¿Pero el 15M no había muerto?
Durante semanas se sucedieron protestas, debates, sentadas, acampadas y asambleas en una vorágine interminable de participación. Poco a poco, la efervescencia inicial se fue calmando y entonces muchos declararon muerto al 15M. Pero no habían entendido nada. No fueron capaces de prever que hoy, cuatro años después, su semilla iba a estar más viva que nunca.