Noventera: la rentable moda que ha traído de vuelta la música de los 90

Noventera: la rentable moda que ha traído de vuelta la música de los 90

La nostalgia vende y los 'samples' de canciones de esta década se han convertido en toda una tendencia.

Whigfield, Aitana, David Guetta y Haddaway.El HuffPost/Getty Images

Que la música de los años 70 era la mejor que se ha hecho o que el disco de los 80 supuso toda una revolución es un mantra que se repite cada cierto tiempo en la industria musical. 

Sin embargo, los grandes olvidados de estos golpes de nostalgia son los 90 y los años 2000: una época en la que la variedad de estilos iba desde la electrónica a los primeros albores del hiphop, el britpop o la incursión del grunge. Pero toda época revive y los 90 están viviendo ahora su segunda época dorada a golpe de estética Superpop.

Los candidatos a canción del verano 2023 son muchos como Columbia de Quevedo, LALA de Myke Towers o BABY HELLO, de Rauw Alejandro con Bizarrap. Aunque una de las que se postulaba como favorita este año y que lleva sonando desde el pasado mes de junio en todas las discotecas y fiestas populares es Las Babys de Aitana.

El tema de la barcelonesa con la base de Whigfield acumula ya más de 25.800.000 reproducciones en Spotify. Su hit fue criticado y alabado por partes iguales al ser un sample de la canción Saturday Night, aunque ella misma aseguró en El País Semanal que surgió al final de su gira a raíz de una reacción de Sebastián Yatra. “Cuando todo el mundo empezó a bailar Saturday Night se quedó un poco flipando. Y yo ahí dije: quiero hacer una canción con esto”, detalló. Pero lo cierto es que la catalana ha puesto sobre la mesa la tendencia del regreso de los 90.

Ella no es la única. David Guetta ha resucitado el What’s Love (Baby Don’t Hurt Me) de Haddaway en 1993 y a nivel patrio, aunque son más de principios de los 2000, tanto Saiko con su Supernova y el sample de Un violinista en tu tejado como la versión de María Escarmiento de Puedes contar conmigo de La Oreja de Van Gogh.

Los 90 están de vuelta y solo hay que ver cómo Barbie, un fenómeno de 1997, llena las salas de cine de personas llenas de rosa y ha vuelto a traer a las listas de éxitos temas de la época como el mítico Barbie Girl de Aqua.

El poder de la nostalgia

La generación de los 90 ha alcanzado en buena parte la treintena o se acercan a los 25 años. Muchos de ellos se encuentran asentándose en el mercado laboral o empezando a formar sus proyectos profesionales y/o familiares. Una situación cuanto menos complicada cuando en los últimos años han vivido una pandemia, una guerra y dos crisis económicas. Los millenials son los principales generadores de nostalgia y la música es una industria que vive de ello.

El neurólogo y psiquiatra Alan R. Hirsch establecía que sentirse nostálgico es “una combinación de muchos recuerdos diferentes, todos integrados, en cuyo proceso se han filtrado todas las emociones negativas”. Algo que hace ver que “cualquier tiempo pasado fue mejor”.

Varios estudios han establecido que este flashback o sencillamente sentirse bien al escuchar un tema de la adolescencia, conocido como “golpe de reminiscencia”, tiene su punto álgido en la adolescencia, concretamente a los 14 años. La experta Kelly Jakubowski, profesora de psicología de la Universidad de Durham, analizó en 2021 cómo respondían 470 adultos entre 18 y 82 años a más de cien canciones de pop de una horquilla de 65 años, tanto si les resultaba familiar como si les evocaba a recuerdos autobiográficos.

"Este aumento de la reminiscencia relacionado con la música alcanzó su punto máximo alrededor de los 14 años, edad en la que los participantes evocaban una mayor cantidad de recuerdos", concluyó la psicóloga en un artículo de The Conversation. Los especialistas llegaron a la conclusión de que las canciones escuchadas en la infancia y adolescencia tienen un fuerte impacto en la evolución de los recuerdos de los sujetos.

