El ocaso de Kifkif: la primera ONG para migrantes LGTBIQ+ cierra con su líder denunciado por presunto desfalco

El ocaso de Kifkif: la primera ONG para migrantes LGTBIQ+ cierra con su líder denunciado por presunto desfalco

Samir Bargachi está acusado de quedarse con más de 200.000 euros de la asociación. "De puertas para afuera, siempre hizo un gran activismo. Pero dentro ha habido mucho maltrato psicológico y bastante descontento", dice un trabajador.

Samir Bargachi@Kifkif_iguales

La persiana arcoíris de la sede principal de Kifkif, en pleno corazón del barrio de Lavapiés (Madrid), permanece echada desde hace varios días y sus redes sociales no actualizan contenido desde el pasado 11 de octubre. Un silencio y una falta de actividad inusuales para una asociación que, gracias a dos décadas de trabajo, se había convertido hasta ahora en un referente absoluto del activismo LGTBIQ+.

Cualquier persona comprometida con las luchas del colectivo ha oído hablar de ella y de su fundador, Samir Bargachi. Un joven marroquí que emigró a España con apenas 13 años y cuyo inconformismo con las formas de pensar y las leyes árabes le llevaron a crear esta ONG. El nombre que le puso no es casual: Kifkif significa "de igual a igual" en la lengua bereber.

Su asociación fue la primera en dar protección y ayuda a los migrantes y refugiados LGTBIQ+ dispensándoles asistencia social, apoyo psicológico, salud sexual o cursos de idiomas, entre otras funciones. Una labor inédita en España que rápidamente comenzó a adquirir notoriedad y un peso específico dentro del tejido solidario que se presta en Madrid. 

Personalidades del mundo de la política como Carla Antonelli, la ministra de Igualdad, Irene Montero, o el actual presidente en funciones, Pedro Sánchez, se han fotografiado en estos últimos años con el joven o han acudido a la sede para apoyar su labor. Así consta en las diferentes fotografías de Bargachi junto a estos dirigentes colgadas en la web y en las redes sociales de Kifkif. 

  Samir Bargachi, junto a Pedro SánchezKifKif

Sin embargo, todo ha cambiado desde el pasado 14 de octubre. Ese día, el diario El Mundo publicaba un artículo en el que destapaba que el marroquí ha sido denunciado por "apropiación indebida, falsedad documental y estafa" a su propia sociedad. En concreto, se le acusa de un "desfalco total de 208.580 euros desde abril de 2021" a las cuentas de la ONG.

Jesús Ortega, extesorero de la sociedad, es uno de los denunciantes. "A Samir le he tratado como a un hijo, lo conozco desde que era pequeño. Yo mismo le ayudé en la creación de la asociación porque le hacían falta tres firmas. Vi nacer Kifkif y ahora me duele muchísimo tener que ser yo quien lo cierre", asegura en una conversación telefónica con El HuffPost

A raíz de la denuncia, Ortega ha tomado el cargo de presidente provisional con una única tarea: proceder a la liquidación de la asociación y ejecutar el ERE que afectará a todos sus trabajadores. El cierre será definitivo el próximo 26 de octubre. "Vamos a dejar a quince personas en la calle por culpa de una mala gestión", se lamenta. 

Estos últimos días, Jesús se ufana en pedir a través de sus redes sociales que nadie done o se haga "amigue" de la asociación porque Samir aún controlaría el dinero que pueda entrar por estas vías. De hecho, a través de la cuenta oficial en X (antes Twitter) o de Instagram de Kifkif, el denunciado seguía pidiendo hasta hace nada la colaboración solidaria de sus seguidores "para seguir protegiendo los derechos de las personas migrantes y refugiadas LGTBI". Eran ya las últimas publicaciones que se hacían desde ambas cuentas, supuestamente bajo poder de Samir al ser el único que posee las claves de acceso. Ni promoción de las actividades de la asociación ni proclamas en favor de los derechos del colectivo. Sólo "spam" para pedir dinero "por todos los medios posibles", asegura Ortega.

Pero, ¿qué ha pasado para que el chico de "audaz labor activista" - como así se le describe en una de los últimos posts de Kifkif -  haya sido denunciado por sus propios compañeros de asociación por presuntamente apropiarse de más de 200.000 euros?

"Maltrato psicológico y descontento"

Jorge Beltrán ha trabajado durante los últimos seis años en Kifkif como técnico de un proyecto de consumo y adicciones, coordinador del área de salud de la entidad, y en el último año, como coordinador en funciones de la Oficina Técnica y de Acción Social. Su relación con Bargachi, admite, "ha sido cordial en muchos momentos, pero no en todos".  

