necesita. Estamos convencidos de que despreciar la política es un lujo que se pueden permitir quienes tienen tanto dinero, tantas herencias o apellidos tan importantes, que lo pueden conseguir todo con una llamada de teléfono Pero que la gente sencilla, la gente trabajadora, la gente de familias que se han esforzado toda la vida y que ven ahora con angustia si sus hijos podrán tener un futuro mejor, la mejor herramienta que tiene es la democracia. La democracia, no sólo meter un papel en una urna cada cuatro años, sino como un ejercicio cotidiano de conquistar poder para la gente. 

"Sumar es una especie de magnífica sesión de jazz en la que sobre una idea buena se monta otra idea buena. Eso se está notando en campaña"

Y con esa sintonía, el resto es fácil. Así que, llega un momento en el que, en realidad, las ideas se mezclan. Y ya no sé qué idea viene de un lado y qué viene de otro. Porque es una especie de magnífica sesión de jazz en la que sobre una idea buena se monta otra idea buena. Y creo que eso se está notando en campaña y está marcando felizmente una diferencia. 

Pero no fue tan fácil, ¿cómo llevó las negociaciones para formar la plataforma?

Las nuestras fueron muy bien. 

¿Y el resto?

Yo es que sé de las nuestras. Las nuestras fueron muy bien, fueron muy sencillas y estaban basadas en un acuerdo ideológico y político previo. Y cuando existe ese acuerdo, existe esa sintonía. Cuando existe ese, perdóname que te lo diga así, buen rollo, el resto son detalles técnicos.

¿Qué le parecieron las dificultades que hubo al final?

Bueno, nadie esperaba que nos adelantaran las elecciones así. Nadie. A todos nos cogió con el pie cambiado y eso significa que cosas que se tendrían que haber podido ir madurando lentamente, se tuvieron que producir en una semana. Cuando fuerzas la maquinaria así, es obvio que no todas las cosas salen exactamente igual que si hubieras tenido el tiempo para verlas. Lo importante es que felizmente salieron y que salieron con una misión muy clara: llegar a un acuerdo muy amplio, no para hablar de nosotros, sino para hablar de nuestro país. Y desde que lo hicimos se ha notado. Esta campaña habría sido una campaña que podría haber ido sobre ETA o sobre el Falcon, o sobre si la Agenda 2030 es una conspiración judeo-masónica. En esta campaña se ha hablado de salir una hora antes del trabajo porque estamos. Se ha hablado de una herencia universal porque estamos Se habla del dentista en la pública o del psicólogo en la pública porque estamos. Y se habla del control de los alquileres porque estamos. Para mí eso ya es una victoria política. Ahora tenemos que movilizar al máximo para que en diez días esa victoria política se convierta en una victoria electoral.

"La única manera de evitar un vicepresidente como Abascal es que haya una movilización masiva de la gente demócrata en nuestro país"

¿Qué le pareció la no inclusión de Irene Montero en las listas de Sumar?

Que fue un acuerdo entre muchas partes, un acuerdo que siempre exige generosidad y ajustes, y que finalmente se llegó a un acuerdo que aceptaron todas las partes y que nos permitió salir a no a hablar de nosotros, sino a hablar de la gente que nos está esperando, de la gente que está fuera, que necesita que la política vuelva a ser una herramienta útil para mejorar la vida de las mayorías. Y lo logramos. Y en eso estamos.

  Íñigo Errejón, 'número cuatro' de Sumar.SERGI GONZÁLEZ / EL HUFFPOST

¿Qué le parece que haya gente que pueda incluso plantearse no votar a Sumar, desde Podemos, porque no está Irene Montero? 

Me parece que es muy obvio para todo el mundo que sólo con Sumar hay gobierno progresista y que, en ese sentido, el voto a Sumar es absolutamente decisivo. Yo creo que no hay nadie que tenga ninguna duda de que sólo con Sumar podemos regular los alquileres, de que sólo con Sumar vamos a mantener una política decidida que suba los salarios y que controle los precios más abusivos. Creo que no hay nadie que tenga duda de que, si hay una fuerza política, la única que está diciendo que las olas de calor y la crisis climática no son una anécdota, ni son una casualidad, sino que son el resultado de una economía que tenemos que transformar para adaptarla a las condiciones de un planeta que no da más de sí. Todo mundo sabe que eso es Sumar y que para eso hacemos falta. Quedan diez días para que, si alguien tiene alguna duda, se lo piense. Creo que el otro día, el debate aquel bochornoso entre entre Feijóo y Sánchez, a mucha más gente le dejó claro por qué hacemos falta.

