La incertidumbre por su futuro doméstico aúpa a Sánchez en las quinielas de Bruselas

La incertidumbre por su futuro doméstico aúpa a Sánchez en las quinielas de Bruselas

El presidente español está muy bien considerado en las Instituciones Europeas y, de no seguir en La Moncloa, su nombre suena para los cargos que se han de repartir tras las elecciones de junio. Llegaría "el momento oportuno", dice la prensa.

El presidente Pedro Sánchez habla con los medios a su llegada a la Cumbre de la UE del 29 de junio de 2023 en Bruselas.Thierry Monasse / Getty Images

La sorpresa por el anuncio de Pedro Sánchez de darse un tiempo para replantearse su futuro a raíz de las acusaciones contra su esposa, Begoña Gómez, no se ha quedado en casa. Ha traspasado fronteras, como constatan las reacciones de la prensa internacional, que asiste con asombro al desarrollo de los acontecimientos. 

Y es que no sólo está en juego quién se queda en La Moncloa sino, también, si hay un nombre que sumar a las quinielas para los puestos europeos que se tendrán que repartir tras las elecciones comunitarias del próximo junio. No sería nuevo: el socialista ya sonaba por los pasillos de Bruselas el año pasado, cuando no ganó las elecciones y se especulaba con si podría lograr una mayoría de gobernabilidad, y ahora resurge, cuando el debate es más candente. Llegaría "el momento oportuno", dicen medios como POLITICO.

Tanto en la Comisión como el Consejo Europeo se limitan por ahora de decir que no tienen "ningún comentario" sobre la situación porque es "un asunto estrictamente interno" de España.

Sánchez es apreciado en la capital comunitaria. En sus años de mandato, desde 2018, se ha ganado la confianza de su familia política, la progresista, pero también conservadores y liberales. "Es un líder leal a la Unión que entiende el bien del bloque y trata de buscarlo con diálogo, que tiende lazos", explica a El HuffPost una fuente del Consejo Europeo. Entre sus bondades se citan su "compromiso raudo y claro" con Ucrania ante la invasión de Rusia o su "disposición y ánimo" ante la compra conjunta de vacunas, la puesta a disposición de la UE de las investigaciones españolas en la vacuna y la rapidez en cumplir con los criterios para recibir los fondos de recuperación. 

Ahora, además, ha cogido "cuerpo" de líder, al enarbolar la bandera del reconocimiento del Estado palestino como fórmula para ayuda a la paz en Oriente Medio, por más que sea también una vieja deuda pendiente del socialismo español. La hoja de ruta de la UE para resolver el conflicto palestino-israelí se basa justamente en dicho reconocimiento de soberanía. 

También se valora, aunque haya dado a algunos quebraderos de cabeza, su "convicción en salidas distintas" como la excepción eléctrica en energía y su "trabajo" en que la Presidencia de turno del Consejo, en el segundo semestre de 2023, fuera "un éxito" pese a las "altamente desafiantes circunstancias", añade otra funcionaria de la Comisión Europea, usando palabras similares a las que escogió para el español la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, cuya relación con Sánchez es muy cercana, a las claras, pese a ser de partidos distintos. Por eso, incide también POLITICO, el mandatario es "más popular" en la capital comunitaria que en Madrid.

Charles Michel y Úrsula von der Leyen saludan a Pedro Sánchez tras su rueda de prensa de la cumbre informal de Granada, el 6 de octubre pasado.Marcelo del Pozo / Getty Images

Lo es por sí mismo y, también, por lo que supone para la familia socialista europea, ahora mismo el segundo bloque con mayor representación en el Parlamento Europeo. El presidente del partido socialista europeo, el sueco Stefan Lövten, ha sido uno de los primeros en llamar al presidente tras conocer su carta. Hay pocos líderes de estos partidos en el poder: además de Sánchez, quedan el alemán Olaf Scholz, la danesa Mette Frederiksen y el maltés Robert Abela, porque Portugal se perdió en marzo tras la marcha injustificada de Antonio Costa. El Partido Popular Europeo (PPE), mientras, tiene hasta a 12 jefes de Gobierno. 

Los socialistas europeos están justamente a la busca de un nombre que elevar a los llamados Top Jobs europeos, esto es, los cargos de presidente del Consejo, la Comisión, el Europarlamento y el de alto representante de la Política Exterior, porque no lo tiene claro. El carisma de Sánchez, si se va de Madrid, lo colocaría rápido arriba en la lista. No hay en este momento listas cerradas ni hay candidatos formales, el proceso no se abrirá hasta que se celebren los comicios, entre el 6 y el 9 de junio próximos (este último día en España). El español tendría aún margen, aunque ajustado, de irse del Gobierno, dejar sucesor e incorporarse a la batalla comunitaria, porque hasta finales de junio no habrá nada decidido. Es posible. 

