Una alemana septuagenaria ha visto cómo se le ha denegado el acceso al supermercado que se encuentra en el mismo bloque de edificios que su vivienda, una decisión judicial tomada por el Tribunal de Distrito de Múnich. ¿El motivo? No ha aceptado el recurso presentado por la anciana para acabar con la prohibición. Así lo recoge el portal germano T-online.

Pero esa prohibición responde a otra cuestión. La mujer de 77 años había esgrimido ante el tribunal que no puede recorrer grandes distancias por motivos de salud. Y que desde el establecimiento le habían vetado la entrada sin razón alguna, ahondando en un prejuicio que, según ella, imposibilitaba prácticamente su participación en la vida social. 

Pero el recurso no fue estimado por que el tribunal valoró que la última palabra sobre el acceso está en los responsables del supermercado en cuestión. En esta línea, la defensa legal de la empresa no fue esa. En realidad, lo que habían puesto encima de la mesa para justificar ese veto de la anciana es que esta, según el relato de la firma, se había comportado inapropiadamente en repetidas ocasiones.

Supuestos insultos a clientes y apertura de productos sin comprarlos

Alegaron que insultó a los clientes desde la ventana de su apartamento, molestó al personal en el trabajo y abrió productos en el mostrador de alimentos frescos sin comprarlos luego, pero, en realidad, en el juicio el factor que pesó en la decisión judicial fue la de que, independientemente de todo, la decisión sobre el acceso es únicamente de la firma.

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