Las claves de los papeles clasificados que Trump tenía en la república independiente de su casa

Las claves de los papeles clasificados que Trump tenía en la república independiente de su casa

El expresidente de EEUU comparece hoy en un tribunal de Miami por supuestos delitos federales al sacar de la Casa Blanca papeles sobre vulnerabilidades, armas nucleares, adversarios y aliados. El republicano insiste: "Es una caza de brujas". 

El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, habla en un mitin de campaña en Legacy Sports USA, el 9 de octubre de 2022 en Mesa, Arizona.Mario Tama / Getty Images

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, comparecerá este martes en un tribunal federal de Miami (Florida) para dar cuenta de su supuesto mal manejo de documentos clasificados, procedentes de su despacho en la Casa Blanca y que acabaron, sin deber, en su mansión privada de Mar-a-Lago. Todo está preparado para un nuevo espectáculo, en el que la rendición de cuentas con la Justicia se verá salpicada con manifestaciones de sus seguidores -incluyendo los Proud Boys, neofascistas supremacistas- y una esperada comparecencia posterior del propio Trump en esa casa en la que guardaba papeles sobre armas nucleares o países estratégicos como China o Irán.

En mitad de la tormenta judicial que le acompaña en los últimos tiempos, el magnate ya fue procesado por primera vez en marzo, por el caso Stormy Daniels, pero lo fue ante una corte local, la de Manhattan, y por posible falsificación de documentos para ocultar el pago a la actriz porno con la que había tenido una aventura, a cambio de silencio. 34 cargos en total. Siendo eso grave, ahora todo se agiganta: se enfrenta a una imputación por delitos federales (o sea, nacionales) y hace frente a 37 cargos gravísimos que pueden mandarlo a la cárcel por cien años. Se investiga si se negó a devolver los papeles, si mintió a las autoridades, si ocultó información y si obstruyó la acción de los jueces. Es histórico: nunca antes un exmandatario de EEUU se había enfrentado a algo así.

Los hechos y los cargos

Trump comparecerá a las 15:00 horas (hora local de Miami, las 21:00 horas en Madrid) para responder ante la justicia federal de 37 cargos penales relacionados con los documentos clasificados hallados en su casa de Florida en agosto de 2022. De fondo tenemos la campaña para las primarias republicanas con vistas a regresar a la Casa Blanca en 2024, carrera en la que el neoyorkino parte por ahora con enorme ventaja. Ha sido citado para declarar en esta su segunda imputación, y también será detenido de manera oficial, lo que no implica necesariamente que sea encerrado. Ya sucedió en abril en Nueva York, con el caso Stormy, cuando acudió a la corte, sin que hubiera cámaras que grabasen el proceso. 

Como trascendió la semana pasada, se le acusa de retención ilegal de secretos del Gobierno, obstrucción a la Justicia y conspiración, entre otros delitos, según los documentos judiciales publicados oficialmente el pasado viernes, un día después de que Trump informase en sus redes sociales de que "la caza de brujas más grande de la historia" se había trasladado también a Florida en la mudanza desde la Casa Blanca, en enero de 2021. La Administración Nacional de Archivos de EEUU, a la que los presidentes deben entregar los documentos clasificados al fin de su mandato, fue la que dio la voz de alarma. 

Es una de las diferencias fundamentales con los casos del exvicepresidente de Trump, Mike Pence, o el actual mandatario, el demócrata Joe Biden, que también se llevaron supuestamente olvidados documentos confidenciales a sus residencias y oficinas particulares pero que, en cuanto se dieron cuenta de ello, los devolvieron, sin tener que ver al FBI metido en casa. 

Tras varios meses peleando con los abogados de Trump para recuperar esos documentos, la Administración Nacional de Archivos logró hacerse con una quincena de cajas de Mar-a-Lago. El FBI las examinó y determinó que aún faltaban más documentos. Sin embargo, Trump le pidió a uno de sus asistentes que asegurara a las autoridades que ya no había más. Esta situación terminó desembocando en una redada en el resort por parte del FBI en agosto de 2022. Y, sí, los agentes recuperaron aún más documentos clasificados de los que había entregado.