En el caso de la música, se trata de un estímulo emocional que puede despertar ese sentimiento nostálgico. Y ahí va haber un artista dispuesto a que sus canciones sean virales en base a lo que le produjo entonces. Basta con ver festivales como el Love the 90’s celebrado el pasado mes de julio en Valencia que colgó el cartel de “no hay entradas” con más de 20.000 asistentes. ¿El cartel? Para todos los gustos: Whigfield, Paco Pil, Chimo Bayo, La Guardia u OBK.

María Escarmiento, que ha basado su último trabajo en referencias a los años 2000, declaró que precisamente quería despertar esa nostalgia en su público. “Queríamos evocar a ese momento, pero elevar las producciones”, contó en una entrevista con Los40. En cierto modo, el hyperpop, género que explota Escarmiento, se centra en esa necesidad de reencontrarse con la estética de los finales de los 90 y principios de los 2000 en una generación que quizás lo vivió demasiado joven.

"Crecimos viendo en la televisión los looks y la estética dosmilera pero no nos tocó experimentarla como adolescentes, entonces hacemos nuestra interpretación de cómo nos hubiéramos acercado a este estilo", declaró a El HuffPost, Julia Toporek, productora, DJ y programadora musical.

Para algunos artistas que sí vivieron estos temas, no en su infancia o adolescencia, sino cuando se empezaron su carrera musical, han querido darle una segunda vida y aprovechar esa nostalgia colectiva. Como también David Guetta, que además de What’s Love ha versionado otros himnos disco como Be my lover de La Bouche.

Actualizar los clásicos no es solo un caso de la electrónica o el hyperpop, son muchos los que lo han hecho a ritmo de reguetón o sonidos latinos. Es el caso de canciones como RITMO de J Balvin y Black Eyed Peas, que tomaba la base de Rythym of the night de Corona, o el inicio de de Myke Towers con Me gustas tú de Manu Chao.

El sampleo y las interpolaciones: los homenajes a base de música

Para muchos críticos esta oda a la nostalgia, especialmente a la década de los 90, es provocada por una baja originalidad de los artistas. Sin embargo, para otros, es una estrategia de lo más rentable, incluidos los artistas originales de estos éxitos.

El sampleo, es decir, utilizar la base o referencias a temas de otros artistas ha servido como una forma de homenaje entre cantantes, muy popular en la música urbana precisamente de los años 90. Sin embargo, en el mundo del rap, donde los samples son muy utilizados desde sus inicios no siempre les ha ido bien. Caba recordar el caso de Ice Ice Baby de Vanilla Ice, que utilizaba un loop de algunos segundos de Under Pressure de Queen, que le costó una notable multa.

Lo mismo le sucedió a Diddy, que fue recientemente condenado a pagarle 4.500 euros al día a Sting, por su canción de 1997 I’ll Be Missing You, que toma la base de Every Breath You Take. Aunque hay matices, en muchos casos, tal y como apuntan los expertos en legislación musical Sympathy for the lawyer en su web, se trata de una interpolación es decir de la reinterpretación de un fragmento de la composición y no de la grabación.

Según contaron los mencionados expertos en un artículo de El País, el caso de Aitana podría ser una interpolación y “no habría que pagar por el uso del fonograma” ya que no es un “copia y pega” de la melodía original de grabación, sino que simplemente se toma como referencia. Muestra de ello son las interpolaciones de La Paquera de Jerez que utilizó Rosalía en El Mal Querer o las de Led Zeppelin y Outkast de Beyoncé en Lemonade, entre otros muchos. Ambas aseguraron que lo hacían para rendir homenaje a sus referentes.

En el caso de que fuera un sample, habría que pagar lo que se conoce como royalties o llegar a algún tipo de acuerdo con el autor o autores de la canción, así como al productor. En el caso de una interpolación, solo se debe contar con una autorización del intérprete y referenciarlo como tal.

De ahí que Whigfield no se muestre descontenta ni pretenda aparentemente iniciar ningún movimiento legal frente a Aitana. “He visto el vídeo y me parece muy guay. Es fantástico que alguien coja la idea para hacer otra canción. Si han pedido permiso a los autores que la usen para lo que quieran; la música debe ser libre. La chica es bonita y si así se consigue que el tema pase a los jóvenes, me parece bien”, dijo a S Moda.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

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Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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