¿Sirven las mascarillas caseras para protegerse del coronavirus?

¿Sirven las mascarillas caseras para protegerse del coronavirus?

Algunos también bajan a hacer la compra tapándose la boca con fulares.

5e78d5b0230000a6210c6933

La pandemia del coronavirus parece estabilizarse pero la desprotección de los sanitarios que batallan en primera línea contra la enfermedad continúa. La falta de equipos de protección como batas, pantallas y especialmente mascarillas los pone todavía más en peligro y ya son más de 19.000 los trabajadores de la salud contagiados.

Las mascarillas escasean desde que el Covid-19 apareció paulatinamente en España en febrero, cuando muchos se lanzaron a las farmacias a comprarlas. Ahora es en los hospitales donde más las necesitan, por eso muchas personas se han puesto manos a la obra en sus casas a coser mascarillas de tela para repartir o para utilizar al bajar a hacer la compra. Algo parecido a lo que sucedió con el gel desinfectante casero, que muchos farmacéuticos no recomendaban.

A pesar de que el gesto es un precioso arranque de solidaridad en un momento de extrema dificultad varios colectivos advierten de que la mayoría de mascarillas de tela hechas en casa no sirven para evitar el contagio. Un segundo grupo insiste en que, aunque no son igual de válidas que las profesionales, mejor una mascarilla de tela que nada a la hora de bajar a la calle.

La OMS, que no recomienda el uso de mascarillas en población sana, ha alertado de que las fabricadas con tela de algodón pueden convertirse en una fuente de infección. El organismo ha explicado que este tipo de mascarillas no son resistentes a los fluidos y pueden retener la humedad y contaminarse y han repetido que bajo ningún concepto deberían ser utilizadas por personal sanitario.

Desde el Colegio de Farmacéuticos de Ourense explican que las mascarillas elaboradas de forma doméstica “no cumplen con los criterios técnicos de fabricación que recomiendan las autoridades sanitarias”. Además, insisten en que “no garantizan en el mismo grado de posibilidades que las homologadas que no puedan producirse contagios” porque no han pasado ningún tipo de control que garantice “evitar la transmisión”.

En YouTube también han proliferado multitud de vídeos con tutoriales para hacerlas con filtros de café o papel de cocina. El problema no es solo que este tipo de mascarillas no ofrezca protección, también entra en juego el efecto placebo, que da una falsa sensación de seguridad. “Es para sentirnos un poco más protegidos”, explica la investigadora del CSIC Beatriz Novoa, que asegura que el virus puede “colarse” en estas mascarillas y que no deberían ser utilizadas en los hospitales.

Sin embargo la CDC, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades Infecciones de Estados Unidos, recomienda utilizar las mascarillas caseras en espacios como los supermercados o las farmacias. De hecho, el organismo ha compartido un tutorial explicando cómo fabricarlas con algodón, con un trozo de camiseta o reutilizando una bandana.

La CDC busca con esta recomendación que el uso de mascarillas profesionales se limite a los sanitarios, que también sufren la escasez de material en los hospitales estadounidenses. Desde la institución recomiendan lavar con frecuencia las mascarillas fabricadas con tela utilizando la lavadora a temperatura alta.

El fular tampoco sirve

  Un hombre se tapa la boca con una bufanda en un supermercado italiano.

A falta de mascarillas, algunas personas repiten el mismo gesto al salir a la calle para ir al supermercado o la farmacia: taparse la boca con un fular o bufanda. La prenda no sirve como protección, es más, puede ser incluso más peligroso que no llevar nada.

El Ministro de Sanidad francés, Olivier Véran, ha advertido que si una persona se tapa la boca con una prenda para hablar con alguien que tiene el virus y deposita algún gotículo sobre el fular, luego al reajustarlo puede impregnarse la cara o las manos con el virus que ha quedado sobre el pañuelo.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy redactora de LIFE en El HuffPost España, esa sección en la que intentamos contar el lado hedonista de la vida sin dejar de lado otras realidades.

  

Sobre qué temas escribo

Como redactora de LIFE, escribo sobre temas de cultura, moda, belleza o estilo de vida. También he abordado temas de medioambiente, feminismo o sociales, pero donde más cómoda me encuentro es explorando la relación de la moda con otras disciplinas culturales o su impacto social, y sobre todo lo que tenga que ver con el cuidado de la piel.

 

Siempre desde una perspectiva cercana, he tratado cuestiones como la estrategia del Museo del Prado para triunfar a través de sus redes sociales, explicado cómo Melania Trump utilizó su armario como arma política o desmentido bulos relacionados con la protección solar. Es probable que el 80% de los temas que he publicado se hayan escrito mientras sonaban Beyoncé, Oasis y Arctic Monkeys. Además, también me encargo de preparar el boletín de LIFE que enviamos cada sábado intentando resumir la actualidad de la semana.

 

Mi trayectoria

Nací en Vigo en 1992 y desde que tengo uso de razón siempre quise ser periodista. La única excepción fue la época en la que tuve fantasías con ser pintora, pero descarté rápido la idea cuando mis padres me anotaron a clases y me di cuenta de que no era lo mío. Estudié Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), donde me gradué en 2014 después de pasar un año en Roma que me hizo apreciar todavía más la cultura italiana. Dejé Galicia para mudarme a Madrid en 2015 y cursar el Máster de Periodismo Cultural en la Universidad San Pablo Ceu. Aprendí en Radio Galega y en Pentación Espectáculos, donde descubrí lo que hay detrás de producciones de teatro y de grandes eventos como el Festival de Mérida. Colaboré puntualmente con Guía Repsol o la revista L'Officiel y llegué a El HuffPost en 2016, donde empecé compaginando mi trabajo como redactora de Branded Content con temas para la sección de tendencias, que terminó convirtiéndose en LIFE, donde actualmente soy una de las redactoras. Fui finalista en los Premios Ecovidrio de 2017.

 


 

Cómo contactar conmigo: