México, con m de mujer: las dos candidatas que el año que viene pelearán por la Presidencia

México, con m de mujer: las dos candidatas que el año que viene pelearán por la Presidencia

Claudia Sheinbaum, del oficialista Morena, y Xóchitl Gálvez, de la coalición opositora, han superado las primarias de sus partidos y aspiran a hacer historia.

Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, en sendas imágenes de archivo.Fernando Llano / AP

"México ya no se escribe con m de machismo; se escribe con muchas letras, pero se escribe también con m de madre y de mujer". Habla Claudia Sheinbaum, una de esas mujeres que le están dando la vuelta al país y que, el año que viene, puede convertirse en su primera presidenta. Será la candidata del actual partido en el Gobierno, el progresista Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Pero es que su principal contrincante y la única otra aspirante seria al Palacio Nacional será otra mujer, Xóchitl Gálvez, de la conservadora alianza opositora del Frente Amplio. Ha habido ya seis predecesoras, seis mexicanas que ya intentaron antes comandar el país, pero es la primera vez que una mujer se impondrá en las elecciones, si el planeta no se da la vuelta. 

Histórico será el momento en que ganen en las urnas, en que reciban su banda presidencial, pero es que histórico es ya que las dos se estén postulando, tras haber superado las elecciones primarias de sus respectivas fuerzas. "Honestidad que da resultado", dice el lema de campaña de la primera. "México merece más", replica la segunda. Si una aspira a dar continuidad a las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador (conocido como AMLO) y completar la llamada Cuarta Transformación, la otra habla de oportunidad perdida y necesidad de cambio. 

El México que presidan en 2024 es un país de casi 127 millones de personas en transformación, que se encuentra en el puesto 86 del Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, donde las mujeres tienen ingresos promedio significativamente más bajos que los hombres (hasta la mitad); más del 70% de la población indígena se encuentra en pobreza; las personas de piel morena u oscura pueden ganar, en promedio, de 40 a 50% menos que las personas blancas y los mexicanos que viven en el norte del país tienen tres veces más posibilidades de salir de la pobreza que los mexicanos que viven en el sur. Complicado reto. 

Pero vienen las dos con el empuje de una sociedad en maduración, que evoluciona, y que tras una generación de mujeres en cargos públicos y altos puestos de empresa ya está preparada para tener una presidenta (la que no tienen países occidentales, empezando por España, que apenas este año ha tenido a su primera candidata en Yolanda Díaz). El machismo, que se mantiene en un país con 11 insoportables feminicidios al día, se mantiene, pero que haya dos candidatas no es milagroso, no caen del cielo, vienen de la pelea propia y de sus predecesoras. 

Claudia Sheinbaum, el pasado abril, aún como alcaldesa de México DF, se monta en una moto en un simulacro de terremoto.Fernando Llano / AP

Quién es Claudia Sheinbaum

Claudia Sheinbaum Pardo, la actual favorita en las encuestas, nació en Ciudad de México, el 24 de junio de 1962. Tiene 61 años. Esta mujer seria, reservada pero en absoluto distante, se la hablado una imponente carrera científica antes de coronarse en política. Nació en el seno de una familia judía de clase media acomodada, ilustrada, hija de un químico y una bióloga que ya participaron en el gran movimiento estudiantil de 1968. En su casa la ideología progresista estuvo siempre presente. 

Buena estudiante, se licenció en Físicas en la Universidad Nacional de México y se doctoró en Ingeniería de la Energía. Ya dejó huella: en 1995 fue la primera mujer en ingresar a dicho doctorado. Ya entonces se comprometió también con plataformas en defensa de los derechos de los estudiantes. Completó su formación en Estados Unidos y a su regreso trabajó en su universidad y como asesora en comités estatales de su ramo. Se fue especializando en emisiones contaminantes hasta formar parte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (el mítico IPCC), en el tema de energía e industria. Era parte del equipo cuando en 2007 recibió el Premio Nobel de la Paz

El salto a la política le llegó unos años antes, aún en un plano muy técnico. Se cuenta que López Obrador, entonces al mando del DF, le preguntó si podría hacer algo contra la contaminación en la capital, de nueve millones de habitantes. Ella contestó: "Con un equipo". Y desde entonces, el tándem Sheinbaum-AMLO ha estado trabajando junto, más de dos décadas. Ella asumió la Secretaría de Medio Ambiente del Distrito Federal, reduciendo emisiones, impulsando el transporte público y mejorando el uso de la energía solar. 

