Entrevista a Pedro Duque: "En la Agencia Espacial Europea nos cuesta trabajo defender a España"

Entrevista a Pedro Duque: "En la Agencia Espacial Europea nos cuesta trabajo defender a España"

GTRES

Pedro Duque Duque (Madrid, 1963) juguetea con las teclas del móvil en un despacho del centro astronómico europeo de Villanueva de la Cañada, en Madrid. Parece distraído, pero cuando habla de la exploración espacial se le ilumina la cara y gesticula enfáticamente. El primer astronauta español en viajar al espacio lidera la Oficina de Operaciones de Vuelo de la Agencia Espacial Europea (ESA, según sus siglas en inglés), con responsabilidad sobre las actividades europeas en la Estación Espacial Internacional, en la que participan cinco agencias espaciales y 16 países. Lamenta el recorte en investigación espacial que ha hecho España, asegura que le gustaría volver al espacio y valora la película Gravity.

La Estación Espacial Internacional es el proyecto más ambicioso de exploración del espacio. ¿Cómo asiste las operaciones europeas desde tierra?

La Estación Espacial Internacional se utiliza como laboratorio, tanto de experimentos científicos como de desarrollos de tecnología. En un día de actividad, estamos pendientes de su desarrollo desde los centros de control. Por ejemplo, si los astronautas tienen que hacer un experimento, hay que garantizar que tengan expertos disponibles en tierra a los que poder consultar; o por si se necesita abrir desde tierra alguna comunicación, o enviar potencia, o activar interruptores por control remoto... Controlamos el trocito de estación que nos corresponde.

¿Los recursos de cada agencia son equitativos?

Lo son en función de su contribución. En Europa, desgraciadamente... Las decisiones que se han tomado establecen una participación del 8,3% de los recursos.

¿Cómo ha afectado la crisis al sector?

Poco, porque la mayor parte de los gobiernos han entendido que la inversión que hacían tampoco era de gran tamaño. Han entendido que es una inversión para que la salida de la crisis sea a través de una economía de alto nivel tecnológico. La mayoría no han aumentado sus contribuciones, pero no las han reducido, sólo demandan más eficiencia. Dentro de Europa, España es de los pocos Estados en los que se ha producido una reducción, y destacó mucho en la última conferencia ministerial, que es el momento donde se toman esas decisiones sobre presupuestos, como el país que menos apostaba por la investigación del espacio. De hecho, algunos países incluso han aumentado su presencia considerablemente en los proyectos espaciales, como Reino Unido. Es una decisión que hay que tomar: ¿gasto en algo para el futuro, o lo gasto todo en paliar los efectos actuales?

¿Han sido la investigación e innovación alguna vez prioritarias en España?

Sí es cierto que da la impresión, visto desde fuera, que España es de los países donde los gobernantes entienden menos el valor de la inversión a futuro. Es curioso, y la verdad es que a todos los españoles que estamos en la ESA nos cuesta trabajo defender a España dentro de la organización [risas].

El I+D en España siempre ha sido bastante... mínimo. Se ve en el porcentaje del PIB; Alemania, Suecia, Bélgica, invierten entre el 2 y el 3%, mientras que aquí ha rondado siempre el 1%. Lo que ha ocurrido es que, en los años previos a la crisis, España fue aumentando su contribución y creando una industria importante. Como ahora se ha reducido mucho la posibilidad de obtener contratos públicos, se están yendo a otros países, aprovechando sus fondos públicos y contratando a sus poblaciones.

En tiempos como estos... ¿Cómo justifica ante la gente la importancia de su trabajo y la necesidad de dotarlo de recursos?

Mostrando que es una inversión, que es un dinero que el Estado pone y que retornará con mayores beneficios. Hay tres o cuatro áreas, investigación espacial, nanotecnologías, biotecnología y genética, en las que los demás Estados están inviertiendo para que se desarrollen sus industrias. Pero no es antes del año que viene o de las próximas elecciones. Esto tiene que ser una política de Estado, que existe en otros países y no aquí.

Uno de los países que más en serio se está tomando la inversión en investigación espacial es China...

Tiene mucha ilusión, muchos planes a futuro, inversión fuerte y una clara vocación de ponerse por delante. Pero todo depende de cómo sea la relación de inversiones; tanto EE UU como Rusia tienen una política de Estado de mantener su preeminencia en este ámbito y, seguramente, aumenten su presupuesto para mantener su posición. Pero si mantuviéramos el ritmo actual y no reaccionara nadie, China adelantaría a Europa en tres o cuatro años y a Estados Unidos en 10.

¿Está la ESA aún lejos de rusos y estadounidenses?

La ESA está lejos de Rusia y EE UU en volumen. Las tecnologías son perfectamente compatibles, pero no nos podemos dedicar a todo porque los países europeos no tienen el dinero que hay en EE UU. Tenemos una quinta parte de su presupuesto. Pero en lo que nos permite hacer nuestro presupuesto, demostramos que somos igual de buenos.

¿Por qué en Europa no se invierte tanto como en EE UU o Rusia?

No lo sé... La verdad es que no lo entiendo. Pero es cierto que es muy difícil hacer una política de Estado que fomente que un determinado país se convierta en líder cuando no hay un Estado. La UE no funciona como EE UU o China.

¿Qué fue lo más revolucionario que hizo la ESA en 2013?

Hemos puesto en órbita el satélite Gaia, que va a medir con precisión millones de estrellas de la galaxia, su posición exacta, y de esa manera podemos dar un paso importante en las lagunas actuales en temas como materias oscuras o la estructura de la galaxia... Y hemos llegado a una acuerdo con EE UU para construir las próximas naves Orión. Ellos construirán la nave y Europa, con la modestia que nos caracteriza, un módulo adicional que le proporcionará la potencia eléctrica.

Y de las misiones futuras... ¿Cuál es la que más entusiasmo y curiosidad le suscita?

Mucha curiosidad por ver lo que va a pasar con China. Y parece ser que, en EE UU, el siguiente viaje que van a hacer es enviar astronautas a un asteroide para desviar su trayectoria y colocarlo más cerca para estudiarlo de forma más sistemática. Veremos qué pasa.

¿Y Marte?

Están muy lejos para nosotros los proyectos de llevar gente a Marte en los próximos siete u ocho años, aunque sea sólo de ida, porque sabemos cuánto costaría. Marte tampoco está tan lejos del alcance de las tecnologías actuales, pero hay que desarrollarlas y ponerlas en marcha.

¿Le gusta la ciencia ficción?

En general, sí. Algunas historias plantean retos que no sé si llegaremos alguna vez a poner en práctica. Si la historia trata de los viajes que hemos realizado, lo normal es que tenga enormes lagunas. Pero cuando se plantean cuestiones más lejanas... pues oye, a lo mejor.

¿Y la situación que plantea la gran ganadora de los Oscar, Gravity? ¿Es realista?

Tiene ambientes muy bien recreados, la Estación Espacial, la manera en que uno se mueve por allí, la sensación de ingravidez, la manera en que se ve la Tierra desde el espacio... Todo eso está reflejado de forma bastante bonita y transmite cierta sensación parecida. La trama es una sucesión de imposibles. Por ejemplo, nosotros no podemos comprender cómo uno puede llegar a una estación espacial y encontrársela vacía y con botes salvavidas. Los restos de basura espacial que vuelan alrededor de la Tierra tendrían que multiplicarse por cinco para colisionar entre ellos y que hubiera una catástrofe así, y viajarían a una velocidad orbital, a ocho kilómetros por segundo. Es imposible ver algo que va a esa velocidad. ¿Pero cómo lo vas a plantear así en una película? El espacio es raro.

¿Pero le gustaría volver al espacio?

Sí, es una actividad que tiene muchas recompensas, es mi oficio, lo que pone en mi tarjeta de visita, "astronauta", y lo que hago en el centro de control es tratar de pasar la experiencia a otros grupos. En los próximos seis o siete años esperemos que lo haya hecho. Aunque obviamente, siendo español en la ESA, con lo que ha ocurrido en las últimas decisiones de presupuesto, hemos quedado un poco menos favorecidos de lo que estábamos antes. Pero tengo confianza en que este año España lo haga distinto. Hay signos de que va a ser así y no es algo que vaya a dar al traste con la balanza de deuda de España.