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Los nuevos Sísifos y Prometeos

Los nuevos Sísifos y Prometeos

A veces, mientras bebo mi café de por las mañanas en este invierno poco frío de Madrid, observo tras los cristales a un joven que no pasará de los treinta años. Recoge sus enseres, acaricia a un perro pequeño y se sienta a esperar. Es uno de esos que algunos llaman "perroflautas", desde ese pedestal extraño que da el tener una buena posición.