El mérito de hacer malas campañas

Tranquilo, Pedro, tranquilo. Si fueras perdiendo ante otro partido yo entendería que te pusieras nervioso e irritable. Pero vas perdiendo en las encuestas ante el Partido Popular. Así que cuentas con la mejor ayuda para lograr la remontada: el propio Partido Popular. ¿Cómo si no entender lo sucedido en Extremadura? ¿Y lo de la alcaldesa cántabra que suspende la proyección de una película porque aparecen dos lesbianas dándose un sencillo beso de cariño? ¿Y Valencia? Dales dos semanas más. 

Fíjate en los trackings diarios. Mira cómo se cierra la brecha. Más allá de actitudes crispadoras, todos deberíamos reconocer ciertas virtudes en cada una de las formaciones políticas. Se les vaya a votar o no, nadie podrá negar que el partido liderado por Alberto Núñez Feijóo sabe hacer muy muy bien malas campañas electorales.

Ser capaz de cagarla hasta el extremo de perder unas elecciones en las que se parte con una ventaja descomunal es algo que no está al alcance de todos los partidos. Hace falta contar con un equipo humano extraordinario, un tesón en la derrota destilado durante décadas, una capacidad para enfrentarse a las dificultades y encontrar la única alternativa que las empeora que muy pocas organizaciones políticas nacionales —¿nacionales? ¿qué digo? ¡europeas, mundiales!— dominan. 

Pero eso es el Partido Popular, los orgullosos continuadores de la gloriosa estirpe de Aznar, Rajoy y Casado. ¿Van las cosas bien y bastaría con mantener un perfil bajo para que sigan yendo bien? Otros se conformarían con esta situación. El PP, no. Cuando lo fácil es ganar las elecciones, sólo el PP es capaz de hacer lo difícil: perderlas.

Que va a ocurrir es seguro, la única duda es cómo, dónde y cuándo. No podemos saber en qué momento de las próximas dos semanas se hará público un durísimo enfrentamiento entre Elías Bendodo y Cuca Gamarra que provoque que uno de los dos salga despedido. ¿Cuál será la comunidad autónoma uniprovincial que impida la mayoría absoluta de Feijóo gracias a haber cedido a Vox Cultura, Igualdad, Educación y Vexilología? 

¿La próxima película censurada por una alcaldesa del Partido Popular en un ciclo de cine de verano será Billy Elliot, La vida de Brian o El maquinista de la General? Emoción, intriga: ¿corrupción, luchas internas, homofobia, alianzas con la extrema derecha? La pifia del PP se espera con más hype que los nuevos capítulos de Black Mirror.

Es más: apuesto a que no va a ser ninguna de las opciones que acabo de proponer. Ni nos la imaginamos a priori. En el Partido Popular la realidad siempre supera a la ficción. En la derecha española es donde más claramente se ve que la naturaleza imita al arte. Concretamente, a los cuadros de Jackson Pollock y al cuarteto para cuerda y helicópteros de Stockhausen.

La gente otorga toda la fama al ganador, pero cuando se está solo, a dos metros de la portería vacía, tiene más mérito mandar la pelota a las nubes que marcar el gol. Hace falta tomar la peor decisión en el peor momento, y eso sólo está al alcance de los políticos conservadores de raza. Tú, Pedro, tranquilo. Inicia tu minuto de oro en el debate de mañana con un "¿cómo están los máquinas?" y sonríe con la seguridad de los césares. Lo demás da igual. Los trackings me darán la razón.