Dejó el cargo para acompañar a López Obrador en sus tres peleas por la presidencia hasta que ella misma peleó y ganó su propio cargo electo: en julio de 2018 se convirtió en la primera mujer jefa de gobierno de la Ciudad de México, tras ganar la elección con el 47,08 % (16 puntos por encima de su contrincante). En su mandato, las políticas se centraron en el medio ambiente, sin olvidar a las comunidades indígenas, un hecho que acentúa ahora, visto el origen de la otra gran aspirante presidencial. La movilidad, la educación y la gestión de la pandemia de covid-19 fueron centrales en su gestión. Tuvo polémicas: un desplome en un colegio con 26 muertos o el colapso del metro en 2021, pero cerró su etapa tras cuatro años y medio con la popularidad alta, dispuesta a ir a por más. 

Ahora, en su plan "es poner en primer lugar a la población más rezagada y hacer efectivo el derecho a la protección de la salud, que hasta la fecha no se ha logrado cumplir", dice su web. Las energías renovables, en las que México ha retrocedido sensiblemente, son una de sus apuestas clave.

Claudia Sheinbaum y Manuela Carmena, reunidas en Madrid en octubre de 2018.AYUNTAMIENTO DE MADRID

Que haya estado buena parte de su carrera con AMLO no significa que sea su marioneta. Es uno de los mensajes que más se repiten en esta precampaña, cuando desde la oposición se la llama constantemente "la favorita" o "la hija". "Si fuera un hombre, no usarían esos términos", se duele. Los contrarios le recuerdan que no censuró al mandatario cuando gestionó mal el coronavirus. En 2019 lanzó, por ejemplo, una alerta de género en la ciudad, con una línea de teléfono especial y más de 700 kilómetros de senderos "camina libre, camina segura". 

"Es una mujer honesta, con principios, con ideales, muy preparada, mucho muy preparada, y con experiencia porque ha ocupado cargos importantes y fue jefa de Gobierno en la Ciudad de México, pero sobre todo es una mujer con convicciones, con principios, honesta. Entonces, puedo estar tranquilo", enfatiza, frente a ellos, el propio presidente. 

Sheinbaum cuida una imagen de rigor, de contención, de científica trabajadora, perfeccionista y atenta. Frente al ciclón que es Gálvez -ahora hablaremos de ella- puede resultar apocada, pero que no se desmelene no quiere decir que sea sosa o no transmita. Habitualmente vestida con coloridos bordados nacionales y con su carismática coleta, no se corta si tiene que cantar en campaña, una de sus aficiones, junto a tocar la guitarra, leer y correr. Perruna, muy futbolera (de los Pumas). 

En lo personal, tiene una historia alejada del clásico de familia tradicional. Se casó con el académico Carlos Imaz, que sería además fundador del Partido de la Revolución Democrática (hoy en el bloque opositor). Él venía de un primer matrimonio y aportaba un hijo, Rodrigo, a quien ella cuenta como propio sin ser biológico y que le ha dado su primer nieto. Con Imaz tendría a su hija Mariana. Tras separarse en 2016, el pasado invierno anunció su compromiso con Jesús María Tarriba, antiguo compañero de la universidad. Puede haber presidencia y boda en 2024. 

Quién es Xóchitl Gálvez

La historia de Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz (Tepatepec, Hidalgo; 22 de febrero de 1963) es bastante diferente. Su vida fue humilde en su pueblo, a dos horas de la capital mexicana. Hija de un profesor de educación básica, indígena (su nombre es azteca y significa flor; ella misma es bilingüe, español-hñähñu), y de una ama de casa mestiza en cuya casa no había ni agua corriente, tuvo que arrimar el hombro en casa para poder seguir estudiando. De adolescente cuenta que vendía gelatinas y tamales, hasta que pudo trabajar en el registro civil local. Gracias a una beca pudo estudiar Ingeniería Informática en la Autónoma de México, un detalle del que está muy orgullosa y repite cada poco.

Se especializó en robótica, inteligencia artificial, edificios inteligentes, sostenibilidad y ahorro de energía y comenzó ya a trabajar, primero como programadora y después como analista y jefa de departamento en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Igualmente, fue directora de Teleinformática en el World Trade Center Ciudad de México y tiene una conexión con España: fue coordinadora del sistema de información y comunicaciones en el Pabellón de México -uno de los más aplaudidos- en la Exposición Universal de Sevilla de 1992.

Xochitl Gálvez, el pasado 9 de agosto, llegando al hotel del DF en el que iba a anunciar su carrera presidencial.Fernando Llano / AP

A la vuelta, comenzó su faceta de emprendedora, fundó la empresa High Tech Services, dedicada al desarrollo de proyectos de alta tecnología dirigidos al diseño de edificios y áreas inteligentes. En 1999, obtuvo el reconocimiento por el Foro Económico Mundial, que la nombró como una de las 100 líderes globales del futuro del mundo. La primera mexicana en estar ahí.

