El año en el que el feminismo dijo 'se acabó': de qué han servido los casos mediáticos y qué queda por hacer

El año en el que el feminismo dijo 'se acabó': de qué han servido los casos mediáticos y qué queda por hacer

Casos como los de Carlos Vermut, Luis Rubiales o Dani Alves han puesto de manifiesto la importancia del consentimiento, las denuncias por violencia sexual y la ley del 'solo sí es sí'.

Mujer manifestándose con el símbolo feminista pintado en la cara.SOPA Images

En 1978 en plena Transición y con la democracia prácticamente recién estrenada, María Jiménez compuso Se acabó, una canción en la que plasmaba sus propias vivencias con la violencia machista y su matrimonio y relación de maltrato con Pepe Sancho que ella misma contó.

"Porque ella se lo propuso" hizo una denuncia pública que quizás nunca imaginó que este 2023, apenas un par de semanas antes de su muerte, se convertiría en un grito de guerra por el consentimiento y contra las violencias sexuales y abuso de poder que sufren muchas mujeres.

Las primeras en alzar la voz fueron las jugadoras de la Selección Española de Fútbol tras el caso del beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso en la final del Mundial de fútbol del pasado mes de agosto y, especialmente, tras la negativa a dimitir del entonces presidente de la RFEF.

Pero esto no se ha quedado ahí. Las futbolistas generaron toda una ola de apoyo y el movimiento se trasladó a otros sectores como el de la música —por ejemplo, en una cuenta de Instagram en la que mujeres hicieron denuncias anónimas de acoso en el sector—, los medios de comunicación e incluso el cine, donde tras los abusos sexuales de la fiesta de los Feroz 2023 habían empezado a moverse hilos. 

La mayoría de estas denuncias anónimas, como las que recopiló la periodista Cristina Fallarás en su bloqueada cuenta de Instagram, no llegaron a hacerse públicas, pero las especialistas dejan claro que los casos mediáticos han ayudado a presentarlos a la opinión pública.

"Creo que desde luego sirven y sobre todo yo creo que ha habido un gran cambio en el paradigma del imaginario colectivo en España sobre lo que es violencia sexual y lo que no", explica a El HuffPost Raquel Pérez Benasco, vicepresidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes.

Para ella, el caso Rubiales ha marcado "un punto de inflexión" en conductas que antes parecían "bromas" o se tildaban de "cuestiones sin importancia". "Gran parte de la sociedad es capaz de identificarlas como lo que son, que son violencias y que son estructuras que continúan perpetuando las desigualdades que existen y que se sustentan en el patriarcado", explica.

Para Pino de la Nuez, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, según el caso, esta exposición mediática puede ser "positiva o negativa" en función del caso. Sin embargo, dice que esta relevancia pública ha hecho que se ponga sobre la mesa el "derecho a la libertad sexual que es el bien jurídico que se debe proteger". 

"Lo que ha hecho es hacer entender e intentar mostrar a la sociedad que no hay que normalizar determinadas conductas machistas que tienen trascendencia en las mujeres, en las menores y las adolescentes. Porque tenemos normalizadas todavía actuaciones que lo que significan son violencias sexuales, actos sin consentimiento y no se les da la importancia que necesitan", recalca.

La lucha feminista y la 'ley del solo sí es sí', claves en los avances

El movimiento cada vez más fuerte en España por la lucha de los derechos de las mujeres ha facilitado que estos casos puedan denunciarse públicamente y sean, a pesar de cierto sector reticente, condenados públicamente.

"No creo que hubiese habido, por ejemplo, un 'se acabó', si no hubiese habido anteriormente un MeToo en el que se pusieron de manifiesto agresiones sexuales y abusos sexuales que son mucho más identificables, que no evidentes porque se vio que no por ser más identificables se creyeran las víctimas. Tuvo que ser el movimiento feminista el que alzara la voz en ese sentido", señala Pérez.

Para ella, otro punto de inflexión y que, de hecho, sentó precedente fue la sentencia de La manada: "Gracias a eso, hemos sido capaces de llegar no solamente a legislación, sino a dar un paso más allá, que es el cambio de imaginario colectivo con respecto a lo que es violencia y lo que no".