El fiscal especial Jack Smith, a cargo de la investigación, ha dicho que la ley se aplica para todo el mundo y que buscará un juicio rápido, "de acuerdo con el interés público y los derechos de los acusados". Entiende que no es una cuestión de que Trump deba ser tratado de manera diferente a otro encausado, sino que la tensión en la calle que el proceso puede generar aconseja la mayor celeridad. Estados Unidos tiene poco de unido en este momento, en gran parte por la división alimentada por Trump. Smith también animó al público a leer el documento de la acusación para comprender así "el alcance y gravedad de los delitos imputados".

Según la acusación, Trump ordenó que se trasladasen a Mar-a-Lago decenas de cajas que trasladaban más de 300 documentos clasificados. La Fiscalía alega que Trump "se esforzó por obstruir las investigaciones del FBI y del gran jurado y ocultar la retención de documentos clasificados". Según el documento de 49 páginas, los delitos más graves que se le imputan, como obstrucción a la justicia y conspiración, están penados con un máximo de 20 años de cárcel y multas de hasta 250.000 dólares (232.500 euros) y los menos graves, como conspiración para ocultar, con cinco años de cárcel y la misma sanción económica.

"Los documentos clasificados que Trump almacenó en sus cajas incluían información sobre las capacidades de defensa y armas tanto de Estados Unidos como de otros países; programas nucleares de Estados Unidos; vulnerabilidades potenciales ataques militares de Estados Unidos y de sus aliados; y planes de posibles represalias en respuesta a un ataque extranjero", sostiene la Fiscalía.

Aparte de Trump, está imputado Waltine Nauta, un asistente militar que trabajó para él durante su mandato como presidente (entre los años 2017 y 2021) y que fue visto moviendo cajas con documentos oficiales en la mansión de Mar-a-Lago. La Fiscalía estadounidense ha solicitado la pena máxima de 100 años de cárcel para el expresidente y 90 años para Nauta.

Para abordar esta investigación se conformaron dos grandes jurados, uno en Washington y otro en Miami, que desde el 19 de mayo hasta el miércoles pasado estuvo escuchando testimonios de personas relacionadas con el manejo de los documentos oficiales que Trump tenía en su casa sin autorización, algo que es ilegal en EEUU.

La Ley estadounidense de Espionaje de 1917 establece que la retención voluntaria de información sobre la defensa de EEUU es un delito. Se estableció como tal en el marco de la Primera Guerra Mundial para evitar se filtrase información sensible a las potencias enemigas, Alemania y Austria. Esta es la norma que hoy en día utiliza el Ejecutivo para evitar ser espiado por sus ciudadanos, entre los que se incluye al expresidente. 

En dos ocasiones en 2021, el expresidente mostró documentos clasificados a otras personas que no tenían autorización oficial para revisar este tipo de material, incluido un escritor y dos miembros del personal. En su club de golf en Bedminster, Nueva Jersey, mostró y describió un "plan de ataque" que, según dijo, había sido preparado para él por el Departamento de Defensa. "Como presidente, podría haberlo desclasificado. Ahora no puedo, ya sabes, pero esto sigue siendo un secreto", supuestamente dijo Trump, según una grabación de audio.

La segunda vez que la acusación establece que Trump mostró documentos clasificados a otros fue "en agosto o septiembre de 2021", en el mismo club. El expresidente "mostró un mapa clasificado a un representante de su comité de acción política que no poseía una autorización de seguridad para ello". Dicho mapa "se relacionaba con una operación militar" y Trump le dijo al representante que "no debería mostrárselo" y que "no deberían acercarse demasiado".

De los tres cargos que se le aplican por la ocultación de papeles secretos, uno acarrea el agravante de que el magnate lo hizo para obstaculizar una investigación del Estado federal y otro, con la acusación añadida de corrupción. No son, pues, delitos simples, sino amplificados por las acciones del republicano. 

Además de la pena de prisión, el 45º presidente de los Estados Unidos podría tener que pagar una multa de 1.860.000 euros como máximo, una pequeña cantidad si se compara con el patrimonio del magnate, que alcanza los 2.300 millones de euros, según publicó la revista Forbes.