En política entró en 2000. El presidente Vicente Fox la contrató para su gabinete, viendo su crecimiento y el eco de su voz en su comunidad, primero a cargo de la Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de la Presidencia de la República y, posteriormente, en la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Gálvez se presentó luego a varias elecciones locales, sin éxito, hasta que de 2015 a 2018 fue la responsable de Miguel Hidalgo, una de las 16 demarcaciones territoriales de la Ciudad de México (algo más de 400.000 habitantes). En 2018, se hizo senadora por el PAN, el Partido Acción Nacional, que junto con el PRI (Partido Revolucionario Institucional) y el PRD constituyen la alianza en la que va a concurrir a las elecciones del 2 de junio del año que viene. 

Pese a ser senadora del PAN hasta ahora, la candidata nunca ha estado afiliada a partido político alguno, lo que le da cierto aura de independencia. Sin embargo, no lo ve así López Obrador, que constantemente la ataque por ser, dice, la elegida de los empresarios. Ella le replica como es, un vendaval vestida de colores (muy locales, como su oponente), lanzada, sin pelos en la lengua, esa mujer que hasta ha ido disfrazada de dinosaurio a la Cámara. "A mí ni no me ha puesto nadie", repite. 

Y es que en su ideario se mezclan las tendencias, desde el liberalismo de la derecha y los inversores a las políticas sociales que se ha comprometido a no tocar. El mundo indígena, del que proviene, está bien arriba en su agenda. "Luchar contra el cambio climático y la corrupción" aparecen en su frontispicio de X (antes Twitter). Defiende el derecho al aborto y el empoderamiento femenino, el de la niña que sufrió a un padre violento, el de la tía que ha hecho ingenieras a las hijas de su hermana encarcelada por secuestro. "Déjenme ser", repite a quienes le ponen etiquetas, recordando al presidente Bartlet de la ficción. Como Sheinbaum, no tolera paternalismos ni señalamientos. Se centra en la acción. "Se requieren ovarios", resume ante la situación del país. 

También futbolera -de las de ir al estadio, en este caso a animar al Cruz Azul-, Gálvez aman la trova y el rock, ir en bici (hasta al trabajo), cocinar y ver películas y series. Borgen, no extraña, está entre sus favoritas. La mujer que viene a llenar un vacío importante en el bloque opositor mexicano tuvo que aguantar que su pareja, el empresario Rubén Sánchez, le pidiera que dejara la política para estar más tiempo en casa, pero ella dijo no y estos son los hechos. Viven en sociedad de convivencia, "una figura legal en la Ciudad de México en la que dos figuras deciden vivir juntas con voluntad de permanencia y de ayuda mutua sin obligación económica, aunque no dudan en llamarse esposos", explica la prensa local. Tienen dos hijos en común, Diana y Juan Pablo, con los que posan con frecuencia en redes. 

Un mismo reto

Así que pelearán por la presidencia dos mujeres, parejas en edad, dos ingenieras, dos mujeres muy competitivas y que han destacado en entornos masculinizados, de carreras dilatadas y exitosas, con tablas suficientes de gestión y administración, pero con posicionamientos distintos en lo ideológico. Son parecidas en su apuesta por las políticas sociales y en su fijación con la lucha contra la pobreza.

A la par, abordarán una campaña insólita en un país que ha sido durante mucho tiempo la caricatura viva del machismo. Y, sin embargo, su programa no necesariamente va a estar plagado de políticas de mujer. Ambas defienden a las mujeres sin usar apenas el término "feminista", que aún echa para atrás a parte del electorado. Se espera, por tanto, que sea un tema no central, quizá retomado en núcleos más urbanos, pero no la locomotora de la campaña. Se hablará de feminicidios, de cuidados o de violencia digital, eso sí. Con Gálvez o con Sheinbaum, hay esperanzas en que estos temas, poco a poco, estén más en el escaparate, con más claridad de compromisos o que, al menos, no haya retrocesos. 

Los analistas temen que las críticas se sexualicen, que se acrecienten los ataques por el físico o la manera de vestir de las candidatas, algo que ya está pasando y que no sufren los varones: se habla del dedazo, de la heredera, de la colocada, a la estirada, la gorda, la extravagante, de la judía, de la indígena. Se espera una pugna sucia pero las dos aspirantes confían en que la sociedad, que ha aprendido y avanzado, logre minimizarlas y desterrarlas. En un país en el que las mujeres lograron el derecho al voto en 1953, ayer, hay listas paritarias desde 2014. No son cambios fortuitos, pero son cambios y en ellos han trabajado mucho las mujeres de la generación de la elegida por Morena y la elegida por el Frente Amplio. Que hablen ahora sus actos, sus trayectorias y sus apuestas.