España grita 'se acabó' y reivindica la lucha feminista en un 8M masivo pero más dividido que otros años

España grita 'se acabó' y reivindica la lucha feminista en un 8M masivo pero más dividido que otros años

Madrid y Barcelona concentran decenas de miles de manifestantes por los derechos de las mujeres, con movilizaciones destacadas en casi 40 grandes ciudades. Las personas trans y la prostitución, los grandes puntos de desencuentro del movimiento feminista.

Manifestación principal por el 8M en Madrid, a su paso por el AyuntamientoEFE / Kiko Huesca

España grita con fuerza 'se acabó'. Este 8M, cientos de miles de personas se han echado a las calles de toda España para llenar de calor y color una fecha marcada en 'morado' en el calendario. Un 8 de marzo que ha desafiado al frío y a la amenaza de lluvia para evidenciar que la "lucha feminista" está muy viva. Aunque sea, como este año, con un cariz más dividido por las discrepancias ideológicas y de inclusión entre los diferentes colectivos feministas.

'Se acabó' no sólo ha sido un grito. Los acordes de la célebre canción de María Jiménez han servido de pistoletazo de salida a la principal manifestación de Madrid, donde el llamamiento de la Comisión 8M ha recorrido el trayecto entre Atocha y Colón con buena parte del Gobierno presente. Figuras como Teresa Ribera, Pilar Alegría, Ana Redondo o Fernando Grande-Marlaska han participado de un evento muy animoso que ha llenado la capital de gritos inclusivos por "los derechos de todas y todes". Más de 30.000 personas, según Delegación del Gobierno, cifras que las organizadoras disparaban a varios cientos de miles.

Las casi tres horas de recorrido han sido un constante ejercicio de proclamas reivindicativas, en las que los clásicos han dejado paso a la 'actualidad', con recurrentes referencias a la polémica por el beso no consentido de Rubiales a Jenni Hermoso. Multitud de mujeres han gritado "un piquito es violación", además de corear versos de la canción Zorra que llevará España a Eurovisión. 

Igualmente, la 'causa' ha virado hacia el alto el fuego en Gaza y por los derechos de las mujeres palestinas. No obstante, no han faltado eslóganes conocidos como "con ropa, sin ropa, mi cuerpo no se toca" o "estamos hasta el culo de tanto machirulo". Todo, bajo un habitual 'jaleo' acústico entre batucadas, aplausos y más cánticos.

A las 21:00, cumplidas ya dos horas de movilización oficial, la cabecera se situaba aún en Cibeles, en un lento transcurrir hacia Colón que ha retrasado por mucho la duración prevista. Desde dentro, la percepción era de mayor afluencia que en las últimas citas, algo que se ha corroborado después —en 2023 la suma de las dos marchas llegó a 27.000—, lo que ha ralentizado el paso de las (y los, que también había) participantes.

Entre esas decenas de miles de cuerpos había mucho abrigo morado. Porque el frío y la amenaza de lluvia no han frenado a una gran masa popular, incluidas familias enteras, de la abuela a la nieta, aprovechando el viernes hasta última hora. "Está bien que vengan porque así se empoderan desde niñas", se escuchaba a alguna madre, feliz de compartir el momento con sus hijas.

En paralelo, otra convocatoria menos multitudinaria ha vuelto a marcar distancias, la de la Asociación Feminista de Madrid, con un llamamiento no inclusivista de las personas 'trans' y por la abolición de la prostitución. Esta segunda 'protesta', de unas 4.000 personas según la Delegación del Gobierno, ha sido menos numerosa no sólo en Madrid, sino en buena parte de España, porque este año la diversificación de cabeceras ha sido la tónica.

Doble convocatoria, miles y miles de asistentes

En Barcelona, Valencia o Sevilla la causa feminista se ha separado por primera vez con la prostitución y las personas 'trans' como principales motivos de divergencia. 

No obstante, la gran cita numérica ha llegado en la Ciudad Condal. Allí, se han dejado ver unas 40.000 personas, según la Guardia Urbana, agrupadas bajo el lema 'Mujeres, lesbianas y trans juntas contra las precariedades, las fronteras y los genocidios'.

Sus miles de participantes han lanzado proclamas como "Feminismo no es transfobia", "Abolición de la prostitución" o "Viva la lucha feminista", marcando distancia con la segunda convocatoria, de apenas unos centenares.

Sea por separado o bajo gritos de unidad, los cálculos se disparaban a muchos miles, ciudad por ciudad. Más de 20.000 en Bilbao según fuentes municipales, más de 8.500 en Pamplona, miles en Murcia, Valencia, Zaragoza, A Coruña, Logroño...

La lista es interminable entre las decenas y decenas de plazas que han pintado de morado un 8M que devuelve el foco a la lucha feminista. Brecha salarial, violencia machista, machismo estructural... Queda mucho camino por recorrer.