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Detectan que una amenaza avanza a pasos agigantados y piden la colaboración científica entre Occidente y Rusia

Detectan que una amenaza avanza a pasos agigantados y piden la colaboración científica entre Occidente y Rusia

El rápido derretimiento de los glaciares del Ártico amenaza con liberar a la atmósfera enormes cantidades de metano, mercurio y otras sustancias nocivas. 

Un oso polar camina sobre el hielo.Getty Images

Un nuevo estudio revela cómo en los últimos 40 años han saltado alertas por el calentamiento en todo el Ártico y muchos de estos puntos críticos se agrupan en Siberia, norte de Canadá y Alaska. Por ello, algunos científicos piden la cooperación entre Occidente y Rusia. 

El análisis de la región ártico-boreal que se calienta rápidamente, publicado en Geophysical Research Letters, proporciona una imagen ampliada de los ecosistemas que experimentan algunos de los cambios climáticos más rápidos y extremos de la Tierra. Muchas de las áreas más estresadas por el clima presentaban permafrost, o suelo que permanece congelado todo el año, y experimentaron un calentamiento y una sequía graves en el pasado reciente.

El rápido derretimiento de los glaciares del Ártico, además, amenaza con liberar a la atmósfera enormes cantidades de metano, mercurio y otras sustancias nocivas, con consecuencias devastadoras, según Novaya Gazeta Europe. Pero el permafrost también contiene otras sustancias peligrosas, cuya liberación repentina podría causar estragos ambientales. El año pasado, científicos de la Universidad del Sur de California (USC) concluyeron que ecosistemas enteros estaban amenazados por la liberación de mercurio del Ártico en proceso de deshielo.

“El suelo del permafrost contiene más mercurio que todo el resto del suelo del planeta, además de todos los océanos y la atmósfera. Da la sensación de una bomba que va a explotar", dijo Josh West, profesor de ciencias de la Tierra y estudios ambientales en la USC, a la revista ambiental independiente Grist en agosto.

El Consejo Ártico, un foro intergubernamental creado en 1996, se ocupa de los problemas del desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente en la región, entre otros asuntos. Está integrado por ocho Estados miembros con territorio en el Ártico: Rusia, Estados Unidos, Dinamarca, Suecia, Canadá, Noruega, Finlandia e Islandia. También participan organizaciones que representan los intereses de los pueblos indígenas del Norte, entre ellas la Asociación Internacional Aleutiana y el Consejo Saami.

Sin embargo, desde la invasión rusa de Ucrania ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin, los Estados reúnen sin Rusia, y todos los proyectos anteriores a la guerra que involucran a Rusia han quedado en suspenso por tiempo indefinido. Entre ellos se encontraba el Proyecto de Bioseguridad en el Ártico, cuyo objetivo era combatir la propagación de parásitos, biotoxinas y patógenos, incluido el ántrax, que podría liberarse fácilmente en cualquier momento desde el permafrost en retroceso, según apunta el mismo medio. 

Cuando Rusia entregó la presidencia del Consejo a Noruega en mayo de 2023, su representante Nikolai Korchunov admitió que las perspectivas de una mayor cooperación parecían “muy inciertas” y no llegó a descartar por completo que Rusia abandonara la organización. Mientras, los investigadores del Ártico dicen que la falta de cooperación con Rusia ha hecho cada vez más difícil estudiar el derretimiento del permafrost y sus consecuencias, ya que los datos rusos fueron fundamentales para construir modelos climáticos.

Vladimir Romanovsky, profesor de geofísica y ex director del Laboratorio de Permafrost del Instituto Geofísico de la Universidad de Alaska Fairbanks, resalta que, en este contexto, lo más importante es que los científicos del clima de ambos lados de la división geopolítica están dispuestos a cooperar de nuevo. "Hay un gran interés. Todavía estoy en contacto con varios colegas de Rusia con los que he trabajado antes", dice, añadiendo, sin embargo, que hasta ahora no se ha hablado de financiación, "ya que la financiación occidental, incluido el trabajo de campo, podría ser un gran problema en Rusia, dado que el país tiene los conceptos de 'agentes extranjeros' y 'organizaciones indeseables'".