El mandatario hará balance de la Presidencia española el miércoles en la Eurocámara y luego se trasladará a Bruselas, donde tiene el último Consejo Europeo del año.
La ciudad andaluza acoge una cumbre informal de los Veintisiete que servirá para diseñar el crecimiento hacia el este, que cambiará por completo la Unión. El Pacto de Migración y Asilo, cuya última pata se acaba de desbloquear, también bajo foco.
"Más de 135 proyectos ya está en la línea de salida, desde el hidrógeno limpio hasta las materias primas críticas, desde la expansión de las redes de cables de datos de alto rendimiento hasta las vacunas ARN", dice en el inicio de la cumbre con la Celac.
Von der Leyen defiende que los "demócratas de centro" tienen que ser capaces de demostrar que tienen "ideas claras" de cómo actuar en un mundo cambiante ante el ascenso de grupos en los extremos del espectro político.
La unidad, la reindustrialización, la transición ecológica, la justicia social y la autonomía estratégica son los pilares del semestre, con Ucrania siempre de fondo.
El Europarlamento vota masivamente una resolución en la que expresa sus dudas de que Orban deba llevar el semestre, por sus violaciones del estado de derecho.
No lo ha hecho por la carta remitida por el PP europeo, sino que la decisión "ya fue avanzada el pasado martes 30 de junio a la Dirección General de Comunicación del Parlamento Europeo, 24 horas después" del adelanto electoral.
'Politico' informa de que el líder de los populares europeos, Manfred Weber, pide un retraso a septiembre "para permitir que el recién elegido presidente presente las prioridades del Consejo fuera del ámbito político nacional".
Los retos a los que se enfrentan la nueva Presidencia holandesa semestral y, por ende, el proyecto europeo, continúan siendo los mismos temas que los dirigentes europeos llevan meses discutiendo con escasos avances debido a la preocupante supremacía de la intergubermentalidad y las resistencias de los Estados a ceder soberanía.
La designación de Jean Claude Juncker como candidato a presidir la Comisión representa una buena noticia, al menos por tres razones: la más importante, que su partido ganó las elecciones al Parlamento; que es un proeuropeo convencido; y que le avalan el mérito y la capacidad.
Cuando se debate sobre quién presidirá la próxima Comisión Europea, conviene evitar que los árboles nos impidan ver el bosque. Es importante insistir en que el nombramiento recaiga en quien ganó los comicios, pero es aún más relevante conseguir que la Comisión sea útil a la UE.
Resultan inaceptables los manejos del Consejo Europeo para desoír el mensaje de los votantes, al día siguiente de unas elecciones que fueron visualizadas bajo la narrativa de "esta vez es diferente".