Este es el actual jefe del Estado Islámico

Este es el actual jefe del Estado Islámico

Abu Hafs al Hashimi al Qurashi es que quinto "califa" de los yihadistas, desde el pasado agosto. Nadie sabe su nombre real, su nacionalidad o su biografía. Sólo dice su gente que es un "veterano". Está intentando que el grupo vuelva por sus fueros.  

Un soldado enmascarado del Estado Islámico posa sosteniendo su bandera en un lugar no identificado de Siria o Irak, en 2015.Pictures from History/Universal Images Group via Getty Images 

El atentado en la sala de conciertos Crocus City Hall que ha dejado al menos 137 rusos muertos y 182 heridos ha traído de nuevo a primer plano al Estado Islámico. El grupo yihadista seguía matando, sobre todo en Asia y en África, pero como no tocaba suelo europeo su amenaza se veía distante. No lo es: una de sus facciones ha golpeado en el corazón de Rusia pero esa misma estaba planeando ataques en Francia, que ha elevado su nivel de alerta antiterrorista

Ante la irrupción del terror, de nuevo, toca preguntarse quién manda ahora en el ISIS, cuando los nombres de sus líderes se han ido sucediendo, cada vez más desdibujados, cada vez menos mediáticos y carismáticos, desde aquel Abu Bakr al-Baghdadi que inundaba las pantallas del mundo con sus planes de califato

El jefe de la banda se llama ahora Abu Hafs al Hashimi al Qurashi y lleva al mando desde agosto de 2023, o al menos en ese momento de informó de su ascenso. Tomó el testigo de Abu al Husein al Huseini al Qurashi, nombrado en noviembre de 2022, cuya muerte se comunicó entonces, hace siete meses, aunque nadie sabe cuándo ocurrió. Según un audio difundido por la productora audiovisual Al Furqan, afín a los yihadistas, falleció "en un enfrentamiento directo" con "los agentes de la Inteligencia turca" en una aldea en las afueras de Idlib, en el noroeste de Siria. La Inteligencia turca intentó "capturarlo", pero Al Qurashi "se enfrentó a ellos con su arma hasta que murió por sus heridas", según el audio. 

No obstante, otras fuentes de Inteligencia occidentales indicaron que habría acabado muerto a manos de Hay'at Tahrir Al Sham, comúnmente conocida como Tahrir al-Sham, una organización política y armada yihadista salafista involucrada también en la guerra civil siria.

Llegó, pues, un nuevo al Qurashi, que no es más que un apodo, un alias que sugiere que se puede rastrear su linaje hasta el clan del profeta Mahoma, un requisito previo para el papel autoasignado de califa. La similitud en los alias de los líderes del EI es un clásico: la mayoría de cuyos nombres terminan con "al-Qurashi" (la tribu de los coraichitas o Quraysh más amplia del profeta) y algunos con "al-Hashimi" (el clan inmediato de Mahoma), una indicación de que están bendecidos desde el pasado para el cargo. 

En realidad, no se sabe ni el nombre real ni el rostro ni la edad ni la nacionalidad de la cabeza visible -por más que esté bien oculta- de la organización terrorista. Ya ocurrió con sus tres antecesores inmediatos, de los que poco se supo, por razones de seguridad. Nadie sabe ni desde dónde idean los atentados. Hasta ahora, la mayoría de los líderes del EI han sido iraquíes, y el nuevo líder bien podría ser de la misma nacionalidad. 

Abu Hafs al Hashimi al Qurashi es el quinto califa, cuarto en cuatro años, en una espiral de persecución que cada vez deja menos tiempo en el cargo a los "comendadores de los creyentes", como también se llama a estos líderes. Antes del anuncio, su nombre no era conocido públicamente como una figura importante del EI y se desconoce qué puesto ocupaba hasta entonces. 

Lo que sí dijo el ISIS en su mensaje de audio de 2023 es que su jefe es un "imán honorable" y un "veterano" en la lucha contra los que denominan "cruzados y apóstatas". En su mensaje de reivindicación del ataque de Moscú, a través de Telegram, los terroristas usaron esas alusiones, también: "Los combatientes del Estado Islámico atacaron una gran agrupación de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk, en las afueras de la capital rusa, Moscú, y mataron e hirieron a cientos de personas y causaron una gran destrucción en el lugar antes de retirarse a sus bases de manera segura". Luego vinieron las detenciones de los miembros de la célula. 

El portavoz del ISIS, Abu Hudhayfa al-Ansari, habló en aquella intervención de su actual líder como "el valiente jeque muyahid", una descripción que denota antigüedad, experiencia militante y posibles credenciales religiosas. El Consejo de la Shura, con estas credenciales, le dio su visto bueno, pero no se sabe con qué mayoría o debate. Todo son especulaciones con este nuevo "califa sin rostro" o "califa en la sombra", como se le llama.

Esto ha generado debate incluso entre los especialistas en yihadismo, que miraron con lupa. Por ejemplo, al anunciar su nombramiento se le avaló citando a eruditos islámicos medievales como al-Mazari y al-Nawawi y eso ha sido visto por algunos como un hecho de que logró un elevado apoyo y, por otros, como una necesidad de apuntalar su valía porque pasó justo lo contrario. Peliagudo el mundo yihadista. 

Lo que sí se sabe es que, una vez elegido, fue reconocido por todas las ramas del ISIS, de África a Asia, que respondieron con rapidez lanzando un mensaje de lealtad. 

Desde su llegada, el Estado Islámico trata de rehacerse con más ahínco, tras perder el califato hace cinco años. La Inteligencia de EEUU calcula que, bajo su mandato, se han cometido más de cien atentados bajo la bandera negra y blanca, algunos de ello notables como el de Khar (Pakistán), que dejo 63 muertos;  el de Kermán (Irán), con 94 víctimas mortales; la cadena de ataques en Baluchistán, con 30 muertos más, o el del banco de Kabul en Kandahar, con otra veintena de fallecidos. El de Rusia ha sido el más mortífero de la lista, que incluye ataques en lugares tan dispares como Bélgica, Turquía o Filipinas. 

Infiltrados
Un proyecto de Ikea

Es un error pensar que el ISIS está derrotado porque ya no existe como entidad geográfica, algo a lo que aspira pero no es capaz de lograr. Sigue manteniendo su capacidad de matar, como ha quedado demostrado, y ha exportado su doctrina más allá de sus fronteras originales: está bajo la presión de las coaliciones en Irak y Siria, pero aún mantiene entre 6.000 y 10.000 combatientes en los dos oaíses, basados principalmente en zonas rurales, que continúan llevando a cabo ataques relámpago, emboscadas y bombardeos en las carreteras. Y su debilidad ahí no significa la parálisis de sus otras ramas en Libia, el Sahel, Afganistán, la República Democrática del Congo o Mozambique.