Pancarta del 8M en Madrid.Europa Press via Getty Images

Uno de estos avances y logros ha sido precisamente la ley del 'solo sí es sí', aprobada en 2022 y reformada por el PSOE en abril de 2023, impulsada por Irene Montero, exmininistra de Igualdad. Uno de los objetivos que abanderaba la de Podemos era precisamente el "poner el consentimiento en el centro", más allá de la intimidación o la violencia a la que estaban sometidas las violencias sexuales para ser categorizadas como agresión.

Para De la Nuez, "la ley le ha dado visibilidad a esos comportamientos que tenemos interiorizados" y que "tienen que generar en la sociedad un reproche penal, que estas conductas no tienen que estar normalizadas". Además, la jurista destaca el carácter de "garantía integral" de la legislación que recoge algunas violencias sexuales que hasta ahora no tenían marco normativo.

De la Nuez recuerda que la determinación de la ley del 'solo sí es sí' no es algo exclusivo del ministerio de Igualdad, sino que se trata de unas demandas históricas basadas en el cumplimiento del Tratado de Estambul de 2014 y en las "recomendaciones de la relatoría de las Naciones Unidas por la violencia de género". "Ya obligaban al Estado español a quitar esos sesgos y estos estereotipos de género en los y las juzgadoras", explica.

"Si no aplicamos con perspectiva de género estos delitos o con perspectiva de infancia, de adolescencia... En definitiva con perspectiva de derechos humanos, es imposible, es una obligación legal", recalca la jurista quien asegura que la perspectiva de género tendría que ser obligatoria no solo en el juicio sino en "todos y todas los operadores que están en trato directo con las víctimas".

La supuesta rebaja de las penas que tan criticada fue por ciertos sectores del feminismo TERF y de la derecha tras la aprobación de la ley está en la mayoría de los casos, tal y como recuerda De la Nuez, depende en gran parte del juez o la jueza. 

"En el caso de Dani Alves, por supuesto no ha reconocido la gravedad de los hechos con tanta magnitud como podría haberlo hecho. Aun reconociendo en su relato los hechos probados, la pena podría haber sido superior porque el abordaje de estos delitos no solo está en la ausencia de consentimiento, sino también en ese derecho a la reparación que puede tener sin atenuar la pena", explica y recuerda que "pudiendo aplicar una pena superior, ha aplicado la menor".

Tareas pendientes: el juicio público y la revictimización

Todos estos casos que han resonado en los últimos meses y que han tenido como protagonistas a personajes públicos han sido tratados, tanto por los medios como por la opinión pública, en algunos casos de forma sensacionalista y poniendo el foco en la víctima.

Se ha visto cuestionada la versión de la víctima de Dani Alves en varias ocasiones, al igual que las de las denunciantes que prestaron sus testimonios a El País para poner de manifiesto los abusos sexuales de Carlos Vermut. A estas se las acusó de no acudir a los juzgados, algo que pasó también en su momento con el Me Too. Por no hablar de la persecución y acoso que sufrió Jenni Hermoso tras el caso Rubiales.

"El hecho de que se juzgue socialmente de manera tan brutal a las mujeres que deciden dar un paso adelante es algo con lo que todavía seguimos cargando", sentencia Pérez, que recuerda que la presión que sufrió la víctima de Alves hizo que rechazara ser indemnizada. "Le dijeron que buscaba dinero o hacerse famosa...", detalla.

"Nos falta evidentemente muchísima pedagogía y poner el testimonio de las víctimas en el centro y proteger a las víctimas ante todo y fundamentalmente", explica la vicepresidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes.

La revictimización que supone esta presión se plasma también a la hora de acudir al juzgado. Según datos del ministerio de Igualdad, solo un 8% de las víctimas de violencia sexual denuncian. 

"Hay que tener intención y dotación presupuestaria porque sin ella, solo son palabras y buenas intenciones"
Pino de la Nuez, presidenta de la asociación de mujeres juristas Themis

"Es una de las cuestiones fundamentales por las que después las víctimas deciden no acudir a la justicia porque es que no se sienten amparadas, por todas las trabas que después se les pone en cuanto a los testimonios de haber vivido una situación absolutamente violenta y de una gravedad absoluta", explica y recuerda que se deben facilitar herramientas al sistema judicial para que estos casos se aborden con la delicadeza y protección de las víctimas necesarias.

