Un pacto de setenta horas y media de duración

Un pacto de setenta horas y media de duración

El PP rompe el pacto con Vox tras la macarrada de Llanos y le augura una mayoría absoluta hasta Tezanos.

Carlos Mazón, candidato del PP, en la reunión con los representantes de Vox.Europa Press via Getty Images

Me hubiera parecido muy bien el pacto entre el PP y el Vox para gobernar la Comunidad Valenciana si hubiera durado setenta horas y media, que es el tiempo que transcurrió entre que se hizo público el acuerdo el martes 13 a las 13:30 horas y las declaraciones de José María Llanos en donde se afirmaba que la violencia machista no existe, realizadas el viernes 16 a eso del mediodía. 

Feijóo —¡por qué carajo se acentúa esa “o” si es palabra llana terminada en vocal!— habría demostrado altura de estadista: por un lado, habría asumido los resultados electorales, buscando los acuerdos posibles para intentar que la composición de la cámara valenciana se parezca lo máximo posible a la voluntad expresada en las urnas, sin establecer vetos a priori que expulsen de la ciudadanía a una parte de los votantes.

Pero, por otro, habría actuado con la responsabilidad propia de los grandes dirigentes, que saben anteponer principios morales elementales a coyunturas políticas concretas. Se dio a Vox la oportunidad de demostrar que se podía ir con él a la vuelta de la esquina. No la aprovechó. 

Si un cargo político dice que la violencia machista no existe y su partido no salta como un resorte a destituirlo o a atribuir tales declaraciones a una hipoglucemia súbita, cabe sospechar que tal partido comparte el delirio. Y todos sabemos que los delirios son más contagiosos que los coronavirus, se usen las mascarillas que se usen. Es profilaxis elemental. Conviene que corra el aire, por muy beneficioso para la ciudadanía que hubiera sido el acuerdo hasta entonces (pfffff….). Setenta horas y media de pacto. Fue bonito mientras duró.

Se dio a Vox la oportunidad de demostrar que se podía ir con él a la vuelta de la esquina. No la aprovechó

Dos partidos que se coaligan no tienen por qué compartir todo, pero al menos sí deben compartir el mismo planeta. No es necesario que tengan exactamente las mismas ideas, pero estar de acuerdo en el teorema de Pitágoras, la forma de la Tierra y la existencia de un tipo específico de violencia que se ejerce por varones contra mujeres aprovechándose de superioridades físicas y económicas, e inercias culturales e inmorales, facilita que los acuerdos tengan más estabilidad que un isótopo de berilio.

"Machista" o "de género" parecen formas adecuadas de llamar a esta violencia, sin que hacerlo niegue la existencia de otros tipos de violencia. Negar la violencia machista, o intentar disolverla en categorías más generales, es como negar la existencia del blues de Chicago.

Qué ocasión perdida de realizar un gambito que bajase los humos a los partidos minoritarios, con su permanente pavoneo por sentirse apoyados por uno de cada diez votantes. Qué jugador mediocre es Feijoo, al que no se le intuye ni remotamente ningún atisbo de grandeza. El pacto de las setenta horas y media habría sido el cachete a tiempo que los padres lamentan no haber dado a sus hijos en su momento y que hubiera impedido mil problemas mayores en el futuro. 

El PP rompe el pacto con Vox tras la macarrada de Llanos y le augura una mayoría absoluta hasta Tezanos. La podredumbre moral de las declaraciones del político voxista dejó botando ante el líder del PP un disparo en el que se aunaban coraje, altura de Estado, inteligencia táctica, razón y ética. Feijóó —¿a alguien le extraña?— no chutó.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciado en Filosofía y doctor en Psicología. Es profesor titular de Psicología Clínica de la Universidad de Oviedo desde antes de que nacieran sus alumnos actuales, lo que le causa mucho desasosiego. Durante las últimas décadas ha publicado varias docenas de artículos científicos en revistas nacionales e internacionales sobre psicología, siendo sus temas más trabajados la conformación del yo en la ciudad actual y la dinámica de las emociones desde una perspectiva contextualista. Bajo la firma de Antonio Rico, ha publicado varios miles de columnas de crítica sobre televisión, cine, música y cosas así en los periódicos del grupo Prensa Ibérica, en publicaciones de 'El Terrat' y en la revista 'Mongolia'.