Lo próximo

Lo próximo

En la Comunidad de Madrid, el gobierno de Ayuso intenta representar una imagen lo más alejada posible de lo próximo.

Un joven, con un patinete, en el Metro de Madrid.Jose Manuel de Lago Panadero

Hay palabras cuyos múltiples significados pueden describir todo un proyecto político. Respirar, por ejemplo, alude al aire limpio, a no llegar ahogado a fin de mes, al respiro de las personas que cuidan, a tener quien te trate si te falta el aire. Soñar hace referencia a la capacidad para poder generar proyectos de futuro y a la vez a la tranquilidad que permite descansar por la noche sin que la inquietud vital te interrumpa. Caminar evoca avance, progreso, a la vez que habla de una acción cotidiana, del día a día. Lo próximo es otra de ellas.

Lo próximo es lo cercano, lo que se encuentra a poco espacio nuestro (ya sea espacio físico o afectivo), es la frutería del barrio, el centro de salud, la escuela infantil o la oficina de correos. Es tu amiga de toda la vida, tu madre o la vecina a la que le llevabas la compra en la pandemia. Lo próximo es hablar de lo que de verdad importa, de lo que nos quita el sueño cada noche y lo que nos hace soñar cada día.

Además, lo próximo es lo que vendrá, lo siguiente. Lo próximo es eso que se vislumbra, que está a punto de suceder. Es hablar de futuro y llenarlo de expectativas, ser capaces de levantar la mirada de lo inmediato y señalar que existe algo que va a cambiar. Que el ahora no es lo único posible, que no vivimos en una condición póstuma en la que todo lo que vendrá no es sino una versión defectuosa de lo que ya ocurrió o está ocurriendo.

En la Comunidad de Madrid, el gobierno de Ayuso intenta representar una imagen lo más alejada posible de lo próximo. ¿Sanidad? Cerramos o diezmamos puestos de atención de urgencias en pueblos y barrios, para que tengas que ir al hospital, y además ponemos tablets donde debería haber profesionales sanitarios; frente a lo cercano, la telemedicina, donde “tele” significa “lejos”. ¿Educación? Barrios de “nueva” construcción que durante décadas ven cómo la promesa de un instituto o una escuela infantil pública se ve pospuesta y los niños y niñas tienen que irse fuera de sus barrios a estudiar. ¿Residencias? Ir a vivir a una residencia es, casi indefectiblemente, sufrir una suerte de exilio o destierro de donde uno ha echado sus raíces durante una vida. ¿Vivienda? La eterna y repetida historia del cambio de piso y barrio cada vez que toca renovar el contrato de alquiler.

La proximidad no es un valor simplemente porque tenga varios significados, sino porque nos ayuda a dibujar una vida mejor. Tener comunidades cohesionadas disminuye la mortalidad en las olas de calor, como bien relata Eric Klinenberg en Palacios para el pueblo; poder desplazarnos andando a los sitios mejora nuestra salud; que los alimentos que consumamos vengan de lo más cerca posible, en vez de cruzar medio mundo para consumir fruta de fuera de temporada, disminuye las emisiones y el consumo de energía en la producción de lo que comemos; que resuelvan tus problemas de salud en tu centro de salud sin necesidad de desplazarte a un hospital que esté más lejos nos hace la vida mejor y más fácil; tener un colegio público en el barrio y que los amigos y amigas de tus hijos vivan cerca de ellos facilita su socialización y hace que sea más fácil que queden con ellos para jugar; no perder tres horas al día en transporte para ir y volver del trabajo te regala tres horas al día para vivir de otra manera.

Lo próximo es una seña de identidad, una declaración de principios y un programa político. En tiempos en los que para mucha gente parece que Madrid es simplemente el lugar desde el que se habla de España, es preciso y urgente reivindicar la proximidad desde nuestra región, esto es, reconocer un espacio propio y enmendar al completo la frase de “Madrid es España dentro de España” para cambiarla por “Madrid es Madrid”, y desde aquí vivimos, trabajamos y pensamos cómo mejorar la vida de esta comunidad.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Médico y diputado de Más Madrid en la Asamblea de Madrid.