"En España tenemos un problema de arraigo de la precariedad"

"En España tenemos un problema de arraigo de la precariedad"

Entrevista con Alejandra de la Fuente, que investiga en 'La trabajadora infiltrada' sobre las condiciones laborales haciéndose pasar por una joven que busca empleo

Repartidor de Glovo, en el Metro de Madrid.Cristina Arias

"Hola Natalia, tengo un trabajo que quizá te pueda interesar". "Buenas tardes, Iván, si me puedes contar un poco más, te estaría agradecida". "Hola Natalia, sí, por supuesto. Te comento que consiste en darme masajes de tipo relajante varias veces al mes a cambio de una remuneración económica". 

Esta es una de las ofertas de trabajo que recibió la periodista Alejandra de la Fuente cuando se hizo pasar por Natalia, una joven que buscaba trabajo de camarera, durante la elaboración de La trabajadora infiltrada (Ediciones B), un libro con el que se sumerge en las condiciones laborales de diversos sectores con el fin de demostrar lo arraigada que está la precariedad en España. 

Una investigación para la que De la Fuente ha dedicado el último año interpretando distintos perfiles de chica que busca empleo en sectores como la hostelería, el de los teleoperadores, las dependientas, las limpiadoras, las peluqueras, los repartidores o el sector sanitario. En todos estos sectores se repite el mismo patrón: la precariedad. 

De la Fuente, conocida por estar detrás de las cuentas de Twitter Mierda Jobs (@JobsMierda), Manual de supervivencia para jóvenes (@ManualJovenes) y Realidades Precarias (@RPrecarias), explica a El HuffPost cuáles son las principales conclusiones que ha sacado tras bucear en las cloacas del empleo en España. 

¿Qué es lo más terrible que has visto investigando para este libro?

Si nos referimos a una cosa, diría que me hayan ofrecido trabajar a cambio de un plato de comida y una casa. Ahora, lo más terrible en cuanto a concepto es la cantidad de abusos que se cometen sin ningún tipo de pudor y que sean tan comunes. Porque al final parece que son casos aislados, pero es que no son casos aislados. O sea, no es un caso aislado que te ofrezcan trabajar sin contrato, que te ofrezcan a media jornada en lugar de a jornada completa, que te digan en una entrevista que vas a echar más horas que un reloj, que te pregunten de forma sutil si te vas a quedar embarazada si eres una chica de menos de 30 y más de 20, que te pidan ser un falso autónomo o que te pidan traer tu material cuando eres un asalariado. Entonces, como concepto, diría que eso es lo más terrible. 

¿Cuál es la profesión más precarizada a tu juicio?

El sector cuidados y el de limpieza es, en mi opinión, el que más maltratado está. Porque los contratos brillan por su ausencia. Y las horas, sobre todo en los cuidados, cómo se contabilizan, es que es 24/7. Y el salario. Yo empecé a hacer la investigación cuando el Salario Mínimo estaba en mil euros y llegué a encontrarme trabajar el día entero por 350 euros al mes. 

  Portada de 'La trabajadora infiltrada'.EDICIONES B

En el libro cuentas casos terribles de gente que se hace pasar por empresarios para obtener servicios sexuales.

Ese es otro melón. Sí, es increíble. Cuando buscas trabajo, y más si eres una mujer, te tienes que enfrentar a esto. Y yo no puse en el libro todos los mensajes que recibí hablando de esto porque pensé que se iba a comer el libro, lo va a eclipsar. Y sí, te tienes que enfrentar a esto todos los días y con proposiciones que directamente te dicen que "mientras encuentras trabajo, haces esto y así comes". 

¿Crees que por el hecho de ser mujer te han ofrecido cosas que no le hubieran ofrecido a un hombre?

Creo que sí. Hay un componente claro y diferencial, porque a un hombre no le hubiesen venido tantos mensajes ni le hubieran hecho la pregunta sobre si quería tener hijos. Yo empecé la investigación con 27 años y me planteaban cuáles eran mis planes de futuro de aquí a los próximos cinco años, que cómo me veía en el ámbito personal... Era la pregunta de si te ibas a quedar embarazada pronto pero de forma menos descarada. Eso a un hombre estoy convencida de que tampoco le hubiese pasado. También pasó que, cuando estaba buscando trabajo de camarera, me dijeron que podía optar a un trabajo con clientes masculinos que buscaban mujeres guapas y jóvenes que les sirviesen y que, eso sí, los hombres no me iban a tocar. Tampoco sé si me hubiesen ofrecido tanto trabajo en los sectores feminizados siendo un hombre. Por ejemplo, para ser niñera por 350 euros al mes. 

Otro de los asuntos que tratas en el libro es el tema de la salud mental, que muchos trabajadores se ven afectados por problemas de ansiedad por la presión y las condiciones laborales. 

Absolutamente. Hay estudios que dicen que la mitad de los problemas de salud mental son directamente derivados del trabajo. Se dan en todos los sectores, aunque es verdad que hay algunos en los que la ansiedad, la salud mental, la depresión está más a flor de piel, como el de los 'call center'. De hecho, la persona con la que me entrevisto al principio cuenta que tuvo problemas de salud mental por la cantidad de trabajo que hay. Aquí hay dos cuestiones. Por un lado, empresarios que pretenden que trabajemos como máquinas sin ser nosotros máquinas. Es decir, exigen la humanidad de las personas pero que trabajemos como máquinas. Eso acaba derivando en problemas de salud mental. Si tienes que estar cogiendo llamadas como si fueses un robot, a toda pastilla, con la cordialidad de un ser humano, pero que luego recibas los 'inputs' negativos que recibes y no tengas minutos para tener una conversación; ahí estás pidiendo dos cosas incompatibles. 

