La victoria de Lula en Brasil es el colofón a una cascada de logros progresistas, muy heterogéneos, con el denominador común del necesario relevo y la búsqueda de respuestas.
Es a cara o cruz, no hay más. Chocan dos modelos de país, que tienen profundamente dividida a la calle, y por eso son los comicios más complicados de la historia del país.
El presidente de Chile planeaba hacer esta crisis desde hace varias semanas a causa de “los errores” de algunos de sus ministros, pero el refrendo constitucional la ha acelerado.
El primer presidente de izquierdas del país toma posesión lleno de símbolos, para acometer una revolución pacífica y construir una nación “justa, fuerte y unida”.
Nacida en Costa de Marfil, organizó una huelga en su hotel, un paro de 22 meses sin precedentes que logró un aumento salarial y mejoras en las condiciones laborales.
En su discurso tras la victoria, Gustavo Petro asegura que los pilares de su Gobierno serán: “Primero la paz, segundo la justicia social y tercero la justicia ambiental”.
Ha sido premiada por su lucha contra la explotación de recursos medioambientes en su comunidad rural y reivindica "el amor y la alegría" como motor de gestión y reconciliación.
El exguerrillero del desmovilizado y exalcalde de Bogotá releva al derechista Iván Duque tras imponerse al populismo emergente que le ha acogotado a última hora.
El candidato de la izquierda y la sorpresa populista están empatados, esprintando en unos días marcados por el juego sucio y la amenaza de agitación popular.
Una cosa es lo que se vota y otra lo que se es: los andaluces se declaran centristas pero responden al desgaste de 37 años de socialismo o la desunión de la izquierda.
Gustavo Petro puede convertirse en el primer presidente de izquierdas del país, aupado por las protestas callejeras y el cansancio de una derecha para las élites.
El líder del Pacto Histórico lidera las encuestas tras años de protestas sociales y con la derecha deslavazada. Su promesa es justicia social y reconciliación.