¿A qué puede optar Sánchez? La opción viable es la del Consejo Europeo. Las encuestas dan como ganador en las elecciones a la derecha, al PPE, por lo que será la primera fuerza en la Eurocámara. Lo habitual es que quien quede primero presida la CE o, en este caso, la mantenga, ya que actualmente el cargo lo ostenta la alemana Von der Leyen y ya ha lanzado su campaña para la reelección, tras superar la división interna de su propio bloque. Además de ser primero, hay que sumar apoyos en un Parlamento muy atomizado -y más que se espera tras junio-, pero ese liderazgo, esa prioridad en el mando, no suele cambiar. 

Así que el siguiente gran cargo es el de presidente del Consejo, que ahora ocupa Charles Michel. Es algo anómalo, porque el belga es liberal, representante no del segundo sino del tercer bloque mayoritario en el Europarlamento, pero fue quien concitó los apoyos tras las maratonianas negociaciones de 2019, el año en el que la propia Von der Leyen no aparecía por las quinielas -el PPE quería mandando su líder, Mandred Weber- y acabó siendo la jefa. 

El Partido Socialista Europeo, hace cinco años, que se quedó con el puesto de alto representante de Política Exterior, para el español Josep Borrell. La intención en estas elecciones es volver por sus fueros y recuperar el Consejo y es ahí donde Sánchez se ha disparado en las quinielas de unas instituciones a las que les encanta especular, y más con un caso tan llamativo como el español. "Sería sin duda un candidato fuerte", se dice hoy en la prensa bruselense, pero depende "mucho" de cómo acabe marchándose, si lo hace, y de su sucesión. 

"Su dimisión sería un duro golpe para los socialistas europeos en su conjunto porque su poder está evaporándose a lo largo y ancho de los países de la UE" pero, al mismo tiempo, "ese movimiento permitiría al primer ministro español ser nombrado próximo presidente del Consejo Europeo tras las elecciones de junio", sostiene el análisis de Euractiv.

El entorno de Michel ha reconocido a la Cadena SER "el respeto y la simpatía" entre ambos mandatarios y la "comprensión" del presidente del Consejo ante el cada vez más alto precio que hay que pagar para seguir una carrera política.

El presidente del Gobierno surgió ya como posibilidad para el Consejo el verano pasado, ante la posibilidad de no repetir en La Moncloa, pero se enfrió su candidatura al quedarse en el Ejecutivo con sus socios de Sumar y el apoyo parlamentario de los nacionalistas. Quien sonaba, mientras, era el portugués Costa, otro gran líder de la izquierda europea y que, como Sánchez, cae bien. Lo que ocurre es que ha dejado de ser primer ministro por un caso de corrupción y eso lastra. 

La fiscalía lusa ha confesado que el exmandatario no ha estado aparentemente implicado en la trama de litio e hidrógeno que se investiga, que su nombre se confundió con el de un ministro, pero Costa decidió dejar el cargo por no hacer daño al Gobierno, se celebraron elecciones, ha ganado la derecha y ha subido la ultraderecha, un patrón que hay quien cree que se puede reproducir si Sánchez, el lunes, decide irse. 

Costa, hasta que se aclare todo el asunto en los tribunales, está tocado, personalmente afectado, mientras que el caso de Sánchez, si la denuncia que hasta Manos Limpias reconoce débil prospera, lo estaría sólo como consorte. También hay quien señala que Sánchez tendría problemas para superar una votación final por culpa de polémicas como ley de amnistía o el caso Koldo. Podría estar, al menos, en la lista corta final. 

Pedro Sánchez, Antonio Costa y Olaf Scholz, en la terraza de la Cancillería alemana en Berlín, el 14 de octubre de 2022.John Macdougall - Pool / Getty Images

Aparte de ellos dos, también se bajara el nombre de Mette Frederiksen, de Dinamarca, más socialdemócrata y centrista, en el cargo desde 2019 y que se ha distinguido como una interlocutora peleona en las cumbres y muy cercana a Ucrania en materia militar. Hay, además, un grupo de nombres de distintos colores que siempre salen a colación cuando se habla de los puestos grandes: va de la maltesa Roberta Metsola (ahora presidenta del Parlamento Europeo) al italiano Mario Draghi (exprimer ministro y expresidente del Banco Central Europeo), pasando por la francesa Christine Lagarde (ahora presidenta del BCE), su paisano Thierry Breton (comisario comunitario de Mercado Interior) o el rumano Klaus Iohannis (presidente del país), entre otros. 

El calendario

Toca esperar porque, rumores y apuestas aparte, los tiempos son los que son. Primero hay que ir a la campaña, afrontar las elecciones y ver sus resultados. Cuando pase el 9 de junio, entonces se verán los nombres, los currículums y las fuerzas y contrafuerzas. 