Esa prevención y que los servicios judiciales estén a la disposición de la víctima sin ningún tipo de prejuicio y sin tener que revictimizarlas es una de las tareas pendientes que De la Nuez ve fundamental y a la que cree que no se destinan suficientes fondos. "Hay que tener intención y dotación presupuestaria porque sin ella, solo son palabras y buenas intenciones", destaca.

Además, la abogada recalca que el acuerdo tiene que ser "por parte de todas las administraciones del Estado" en el cumplimiento de la "diligencia debida" y en la "no existencia de este estereotipo y a la adaptación a la normativa internacional".

Prevención y el foco puesto en la 'manosfera' de los más jóvenes

La clave, según ambas especialistas, estaría en una labor de prevención en las instituciones y orientada también a niñas y adolescentes. Pero en esta tarea se han encontrado con trabas como es el auge de la manosfera y los discursos machistas a los que muchos jóvenes tienen acceso a través de redes.

Según el Informe HOPE no odio de 2020, esa misoginia digital influye en las creencias de los más jóvenes sobre el feminismo. “Los niños repiten los puntos de conversación de la manosfera en la escuela e incluso acosan a las maestras”, apuntan. "El informe encontró que el 50% de los hombres jóvenes de entre 16 y 24 años cree que el feminismo dificulta que los hombres tengan éxito", añaden.

De ahí que los datos de la primera encuesta del CIS sobre igualdad reflejen que un 44% de los hombres cree que se ha ido demasiado lejos con el feminismo y ahora se les está discriminando a ellos.

Pérez señala que la situación de las mujeres jóvenes es muy distinta a la de los hombres. Ellas, en general, detectan "muchas conductas no nos parecen correctas o que por lo menos nos cuestionamos" y que antes era imposible, mientras que algunos de ellos consumen "podcast o vídeos de YouTube de influencers de extrema derecha y que reproducen roles con respecto y que proyectan una imagen que se debe tener de las mujeres absolutamente conservadoras".

"El patriarcado siempre encuentra la manera de ajustarse y de actualizarse y de introducirse en esta nueva sociedad. Nosotros lo interpretamos como una directa respuesta a todos los avances que se han conseguido en los últimos años", explica Pérez.

"El patriarcado siempre encuentra la manera de ajustarse y de actualizarse y de introducirse en esta nueva sociedad. Nosotros lo interpretamos como una directa respuesta a todos los avances que se han conseguido en los últimos años"
Raquel Pérez Benasco, vicepresidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes.

"Desafortunadamente este discurso está calando en muchos jóvenes, sobre todo en hombres. Siguen surgiendo voces que nuevamente cuestionan absolutamente todos los avances feministas que se consiguen y que hacen que nunca vayamos a poder dejar de luchar y de hacer pedagogía", señala.

En este sentido, la investigadora y activista feminista Clara Serra señaló en una entrevista con El HuffPost que los hombres deben jugar también un papel fundamental en la lucha feminista y en un futuro en el que el consentimiento se aborde desde otro punto: "Apuntamos a un problema social, que se aborda colectivamente, no se aborda porque ciertas personas dejen de hacer cosas si está toda la sociedad implicada en la reproducción de ciertas maneras de ver la realidad y ciertos estereotipos sexistas. La solución pasa por todos".

De la Nuez, que ha dedicado su trayectoria a casos de violencia de género y de familia, asegura que está "acostumbrada al negacionismo a lo que sean los avances de los derechos de las mujeres". 

Además, la jurista pide constancia en la lucha y las reivindicaciones, así como ver esas buenas prácticas en todos los ámbitos, también a nivel de prevención y educación entre estos jóvenes, para evitar retrocesos como los que se han dado en ciertos países como Argentina, Italia o Hungría, donde se han restringido los derechos de las mujeres. 

"Lo que consigamos y avancemos no significa nada, tenemos que seguir reivindicándolo porque lo podemos perder", concluye.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es