"Reconozco que cuando le conocí, eclipsaba y lo admiraba mucho por su recorrido, sus ideales y su presencia. También tenía un carácter muy marcado e impulsivo, y eso no lo ponía nada fácil. Como presidente, de cara para fuera, siempre hizo un gran activismo.  Pero como presidente en funciones, de puertas para adentro, le pongo un suspenso. Ha habido mucho maltrato psicológico y bastante descontento en la mayoría de las personas profesionales que han pasado por Kifkif", cuenta a El HuffPost.

  Jorge Beltrán, en su primer día en KifKifCedida

El problema con los fondos de la asociación arrancaron, según Jorge, a finales de enero de este año. "Tuve que 'pelear' para que se pagaran las nóminas, a mes ya vencido, porque algunos de los compañeros no podían asumir el alquiler por falta de liquidez. Y máxime cuando él se había adelantado dinero, en concepto de nóminas hasta febrero de 2025", asegura. En paralelo, Samir comenzó a ausentarse de su trabajo más de la cuenta y a abandonar sus responsabilidades. "También teníamos dificultades para comunicarnos con él y detectamos movimientos bancarios inusuales en las cuentas de la entidad", añade.

Poco después, el responsable de finanzas de la asociación y el resto del equipo técnico le pidieron explicaciones ante el temor de que no se pudieran ejecutar los proyectos subvencionados. "Pero siempre se nos dijo que todo estaba bien, que Kifkif gozaba de una buena salud económica y que el dinero estaba en otras cuentas que solo eran competencia de la Junta Directiva y de los socios, como gastos de representación; que no era de nuestra incumbencia", explica. 

En julio, Jorge recibió una llamada de la Unidad de Gestión de la Diversidad de la Policía Municipal de Madrid para hablarle de una intervención en el domicilio de Samir. La información que le proporcionaron los agentes dio sentido a todos sus interrogantes. "En ese momento, localizamos a los otros dos miembros de la Junta Directiva de Kifkif y pusimos en su conocimiento lo que estaba pasando, y desde entonces todo quedó en manos de Jesús Ortega y el bufete de abogados", cuenta.

Desde hace tres meses, ni Jorge ni Jesús han hablado con Samir. Ambos coinciden en señalar que sus últimas conversaciones con él fueron "desagradables". "Tampoco ha dado ningún tipo de explicación al equipo ni tampoco a los otros miembros de la Junta Directiva. Me siento decepcionado y dolido, a la par que triste y rabioso. No sólo lo veo ilógico, sino que me parece incoherente, injusto, desagradecido, vergonzoso y escandaloso. Muy miserable", explica sobre los comportamientos del marroquí. 

"Las labores que hacía Kifkif siguen siendo necesarias"

El presunto desfalco ha condenado a la asociación a su práctica desaparición con el cierre previsto para finales de este mes. "Hemos perdido la posibilidad de presentarnos a todas las convocatorias de subvenciones de 2024 a las que hemos aplicado siempre, por no haber renovado Samir la firma digital de la entidad, a pesar de haberle insistido en varias ocasiones. Es muy doloroso dejar pasar convocatorias, como la de programas de VIH de la Comunidad de Madrid, en la que teníamos una muy buena puntuación y que tuvimos que desestimar", lamenta Jorge.

  Entrada de la sede de Kifkif, en LavapiésKifkif

Un triste final para una asociación que era bandera de la causa LGTBIQ+ en Madrid y que se ocupaba, especialmente, de la población migrante. "Las labores que hacía Kifkif son muy necesarias. En informes de ACNUR se detalla que las solicitudes de asilo debidas a la persecución sufrida por identidad de género y orientación sexual se han multiplicado de manera progresiva y exponencial, llegando a convertirse en una de las razones más recurrentes en las solicitudes de protección internacional hoy en día. Desgraciadamente, Kifkif no continuará con su actividad, pero el equipo técnico de profesionales sentimos una verdadera vocación y pasión por nuestro trabajo, por encima de nombres y apellidos y de marcas y queremos labrar nuestro propio camino, partiendo de la transparencia, la honestidad y las buenas prácticas", cuenta.

Mientras, Jesús se sigue preguntando dónde está el dinero y por qué Samir, el chico al que consideraba "como un hijo", ha sido capaz de haberse quedado presuntamente con el dinero de la ONG. "Hemos viajado juntos a tantos países, me sabe mal...", es lo único que llegar a decir mientras el corazón de Kifkif se detiene, probablemente para siempre. "Vamos a dejar la asociación en estado de letargo con la esperanza de que alguien algún día pueda recuperar su espíritu y retomar las actividades", concluye. 

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Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es redactor de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es