Esta escena de la primera ministra de Finlandia lleva 1,2 millones de reproducciones

Esta escena de la primera ministra de Finlandia lleva 1,2 millones de reproducciones

Dura menos de un minuto.

Apenas un minuto que ha protagonizado la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, durante un discurso en el Instituto Lowy, en Australia, se ha convertido en todo un fenómeno viral a nivel mundial hasta el punto de acumular en apenas tres días más de 1,2 millones de reproducciones.

En las imágenes se ve cómo Marin admite que la guerra de Rusia en Ucrania ha expuesto la debilidad militar de Europa, de forma que el continente “no es lo suficientemente fuerte”.

Marin ha realizado un discurso en el que ha indicado que la invasión de las tropas rusas ha expuesto las debilidades y los errores estratégicos europeos. “Estaríamos en problemas si Estados Unidos no se involucrara en la guerra de Ucrania”, reconoce.

“Estados Unidos ha dado muchas armas, mucha ayuda financiera y mucha ayuda humanitaria. Europa aún no es lo suficientemente fuerte. Tenemos que asegurarnos de que también estamos construyendo esas capacidades en lo que respecta a la defensa europea y la industria de defensa europea”, explica.

En este sentido, Marin afirma que China tiene una influencia real sobre Moscú, mientras que ha instado a fortalecer los países europeos.

“Creo que China podría desempeñar un papel importante para detener la guerra, si quisiera. Depende de China cómo quiere actuar con respecto a la guerra. Pero no solo debemos confiar en eso, en China o en cualquier otro... debemos asegurarnos de que somos más fuertes”, afirma.

La jefa de Gobierno finlandesa señala que el continente europeo es “demasiado dependiente” de las tecnologías y la energía de los estados autoritarios.

Así, matiza que las democracias deben construir “líneas de vida comunes” para alejarse de Moscú o Pekín, porque, advierte, esas “dependencias” estarían “convirtiendo en debilidades” las sociedades occidentales.

“En áreas cada vez más críticas, desde equipos médicos hasta nuevas tecnologías y energía, nos hemos vuelto demasiado dependientes de la cooperación con regímenes que no comparten nuestros valores comunes”, explica.