El inaudito contrato que tenían las profesoras hace 100 años: ver para creer

El inaudito contrato que tenían las profesoras hace 100 años: ver para creer

"¿Os imagináis este contrato en pleno 2023?", ha preguntado la autora de la publicación en Twitter.

Tuit de @driecelTWITTER: @driecel

Aunque a diario se dan pasos para conseguir una sociedad cada vez más igualitaria, hace cien años hombres y mujeres no gozaban, ni por asomo, de los mismos derechos. Un ejemplo de esta desigualdad es el contrato de trabajo que debían aceptar las profesoras para ejercer su profesión y que ha sido publicado por la usuaria de Twitter @driecel.

De hecho, la propia internauta señala en su tuit que "esta es la muestra perfecta de los hitos conquistados en un siglo", frase que acompaña junto al hashtag #igualdad, refiriéndose a que los derechos de las mujeres por aquel entonces ni se acercan a los de ahora gracias a la lucha constante de las mismas.

La publicación muestra un folio de color grisáceo, a consecuencia de su antigüedad, donde se enumeran las catorce normas que debe cumplir una educadora para poder ejercer como tal en una escuela.

Además de los datos personales de la profesora, los del centro educativo y otros banales relacionados con el puesto, el "contrato de maestras" explica que la mujer no puede casarse, ni "andar en compañía de hombres", ni salir de casa por la noche, ni abandonar su ciudad sin permiso legal, ni fumar cigarrillos, ni beber cerveza, entre otras muchas normas.

Pero no solo se restringe la forma de actuar de la persona, sino que el "acuerdo" también influye en el aspecto físico de la mujer: "No teñirse el pelo. No vestir ropa de colores brillantes. No usar vestidos que queden a más de cinco centímetros por encima de los tobillos (...) No usar polvos faciales. No maquillarse ni pintarse los labios". 

En cuanto al aula, la maestra debe "mantenerla limpia", lo que significa que deberá "barrer el suelo al menos una vez al día, fregarlo al menos una vez por semana con agua caliente, limpiar la pizarra al menos una vez al día" y encender el "fuego" para que el lugar esté caliente cuando lleguen los niños; lo que ahora sería encender la calefacción.

A muchos les parecerá impensable y a otros "de traca". En cualquier caso, nadie se imagina un contrato de este tipo hoy en día, principalmente porque limita, en muchos aspectos, la libertad de la persona.

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Fotógrafa y periodista. Graduada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Técnica Superior en Imagen e Iluminación. En la actualidad es redactora de El HuffPost, antes en el departamento de redes sociales de Cadena Ser. Contacto: cristina.valdivielso@huffpost.es