Uno de las ciudades españolas más arrasadas por el fenómeno de los okupas se encuentra en Canarias. En concreto se trata de Santa Cruz de Tenerife en la que se han incrementados los casos de okupaciones en los últimos meses, concentrado especialmente en uno de sus barrios, el de El Toscal. Los vecinos están muy preocupados porque los delitos van en aumento.

Precisamente una de las víctimas de estas okupaciones ha contado su caso en la COPE de Canarias. La cuesión es que ella ya se temía lo peor cuando, días  entes de ocurrir la usurpación de su casa, se encontró una especie de masa o chicle en la cerradura de su puerta, según relató. Y no le faltaba razón.

De madrugada, entraron los okupas en la vivienda, pero rápidamente los vecinos llamaron a la policía. Sin embargo, lo curioso del caso es que ésta no pudo hacer nada por la técnica concreta que usaron los okupas para entrar en la vivienda. 

Resulta que María explica que los okupas no se cortaron a la hora de hace ruido, rompiendo la cerradura a martillazos, razón por la cual los vecinos se alertaron rápidamente de lo que estaba pasando llamado a los agentes. Pero parece que los inquilinos no deseados lo tenían todo preparado. 

Cuando llegó la policía para expulsarles les presentaron un certificado de empadronamiento en concreto en esa vivienda y realizado el día anterior por Internet. "Con eso bastó", explicó entre incrédula y desconcertada la mujer, "dijeron que se les había olvidado la llave y que estaban intentando abrir", relató.

Tras ver que los cuerpos de seguridad no pudieron intervenir, los residentes de este barrio de Tenerife organizaron una manifestación en la entrada del edifico y también decidieron hacer mucho ruido para que se les escuche: hicieron una cacerolada para exigir justicia.