"La precariedad, en todos sus aspectos, influye en la salud mental"

Pero luego hay más. Algunos empresarios contratan a una persona para hacer el trabajo de varias y eso afecta a la salud mental y a la física. Hay muchos indicios que los problemas de salud mental tienen relación directa con problemas cardiovasculares, porque esa tensión se carga también en el cuerpo. Y la precariedad, en todos sus aspectos, influye en la salud mental. Cuando tú estás trabajando y no puedes llegar a fin de mes, tienes una carga mental que te produce una ansiedad brutal. Cuando estás trabajando con horarios tremendos que no te permiten desconectar, eso afecta a la salud mental. Cuando trabajas sin contrato y sabes que si te pasa algo, todo puede salir mal, eso también afecta. Un mal trabajo, un mal empresario y un mal puesto hace que el trabajador tenga problemas de salud mental. 

¿Se ha normalizado la precariedad?

Creo que, desgraciadamente, la precariedad es normal en nuestro país. No sé si se ha normalizado, pero es normal. Cuando hablamos de precariedad, la gente piensa solamente en la rama económica y es verdad que existe. Pero no sólo está en ese ámbito. Las horas extra sin remunerar, que las vemos todos los días a todas horas en muchos sectores. Eso es precariedad y está totalmente normalizado cuando se dice lo de "aquí se sabe cuándo se entra pero no cuando se sale" y sus frases derivadas. O "aquí no se pagan las horas extra pero se tienen que hacer". Eso en España totalmente normalizado. El saltarte la ley no fichando para desproteger al trabajador está normalizado. Lo de hacer un contrato de 30 horas pero hacer más, está normalizado. Entonces, la precariedad es normal. Pero no sólo la económica, sino en todas las patas. 

¿Y no puede hacer la inspección laboral algo más?

Yo creo que aquí hay una reflexión más profunda que si la Inspección de Trabajo puede hacer algo más, que hace lo que puede con los efectivos que tiene. El problema que tenemos en España es de arraigo de la precariedad en todos los aspectos, incluida la cultural. Entonces, ¿es importante dotar de más efectivos a la Inspección de Trabajo? Sí, obviamente, es fundamental y prioritario. Pero hay que atajar este problema de raíz, hay que cambiar la cultura de lo que hemos estado hablando. Desde luego, la empresarial. Por ejemplo, no se hacen horas extra y si se hacen son voluntarias y están remuneradas en tiempo y en dinero. El contrato de trabajo es un vínculo que une a la empresa con el trabajador, el resto es aprovecharse de una persona. Todo esto hay que cambiarlo. Otra cosa que ocurre es que en España entramos al mercado de trabajo sin tener ni idea del mercado de trabajo. Es cuestión de Estado que se prepare a los ciudadanos para que estas cosas no ocurran. Y una de las formas para ello es formándoles a partir de una edad. ¿Cómo es posible que en la FP haya Formación y Orientación Laboral (FOL) y sepan de lo que hablan? Pero si tú no formas a los jóvenes, les estás dejando desprotegidos ante unas empresas, no digo todas. Es un problema cultural, de Estado, de empresas y de falta de recursos. 

"Es cuestión de Estado que se prepare a los ciudadanos para que estas cosas no ocurran. Y una de las formas para ello es formándoles a partir de una edad"

Hiciste el libro a caballo entre la anterior reforma laboral y la nueva, ¿crees que la actual reforma puede cambiar algunas de las cosas que has visto?

Sí, creo que, como tú dices, puede cambiar algunas cosas. Por ejemplo, la tasa de temporalidad, porque iba muy dirigida a acabar con ella. Pero otras no. 

¿Y de los casos concretos que has visto? 

Por ejemplo, creo que en los call center se van a dejar atrás los contratos temporales que eran tan característicos de ese sector. Igual que los rider. Al final, si vas a Getir o a Just Eat, que siempre han sido ejemplos de contratación, pues igual las empresas que lleguen a España ya no se plantean un modelo Glovo sino una estrategia Getir o Just Eat. Eso sí que cambia las cosas. Pero hay otras muchas que no. Al final, los falsos autónomos van a seguir existiendo... Es lo que te decía antes, es un problema de concepto, de raíz. La reforma laboral puede reducir, pero cambiarlo todo con una sola reforma no se puede. 

¿Crees que estamos mejor o peor que hace años?

Hombre, mejor que en la crisis de 2008 sí que estamos. Pero no significa que estemos bien. Y hay que tener mucho cuidado con los nuevos modelos que están viniendo, porque nos puede salir muy mal a los trabajadores si no hay una buena regulación y una intervención del Estado con medidas. 

¿En qué modelos piensas?

Por ejemplo, la economía de plataformas, la uberización, la digitalización del trabajo. Hemos visto el ejemplo de Glovo y de los riders que salió muy mal. Tan mal, que hubo gente que murió. Entonces, creo que estamos mejor, que no significa bien del todo, y que el mundo está cambiando muy rápido, las formas de trabajo también, y que hay que estar muy atentos a lo que pueda pasar. Al final, la digitalización del trabajo, que está estupenda y maravillosa y que es un progreso, no significa que a los trabajadores les haga estar bien. Porque se quita el espíritu de compañerismo y colectivo, y vamos a modelos mucho más individualizados. Y eso es malo para nosotros. 

¿Qué conclusiones has sacado al hacer el libro?

Que la precariedad tiene muchas más patas de las que pensamos en un primer momento. Que realmente, buscando trabajo durante un año piensas que no hay una profesión que se libre de la precariedad, que ha penetrado mucho, y que hay que hacer una actuación integral, en todos los sentidos. Porque realmente tenemos un problema en este país que, como siempre, lo pagamos los trabajadores. Mi conclusión es que, parece increíble, pero da igual en el sector en el que mires, que la precariedad existe. 

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