La promesa de la campaña del presidente de EEUU, Donald Trump, de poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania en "24 horas" permanece incumplida tras sus primeros 100 días en la Casa Blanca. A pesar de un plan de paz propuesto por su administración, considerado por críticos como una concesión casi total a las demandas del Kremlin, tanto Ucrania como el propio presidente ruso, Vladímir Putin, se han resistido a aceptar el acuerdo.

La frustración de Trump con la falta de avances ha sido evidente. En un inusual cambio de tono, dejó de lado sus críticas al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para lanzar una advertencia directa a Moscú. "¡Vladimir, ALTO!", escribió en redes sociales, en un mensaje que fue ampliamente ignorado por el Kremlin.

Trump y Zelenski se reunieron en Roma durante el funeral del papa Francisco, días después de que el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, sostuviera un encuentro con Putin. Sin embargo, los resultados concretos han sido escasos. 

La actitud evasiva de Putin ha enfadado a figuras republicanas tradicionalmente duras con Moscú. "Putin ha incumplido todas las promesas que le ha hecho al presidente Trump... Quiere quedarse con todo el territorio que ha tomado", ha dicho el senador John Kennedy (R-LA) en Fox News, añadiendo que el líder estadounidense había sido "engañado" y ha amenazado con represalias económicas: "Estamos dispuestos a convertirlo a él y a su país en alimento para peces".

Incluso desde el Partido Demócrata, el representante Adam Smith coincide en el diagnóstico. Trump, ha afirmado, "dejó que Putin lo tomara por tonto". La esperanza de un fin rápido al conflicto parece más lejana que nunca.