Clara Sánchez: "Todo lo que signifique estar mentalmente desfasado se atribuye a las mujeres, a las madres, a las abuelas..."

Clara Sánchez: "Todo lo que signifique estar mentalmente desfasado se atribuye a las mujeres, a las madres, a las abuelas..." 

La escritora ingresó en la Real Academia Española de la lengua el pasado octubre, al mismo tiempo que presentó su nueva novela 'Los pecados de Marisa Salas'.

La escritora y académica de la RAE Clara Sánchez.Carlos Ruiz B. K.

Desde que se fundó la Real Academia Española en 1713, 486 académicos han formado parte de ella, pero solo 11 han sido mujeres. En la actualidad, son académicas las filólogas Aurora Egido, Dolores Corbella, Inés Fernández-Ordóñez y Paloma Díaz-Mas, la historiadora Carmen Iglesias, las escritoras Soledad Puértolas y Carmen Riera, la experta en Inteligencia Artificial Asunción Gómez-Pérez, la lexicógrafa Paz Battaner, la poetisa Clara Janés y la escritora Clara Sánchez.

Esta última tomó posesión de su sillón X en octubre y, aunque sólo le ha dado tiempo a tomar un leve contacto con la institución, casi ha hecho de la sede su casa. Allí presentó hace solo unas semanas su última novela Los pecados de Marisa Salas que, aunque se publicó en octubre, ha tenido que ir retrasando por diferentes compromisos ligados a la RAE.

Cuatro meses como académica... ¿Cómo está siendo la experiencia? ¿Te sientas ya en tu sillón cómodamente?

Ha sido fructífero, aunque no me imaginaba que teníamos que trabajar tanto. Pero es bonito porque me obliga a estar al día, trabajamos las palabras, tienes que analizar y poner en cuestión la evolución del vocabulario con otros académicos en las comisiones... Es tremendamente interesante.

Uno de los desafíos que enfrenta la Academia es el lenguaje inclusivo...

Digamos que, en este sentido, estamos trabajando en ello y se mira casi palabra a palabra porque hay que ponerlo al día. Ten en cuenta que hay palabras que están ahí desde el año catapún y que hay que actualizarlas. Todo se somete a discusión.. A mí, a veces, me entra una cosa en el estómago porque es una responsabilidad... La Academia no impone nada y con eso la gente está un poquito confundida. La Academia recoge lo que hay, lo que pasa es que la sociedad ha evolucionado mucho, afortunadamente en el caso del espectro femenino, y todo eso hay que ir actualizándolo, pero según lo que demanda la sociedad y lo que ya está en uso, en circulación.

Se ha acusado a la Academia de ir más lenta en cuestiones de feminismo que la sociedad.

Bueno, ahí estamos, tratando de actualizar todo, pero no se hace de forma instantánea. Hay que trabajarlo y hay que verlo. Yo llevo solo cuatro meses y todavía me tengo que enterar mucho más de cómo va todo.

Hay muchas comisiones que están estudiando todo eso, pero de un día para otro no se pueden sacar decisiones porque no se pueden sustentar en caprichos o en modas. La Academia, internamente, ha tenido que ir evolucionando también con la sociedad. Hasta ahora prácticamente no había mujeres, ahora somos once, que aportamos otra visión y complementamos. Todo va muy rápido, pero luego el estudio de las cosas requiere tiempo y sosiego.

¿Tú serías partidaria de la obligatoriedad de la paridad en la RAE?

Es que yo creo que la RAE es muy complicada. Cuando un académico es propuesto, después de un proceso se somete a una votación secreta de los 46 académicos. ¿Cómo le puedes decir a un académico oye, mira, vota a este o vota al otro? La votación es secreta. Entonces, es complicado.

Ahora mismo, según están los estatutos de la Academia, todo es por votación secreta: la elección del director, los cargos que hay dentro de la academia... todo es secreto. En este sentido me parece bastante democrático.

Clara, pocos días después de ingresar en la Academia, en una entrevista en El País decías que no habías encontrado muchos ‘señoros’ en la RAE. ¿Ha aparecido a alguno más?

Bueno, algunos... (jajajajajaj) Pero sí te puedo decir que me han acogido muy bien. Bueno, son muchos y no con todos tienes la misma relación, pero a mí, que estudié Filología, encontrarme con dos filólogos de referencia como José Manuel Blecua y a Gregorio Salvador Caja, pues me ha parecido como seguir aprendiendo. Cuando tengo alguna actividad en la que sigo aprendiendo, me estimula muchísimo, y aquí aprendes muchísimo, de filólogos, lexicógrafos y de gente que sabe mucho.

¿Qué supone para ti ser una de las mujeres que forman parte de la RAE?

Responsabilidad y un privilegio. Nunca me lo habría imaginado, cuando yo estudiaba filología, cuando daba clase, cuando he escrito... la academia era una cosa que estaba por encima del bien y del mal. Cuando me lo propusieron, me sobrecogí, me daba hasta miedo. Pero ahora siento mucha responsabilidad porque hay que actualizar mucho, hay que pensar las cosas muy bien, no hay que dejarse llevar por los caprichos de la gente... Vamos a ver, que esto no es que te afecte a ti, que esto afecta a mucha gente. Somos muchos, pero cada uno de nosotros tiene que aportar. Estoy muy contenta y, francamente, de todas las cosas que he hecho en mi vida esta me gusta mucho.

Pero tú, al contrario que la protagonista de tu última novela Los pecados de Marisa Salas, has conseguido todo en la literatura nacional, has sido Premio Planeta, Premio Nadal, Premio Alfaguara de Novela... 