"No es casualidad que el clima en España vaya empeorando para determinados sectores, al mismo tiempo que la ultraderecha va conquistando cotas de poder político"

Si al final la derecha suma, ¿ve capaz a Feijóo de no incluir a Abascal en su Gobierno? 

Feijóo ya ha incluido a los de Abascal en todos los gobiernos que ha podido. Este jueves se ha producido la investidura de un gobierno con la extrema derecha presente en el País Valenciano. Y eso es una amenaza. No es casualidad que el clima en España vaya empeorando para determinados sectores, al mismo tiempo que la ultraderecha va conquistando cotas de poder político. Hay toda una campaña destinada a partir la sociedad española, a fragmentarla y a lograr que unos odien a los otros. Porque es una buena forma, en realidad, de que la gente no cuestione los privilegios de los de arriba. Partirnos entre nosotros, que odies a las mujeres, que odies a los migrantes, que odies  a las personas LGTBI, que odies a las personas que quieren luchar por un país mejor porque creas que eso es imposible y que más vale instalarte en tu cinismo y en tu nihilismo de que todo está mal y todo va a ir siempre mal y mejor, que nadie me cuente lo contrario. Que el clima haya empeorado no es una casualidad. Tiene que ver con haber ido normalizando y entregándole poder político a la extrema derecha. Eso lo ha hecho el PP. La extrema derecha no podría haber alcanzado el poder político sola en ningún lugar. Eso lo ha hecho el PP, que es el responsable de haber metido a una fuerza reaccionaria, que odia y que quiere partir la sociedad española, en las instituciones. Lo ha hecho en todas partes donde lo ha necesitado para tocar poder. Lo ha hecho en todas partes donde, incluso sin meterles en los gobiernos, les ha comprado su agenda, su discurso, su odio, su estigmatización de colectivos más vulnerables. Y yo no tengo la menor duda de que Abascal sería el vicepresidente de Feijóo si a Feijóo le dieran los números. La única manera de evitar un vicepresidente como Abascal es que haya una movilización masiva de la gente demócrata en nuestro país. Y eso pasa nítidamente por la activación de un voto que quiere empujar y un voto que quiere transformar. Y ese voto es Sumar, no me cabe la menor duda. El señor Feijóo se ha pasado toda la campaña intentando esconder detrás de sí o guardar en el armario a Abascal y a los ultras de Vox. Pero es evidente, porque por sus hechos los conoceréis, en todas partes donde ha podido, donde ha sido decisivo, ha metido a la extrema derecha. Y eso incluye también al Gobierno de España. Y para que no le den los números hay una receta que es muy sencilla el votante demócrata  tiene que hacer un ejercicio de responsabilidad cívica, de desafío, tiene vencerle al miedo, a la resignación, a los brazos caídos y tiene que llenar las urnas de voluntad de avanzar. Y eso pasa por Sumar.

"Yolanda no se prepara los temas exclusivamente para decirlos en un acto o para decirlos en un debate. Se los prepara para solucionarlos ya"

¿Ha hablado durante la campaña con Yolanda Díaz? ¿Cómo la ve?

Sí, todos los días. Yolanda tiene una peculiaridad que yo ya conocía, pero que ahora conozco más todavía, que es que tiene una capacidad como de anticipación. No se prepara los temas exclusivamente para decirlos en un acto o para decirlos en un debate. Se los prepara para solucionarlos. Se lo cree con un nivel de de detalle, de minuciosidad extrema, porque se lo prepara como para solucionarlos ya. Y está fuerte, está con ganas, está peleando, está dando la pelea. Es una cosa rara, porque tiene siempre como un ojo en la pelea inmediata y otro en cómo haremos esto, ¿no? Así que, en realidad, está anticipando lo que tiene que ser y lo que va a ser un gobierno progresista al servicio a la mayoría trabajadora en España. Y eso da confianza a los españoles y a mí también me la da.

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