Escenario de película para el que podría ser perfectamente una misión secundaria del futuro GTA VI. Pongámonos en situación, Monument Island, en la bahía de Biscayne, ante una de las mayores joyas de Florida, Miami Beach. Lujo y glamour en amplias dosis para un suceso que ocurrió sobre un yate. Pero no una embarcación cualquiera.

Un grupo de 32 influencers, una gran mayoría figuras femeninas reconocidas por su impacto en las redes sociales en EEUU y en dicha ciudad arman una buena sobre un Lamborghini Tecnomar, yate que está valorado en la friolera de 4,5 millones de euros. Pero todo comienza a torcerse en cuanto se descorcha la primera botella de champagne. 

Y tocó avisar a las autoridades para un rescate de emergencia. No, tampoco era una botella cualquiera, a juzgar por las prisas para bajarse el alcohol de 3.300 euros antes de que llegase los servicios de guardacostas al rescate... o que el yate se hundiese definitivamente. Así lo recoge la cadena estadounidense NBC en una información.

"Recibimos una llamada sobre un barco de pasajeros entre Monument y Star Island". La afirmación pertenece a la Guardia Costera de EEUU, los héroes que salvaron a esta treintena de creadoras y creadores de contenido, que ya fueron atendidos en tierra por efectivos del Departamento de Bomberos de Miami. "El barco estaba completamente vertical", aseguró a la citada cadena una testigo, Rachel Miller. Pero, ¿qué ocurrió realmente?

En este sentido, el lujoso yate que acabó hundido se trata de una embarcación de 19 metros de eslora, pero que solo cuenta con capacidad para unas 15 personas. En el momento del suceso iba con más del doble de ocupantes del que permiten las especificaciones.

Posts en Instagram entre prisas y risas para descorchar el champán

Lauren Nicole, Anita Ayala, Regan Hartley, Izabella Koch y Yasmany Linares son algunos de los nombres de las influencers a bordo de la embarcación y que compartieron en sus cuentas en redes sociales lo ocurrido. Lo cierto es que hubo tripulantes que se lo tomaron de forma diversa, algunos con sorpresa y cierto temor, pero otras no perdieron la oportunidad de divertirse con la experiencia. 

Sobre todo los que comprendieron que había más peligro en desperdiciar el caro champagne que en que la cosa acabase en tragedia -llevaban chalecos, estaban relativamente cerca de tierra y el agua cuenta con una temperatura agradable en esta época del año-, por lo que corrieron a descorchar entre risas.

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