Si bien es verdad que Trump podría ser condenado a pasar un siglo en prisión (más 31 de libertad condicional), la última palabra le corresponde al jurado del caso y al magistrado que decidirá los años de la condena y qué cantidad económica deberá pagar. 

Esto no ha hecho más que empezar y más allá de los cargos en sí, quedan para la historia las imágenes, porque se han difundido las imágenes del cub club de Mar-a-Lago de Trump que evidencian que "no era un lugar autorizado" para el "almacenamiento, posesión, revisión, exhibición o discusión" de documentos clasificados, dice la acusación. Ahí están las cajas de papeles delicados en "un salón de baile, un baño y una ducha, un espacio de oficina, su dormitorio y un depósito".

De la "persecución" a las consecuencias electorales

Dos de los abogados de Trump, Jim Trusty y John Rowley, dimitieron el viernes ante la formalización -y gravedad- de la acusación y ahora estará representado por Todd Blanche, que ya formaba parte de su equipo legal y otros abogados que se sumarán "en los próximos días", según dijo este viernes. El expresidente afirma en todo momento que es "inocente" y dice que el objetivo de esta acusación en la justicia federal es "dañar su reputación" para impedir que gane las elecciones de 2024. Era la postura de los abogados previos y se espera que sea, hoy, la del nuevo letrado. 

"Colusión", "interferencia electoral" y "engaño" son las palabras que Trump repitió a lo largo de un video publicado estos días, en el que acusó al presidente Biden -que busca la reelección- de estar detrás de todo, justo cuando está en campaña. Hasta el verano que viene no se sabrá quién es el candidato republicano a ocupar el Despacho Oval y él quiere ganarse la boleta sin interferencias. Pese a todo, Trump ha insistido en que no va a ceder ni a dejar esa carrera si los procesamientos prosiguen y hasta si es condenado y las encuestas sostienen que lograría, hoy, más del 50% de los votos de sus correligionarios. El martirologio le da réditos.

Varios de sus rivales en las primarias, incluido el gobernador de Florida, Ron DeSantis (el único que le sigue por ahora la estela), y el resto de las principales figuras del Partido Republicano han cerrado filas en defensa de Trump tras conocerse el nuevo caso judicial contra él. La base republicana se va a poner del lado de Trump y también muchos demócratas moderados e independientes, porque, a su juicio, es "obvio" que es "un caso político" contra el "principal oponente" del actual presidente y candidato a la reelección.

La acusación por cargos federales es durísima y eso es, por otro lado, complicado de eludir. "¡Tenía detalles de programas de armas nucleares de EEUU, por dios santo", dice un miembro de su partido en declaraciones a la CNN. Por eso, pese al triunfalismo, los detalles de los documentos también podrían ser perjudiciales para la imagen pública de Trump. Un arma de doble filo con la que, por ahora, no se hace daño electoralmente hablando. Lo moral ya es otro tema. 

Trum, en los últimos meses, no sólo ha sido ya procesado por el caso de la actriz porno, sino también condenado: en mayo, fue declarado culpable de abusar sexualmente y difamar a la escritora E. Jean Carroll, a la que atacó en los probadores de un centro comercial en los años 90. La autora lo denunció por violación, eso no fue reconocido por los jueces, pero sí que hubo abuso y la difamó al negarlo luego. El republicano tendrá que pagarle alrededor de 4,5 millones de euros. La víctima no lo denunció en su momento por miedo a que nadie la creyera pero inspirada en el movimiento MeToo se lanzó a denunciar y, ahora. tiene justicia.

Ayer mismo, a horas de su nueva comparecencia ante la justicia en Miami, el republicano insistió en que hay una "regresión" de la democracia y un sistema de justicia de "doble rasero". En una entrevista en el grupo Americano Media, de tendencia conservadora, volvió a señalar que el culpable de que este martes vaya a convertirse en el primer presidente o expresidente en ser acusado de delitos penales ante la justicia federal es el actual mandatario, Biden. "Me persiguen a mí para ocultar la corrupción de Biden", subrayó.