Alemania no quiere que la sorpresa le pille desprevenida si Rusia decide atacar un país miembro del este de la OTAN. La Bundeswehr, el ejército alemán, ya está negociando con los grandes del transporte civil y militar un plan de evacuación y despliegue que permita mover tropas, munición y blindados hacia la frontera oriental de la Alianza Atlántica. Según ha informado la agencia UNN, que cita al diario económico Handelsblatt, Berlín busca blindar su papel como eje logístico de la OTAN, anticipando un escenario de conflicto que ya nadie descarta del todo. 

Entre los contactos destacan el grupo Lufthansa, la operadora ferroviaria estatal Deutsche Bahn y el gigante armamentístico Rheinmetall. Todos ellos forman parte del engranaje que el Gobierno alemán quiere tener listo en caso de que el mapa europeo vuelva a redibujarse por la fuerza. Ya no se trata solo de contar con soldados preparados, sino de saber cómo trasladarlos a tiempo. Las conversaciones discurren en despachos blindados, pero el mapa mental que dibujan es el de una guerra posible a pocas fronteras de casa.

El propio Ejecutivo dejó por escrito esta línea estratégica en su Estrategia de Seguridad Nacional, actualizada en 2023. Ahí ya se definió a Alemania como “centro logístico” de la OTAN. Eso implica garantizar que decenas de miles de efectivos puedan cruzar el país y llegar al frente oriental sin retrasos ni improvisaciones. Los trenes de Deutsche Bahn, los aviones de Lufthansa y la producción de Rheinmetall forman, desde ahora, parte activa de esa planificación.

Maniobras, pilotos y servicio militar

El Gobierno no quiere dejar ningún frente abierto. Según fuentes del sector citadas por Handelsblatt y recogidas por UNN, se está estudiando incluso que Lufthansa —más concretamente su escuela de vuelo— se haga cargo de la formación básica de nuevos pilotos de combate. La propuesta forma parte del refuerzo de capacidades militares a medio plazo, y busca aprovechar recursos civiles para ganar tiempo y eficacia en un contexto de tensión prolongada.

El 25 de septiembre, Hamburgo se convertirá en el centro de operaciones de uno de los mayores ejercicios militares celebrados en Alemania desde la Guerra Fría. La ciudad acogerá columnas de transporte militar, helicópteros, hospitales de campaña y cientos de efectivos en una maniobra que simula la respuesta alemana a un ataque ruso contra el flanco este de la OTAN. El ensayo, que se verá en calles y polígonos de la ciudad, servirá también para medir el pulso logístico del país ante una situación de emergencia.

En paralelo, el nuevo Gobierno planea reactivar el servicio militar mediante un modelo voluntario. De momento descarta volver a imponer la mili obligatoria, pero ya ha anunciado la puesta en marcha de un sistema de inscripción previa. La medida pretende tener localizados a posibles reclutas si el escenario se complica, aunque la conscripción forzosa sigue sobre la mesa como último recurso.