El peligro de las 'fake news' en tiempos de guerra: cuando la ficción se intenta disfrazar de realidad

El peligro de las 'fake news' en tiempos de guerra: cuando la ficción se intenta disfrazar de realidad

Algunas de las mayores especialistas en desinformación de España advierten de la falta de control en las redes y de los riesgos que puede causar, tras la polémica producida respecto a la falsa noticia sobre la decapitación de 40 bebés en Israel.

Jóvenes palestinos haciendo una fotografía tras el ataque israelí a un edificio en Gaza.Sameh Rahmi

Siguen estando ahí. Las llamadas fake news (noticias falsas) continúan siendo las protagonistas y más en los momentos de mayor tensión, como lo es una guerra. Por más que una mentira se repita 10 veces, no se termina convirtiendo en una verdad, pero sí puede llevar a equívoco. Algo que representa unos peligros cada vez mayores en una sociedad tan digitalizada como la actual.

Ejemplo de esos riesgos es lo que ha sucedido en los últimos días con la polémica información que una periodista del canal israelí i24NEWS dio sobre unos hechos que, sin llegar a ser confirmados por la misma reportera, corrieron como la pólvora por todo el mundo.

La comunicadora apuntó que, tras el inicio de la ofensiva de Hamás sobre Israel del pasado sábado, el grupo armado había asesinado y decapitado a 40 bebés, después de que su única fuente, un soldado israelí, le dijera que "cree que ocurrió", aunque no llegó a confirmarlo.

Pero a las 20.36 horas, hora española, del pasado martes 10 de octubre, la agencia Anadolu daba a conocer que un portavoz del ejército israelí aseguraba que no tenían ninguna información sobre tales acusaciones. "Hemos visto las noticias, pero no tenemos ningún detalle ni confirmación al respecto", explicó.

Por si fuera poco, un importante mandatario que tropezó con dicha noticia pese a que ya había sido desmentida. Ni más ni menos que el presidente de EEUU, Joe Biden, que, un día después, aseguró que nunca había pensado que "vería fotografías de terroristas decapitando a niños". Una afirmación que la Casa Blanca se vio obligada a matizar minutos más tarde, desmintiendo las palabras que había pronunciado el líder norteamericano.

Después de haberlo negado y haber cerrado la puerta, Israel volvió a retomar el tema este jueves y denunció que Hamás había protagonizado un ataque "horripilante y monstruoso" contra niños en la región, en el que había decapitado algunos de ellos, sin dar una cifra concreta.

Pero, para entonces, en pleno conflicto entre Israel y el grupo terrorista, lo único que se ha logrado es que tanto la verdad como la mentira se hayan mezclado, poniendo cada vez más trabas para dar a conocer la realidad de lo que está pasando.

La desinformación, "un flanco más"

Ese intercambio de informaciones falsas no es algo nuevo y se ha ido produciendo a lo largo de la historia en algunas de las guerras más relevantes. Algo en lo que hace hincapié Myriam Redondo, periodista experta en desinformación digital e internacional.

"La propaganda, la desinformación, es uno de los recursos principales en los conflictos, un flanco más. Muchas victorias militares relevantes en la historia se han conseguido tras engañar al enemigo, o tras estimular la agresividad de la sociedad internacional para que respaldara una guerra determinada contra un "otro" que tenía que parecer perverso, porque si no, no consigues apoyo", relata.

La especialista en desinformación reconoce que la guerra entre Israel y Hamás ha comenzado "con un gran engaño". "Hamás ha ocultado que tenía capacidad para hacer lo que ha hecho (factor sorpresa). Israel y Hamás además se conocen muy bien y son grandes expertos en desinformar sobre el otro", detalla.

En el caso concreto de la noticia falsa sobre los 40 bebés decapitados, Myriam Redondo recomienda que no se debe contratar a ningún redactor de Internacional que "no haya leído The first casualty de Phillip Knightley". "Es la prueba del algodón rápida que se me ocurre para obligar a los periodistas a conocer la historia de la propaganda bélica", advierte.

Carmela Ríos, periodista experta en redes sociales y desinformación, reconoce que la información como tal "ya es una herramienta de guerra", pero también destaca no se trata de algo nuevo. "Ahora mismo, en un conflicto con partes interesadas, una afirmación con la de los supuestos niños decapitados es difícil de comprobar, de verificar y siempre encontraremos en la red gente que esté a favor y en contra", asegura.

La especialista en fake news habla de otro término que trasciende de los hechos bélicos como tal y que lo considera una "guerra política interna de cada país". "En otros países, hay un conflicto interno político que se crea porque la derecha, en España y en Francia, reprocha a la izquierda no ser lo suficientemente duros a la hora de la condena del ataque de Hamás. En esos entornos, se puede crear desinformación que sirva para apoyar esa afirmación", añade.

Los ejemplos de la Primera Guerra Mundial y la guerra del Golfo

Myriam Redondo destaca que es algo que se ha vivido en otros conflictos, como la Primera Guerra Mundial o la guerra del Golfo. "En la primera guerra mundial (1914-19) se puso en marcha una gran maquinaria de noticias falsas que incluía la idea de que el enemigo alemán se comía a bebés", recuerda.

Unos hechos que también los compara con lo que ocurrió en la guerra Irak-Kuwait, en 1990: "Uno de los mayores bulos, orquestado y respaldado por élites políticas y económicas, fue el de que soldados iraquíes habían asesinado a bebés kuwaitíes en incubadoras. Lo contó una adolescente presuntamente inocente, Nayirah, y no era verdad, era un testigo con intereses y preparada para ofrecer su testimonio de la manera más emocional posible".

"Estos dos ejemplos no se diferencian mucho de lo que estamos viendo ahora. Es extraño lo fácilmente que seguimos cayendo en ello en cuanto nos ofrecen una historia de impacto", justifica.

Es extraño lo fácilmente que seguimos cayendo en ello en cuanto nos ofrecen una historia de impacto
Myriam Redondo

Carmela Ríos no duda en resaltar lo "demoledor" que es que, como ha ocurrido en numerosas ocasiones, un político se haga "eco de un bulo sin que esa noticia se haya verificado por medios de comunicación de referencia". "Lo que hace es una irresponsabilidad. Usar un hecho, independientemente de su veracidad, para su jugo político", razona.

"Digamos que el mensaje es doble y es demoledor en los dos casos. Pone una carga explosiva en el cimiento de un Estado de Derecho, como es jugar con la verdad, que, para un político, debería ser bastante importante", reprocha.

La especialista en desinformación defiende que estas situaciones que se repiten con asiduidad entre los diferentes representantes políticos todavía es peor a la hora de tener que rectificar: "En las meteduras de pata es muy difícil sacarles una disculpa".

Bruselas, manos a la obra con Twitter

Lo que ha pasado en los últimos días tras los ataques de Hamás en Israel ha encendido las alarmas en algunas instituciones internacionales y, desde la propia Unión Europea, además de enviar un escrito urgente para avisar de la falta de controles a la desinformación en algunas redes sociales como X, antigua Twitter, también ha abierto una investigación.

El comisario de Industria, Digital y Mercado Interior, Thierry Breton, hizo pública la "carta urgente" que el pasado martes le quiso enviar a Elon Musk por la difusión sin control de bulos y contenidos ilegales a través de la red social que lidera.

Bruselas advirtió que sus servicios cuentan con "indicaciones" de que la antigua Twitter "está siendo utilizada para difundir contenido ilegal y desinformación en la Unión Europea" y recordó que hay una legislación que "establece obligaciones precisas" para poner coto a las falsedades que se pueden llegar a compartir.

"Tenemos informes, de fuentes cualificadas, respecto a la difusión en sus servicios de contenidos potencialmente ilegales a pesar de haber sido señalados por las autoridades relevantes", llegó a criticar, antes de avisar de que la red social X debe proceder de manera "diligente" a tomar medidas y retirar el contenido alertado.

Pero, tras la falta de respuesta y las negaciones del empresario a tales acusaciones, la Comisión Europea ha decidido abrir una investigación a la red social por "promocionar contenidos ilegales de ataque y glorificación de la violencia".

Unos cambios desde la llegada de Elon Musk en los que Carmela Ríos pone el foco: "El problema que tenemos ahora mismo es que en Twitter estamos ciegos. Es un problema bastante difícil de resolver. Ahora mismo verificar o hacer análisis en Twitter es casi heroico".

La experta en desinformación critica que, con la ley en la mano, la red social "está incumpliendo en la norma sistemáticamente, desde hace años". "Hemos visto un crecimiento desmedido de discurso de odio y desinformación y dentro de la UE empieza a haber un hartazgo grande", revela.

El problema que tenemos ahora mismo es que en Twitter estamos ciegos. Es un problema bastante difícil de resolver

Myriam Redondo apunta a que es cierto que algunas redes sociales "empeoran las cosas" por los algoritmos, pero considera que "los mecanismos del engaño son anteriores y analógicos, vinculados a la naturaleza humana". "Siempre, y más siendo influencers, entre los que incluyo a los políticos de todo signo presentes en redes sociales, tenemos la posibilidad de preguntarnos quién está difundiendo una información chocante antes de compartirla", añade.

"Y preguntarse quién no significa pensar que como lo ha publicado un medio en el que confío, eso es una fuente válida y lo publico, sino ir hacia un segundo nivel, entrar en esa noticia, leerla entera y comprender qué fuentes originales está citando el reportero, y si estas son sólidas o no", expone, antes de señalar el término "el doble quién".

La periodista experta en desinformación digital e internacional destaca que "los únicos que podemos detener la expansión de la desinformación somos nosotros". "Leer con atención una noticia entera, que es lo mínimo que puede hacerse, fijarse en quién activó el mecanismo de información de ese dato o noticia como fuente primaria, como disparador. Ante la duda, no compartirla", justifica.

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Sergio Coto es redactor en El HuffPost. Nació en Madrid, en 1995, y estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Antes de llegar a El HuffPost, trabajó como redactor en '20 Minutos', 'El Mundo', 'La Sexta', 'Bankinter' y 'El Plural'. Puedes contactar con él en sergio.coto@huffpost.es