El 17 de junio está convocada una cena informal de los 27 líderes europeos, que lo primero que tendrán que abordar es el candidato o candidata a presidir la Comisión. Dependiendo de esa pieza, vienen las demás. Se espera que el nuevo plantel se pacte y se dé a conocer en la Cumbre de los días 27 y 28 del mismo mes, con la que se pone fin al semestre de presidencia temporal del Consejo, ahora mismo en manos belgas. 

Estas estimaciones, como explican los funcionarios de Bruselas, no son más que eso, porque suele tratarse de negociaciones a cara de perro. Las últimas, sin ir más lejos, necesitaron de sesiones extra, incluso nocturnas, hasta que se parió el equipo final: Von der Leyen en la Comisión, Michel en el Consejo, el italiano David Sassoli en el Parlamento -falleció en 2022-, Borrell en Política Exterior y la francesa Lagarde en el BCE. 

A la espera

Por ahora no hay reacciones oficiales, más allá de las filtraciones y los comentarios de pasillo. Sí ha hablado con Euractiv el secretario general del PPE, Thanasis Bakolas, para cargar contra Sánchez. "Lo que llega, circula. Esto es lo que sucede cuando se ignora la voluntad de la gente", dijo, en alusión a la victoria de su partido hermano en España, el PP de Alberto Núñez Feijóo, en las elecciones de julio del pasado año. 

Sánchez, entiende, "es un hombre que no escuchó lo que decidió el electorado español en las elecciones del verano pasado (…) Feijóo respetó la voluntad del pueblo pero no pudo formar gobierno a pesar de ganar las elecciones. Sánchez ignoró la voluntad del pueblo y cortejó los extremos sólo para aferrarse a su escaño”, comentó, refiriéndose a los acuerdos de los socialistas con los partidos nacionalistas catalán y vasco", ahonda.

No hay reacciones del entorno de la presidenta Von de Leyen que, más allá de los memes, tiene una verdadera buena relación con Sánchez, popular ella, socialista él. Si falta, lo echará de menos y en un momento complicado como es el de la reelección en la CE. Como muestra de la sintonía entre ambos, un botón: el español fue el primer líder de los Veintisiete que apoyó a la germana para un segundo mandado. 

España, con Sánchez o sin él, es la cuarta economía de Europa y también la cuarta nación en número de habitantes, dos factores que la convierten en jugosa a la hora de tener voz y mando en las instituciones europeas. Y en los cargos por venir. Para proceder a esas elecciones, hay que respetar varios criterios. El más obvio, claro, es el reparto de fuerzas que dejen los comicios en el Europarlamento. A eso se añade la necesidad de que haya un equilibrio geográfico, para que ninguno de los socios se quede descolgado. Y luego viene lo más peliagudo: el peso de las familias políticas en el Consejo Europeo, donde se dan cita los jefes de Gobierno de los aliados. 

Y uno más: para presidir la Comisión se añade la condición de que el nombre del elegido o elegida debe de contar con el respaldo de 15 de los 27 estados miembro (mayoría cualificada) pero que representen al menos al 65% de la población europea. Si un país de mucho tamaño, como España, se planta ante un nombre, no sale adelante, por lo que tiene cierta capacidad de bloqueo. 

Jens Stoltenberg conversa con Begoña Gomez y Pedro Sánchez en el Museo del Prado, en un acto paralelo a la Cumbre de la OTAN de Madrid de 2022.A. Ortega. Pool / Europa Press via Getty Images

¿Y a la OTAN?

En los últimos dos años también se ha especulado con que el futuro de Sánchez pase por Bruselas, pero no por la burbuja comunitaria, sino por la de la OTAN. La Alianza Atlántica ha prorrogado el mandato de su secretario general, el noruego Jens Stoltenberg. Se iba a marchar en 2022 pero la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y los peligros que acarrea para los aliados lo llevaron a quedarse y quedarse y quedarse... Ahora se espera que en la cumbre que la organización celebrará entre el 9 y el 11 de julio en Washington se decida quién le toma el testigo. 

Sánchez ha sido preguntado insistentemente por este supuesto salto y siempre ha negado que sea su aspiración capitanear el cuartel general aliado en Bruselas. "Ya les puedo decir que no" o "es un bulo" han sido algunas de sus respuestas. Sin embargo, si la persecución a su esposa acaba llevándolo fuera de Moncloa, es una opción que no hay que descartar. 

Para este puesto, ya están posicionados el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, y el presidente rumano, Iohannis -otro versátil, a lo Sánchez-, uno representando los intereses más occidentales de la Alianza y el otro, los más orientales. El neerlandés parte con cierta ventaja, pero podría tener problemas con socios como Turquía y Hungría. Hace falta unanimidad en la elección y nadie sabe si un Sánchez la tendría, tampoco. 

Infiltrados
Un proyecto de Ikea

Sólo el presidente sabe cómo va su periodo de reflexión y en qué acabará. Bruselas, ahora o más adelante, parece ser una permanente puerta abierta.