Decía el poeta Yevgeny Yevtushenko que “la vida es un arcoíris que incluye el negro”. Y eso es lo que le ha pasado a una pareja de Suecia que pretendía inscribir a su hijo con el nombre de Vladimir Putin, el presidente de Rusia.

Según informan medios locales suecos, la curiosa anécdota y el verdadero drama para estos padres ha tenido lugar en la localidad de Laholm, al sur del país, donde las autoridades fiscales han impedido que viviésemos en un mundo con, al menos, dos Vladimir Putin.

Todo porque, afirman, los nombres propios, de acuerdo a las normas suecas, “no pueden ser ofensivos o causar futuros problemas al recién nacido”.

Aun así, indican los medios suecos que no está claro cuál de estos dos motivos han sido esgrimidos por las autoridades para negarles a estos padres su sueño.

Al parecer, esta no es la primera vez que las autoridades suecas tienen que echar por tierra una idea parecida, ya que en 2009 rechazaron que una pareja llamase a su hijo “Allah” y ese mismo año hicieron lo propio con unos padres que querían llamar “Q” a su retoño.