Sí, estoy muy agradecida. Sobre todo por mantenerme, que es lo más difícil, porque en esto mío, que yo no sé cómo llamarlo, si profesión, oficio o vocación, puedes pensar que has alcanzado no sé qué cosa y puedes perderla... Lo nuestro es muy aleatorio, dependes de tantos factores y de tantísima gente: de una editorial que te quiera publicar, de que luego esa editorial te promocione o no te promocione, de que la red comercial se posicione, de que los libreros lo reciban bien, de que los medios, que en eso yo la verdad es que he sido afortunada, se ocupen, y luego de lo lectores, que les seduzca en ese momento. Me entra un vértigo, me angustia todo...

¿Con la edad no se pierde el miedo al fracaso?

Bueno, lo relativizas, te das cuentas de que hay otras cosas más importantes. En la novela lo recojo. Hay una escritora, Carolina, que tiene muchísimo éxito desde el principio y es un éxito sostenido. Y luego otra, Marisa, que ha sentido el peso del fracaso, de que lo suyo no haya tenido la evolución que ella quería. Sin embargo, sufre más el decaimiento Carolina que Marisa, porque Marisa ha tenido que afrontar una situación que le ha obligado a remontar. Sin embargo, Carolina ha sido presa del éxito.

Yo, en esta novela lo expreso, soy anti-éxito. Te lo digo de verdad, porque me he dado cuenta, con la experiencia de la vida y de la edad, que el éxito es un invento para atraparnos en un mundo que es completamente falso, es irreal, y no lo puedes sostener. Lo sostienes a base de mucho empeño, de muchísimo tesón y de dejarte muchísimas cosas por el camino. El éxito es un concepto al que le tendríamos que dar muchas vueltas porque el éxito es de cara a los demás. Es decir, si lo que te ocurre a ti no es envidiado, no es deseado por los demás, no hay éxito.

Clara Sánchez el día de la presentación de su novela 'Los pecados de Marisa Salas'.Carlos Ruiz B. K.

¿Marisa es víctima del sistema editorial y del edadismo?

También, claro. El edadismo... Esto lo vengo yo diciendo desde hace muchos años, cuando los bancos empezaban a jubilar a todo el mundo con 50. Bueno, y en otras grandes compañías también se jubiló a trabajadores de 50 años. Me parecía la cosa más brutal del mundo. Así empezó una criba y una criba por edad.

Yo creo que fíjate, el edadismo o como queramos llamarlo, es una forma de racismo, de discriminación terrible. O sea, estamos en contra del racismo, estamos en contra del sexismo, estamos en contra de cualquier tipo de discriminación, pero sin embargo se ve natural que a la gente se la discrimine por edad. Es una sociedad completamente injusta.

¿Sobre todo les sucede a las mujeres?

Sobre todo con las mujeres. El otro día, creo que era un director de cine, decía ‘esto lo he hecho de tal manera que lo pueda entender mi madre’. Oye, ‘¿qué pasa, que tu padre es un genio y tu madre es completamente tonta?’. También se dice: 'Esto está hecho para que las abuelas lo puedan comprender’, cuando las abuelas están más al día y están más tal que los abuelos. Pero bueno, chicos, ¿pero qué os han enseñado? Todo lo que signifique estar mentalmente desfasado se atribuye a las mujeres, a las madres, a las abuelas... Nunca dicen: ‘Esto lo he hecho para que mi padre lo pueda entender’. No, siempre es la madre, la abuela... Y es que, además, me repatea el uso de la palabra abuela o abuelo adjudicado a gente que no es ni tu abuelo ni tu abuela.

Somos las que más leemos, las que damos más el callo, las que han sacado adelante a familias como han podido y las mujeres detrás de la guerra son las que han levantado este país

¿Pero qué es eso de las abuelas? Son mujeres mayores, con una edad que, si tenemos suerte, todos llegaremos a ella, y lo han convertido en una palabra absolutamente peyorativa. O sea, como que parecen tontas. ¡Pero bueno! Esto era algo que a mi padre le revelaba mucho, cuando íbamos al médico y le decían: '¿Qué tal está usted, abuelo?'. Tenía un carácter... Me parece una desconsideración absoluta hacia la gente mayor en general y en especial con las mujeres. Un respeto, que somos las que más leemos, las que damos más el callo, las que han sacado adelante a familias como han podido y las mujeres detrás de la guerra son las que han levantado este país.

Y yo no soy competitiva. O sea, a mí no me gusta esa competencia de hombres-mujeres, escritoras-escritores... No me gusta, pero la realidad habla y nos merecemos un respeto. Y luego hay un desfase con lo de la edad... Un día oí en los informativos: ‘Han atropellado por la calle a una anciana de 60 años’. Chico. ¿tú en qué mundo vives? Ahora una anciana de 60 años va con sus vaqueros y sus no sé qué y está hecha un pibón.

Por eso a mí me ha encantado, me ha gustado, al menos yo he disfrutado, que la protagonista de mi novela sea una mujer de 60. Reflexiona, sabe tomar una decisión, no se deja llevar ya por los estímulos más superficiales, más frívolos... y eso me ha gustado.

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Mila Fernández es editora de branded content y redactora de LIFE en 'El HuffPost'. Convertir a los lectores en seguidores fieles de nuestras marcas es su objetivo. Antes fue redactora de viajes, estilo de vida y entrevistadora en varias publicaciones femeninas y de viajes. Además, ha sido locutora y presentadora y esa espinita se la saca conduciendo nuestro podcast 'Tarjeta Morada'.