Para qué ha servido la Presidencia española del Consejo europeo
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Para qué ha servido la Presidencia española del Consejo europeo

Vaya seis meses: ni las elecciones domésticas (con sus negociaciones) ni la nueva guerra en Gaza deslucen el semestre español, que ha esprintado y conseguido acuerdos clave en materia de inmigración, reglas fiscales, emisiones e IA. 

Charles Michel y Úrsula von der Leyen saludan a Pedro Sánchez tras su rueda de prensa de la cumbre informal de Granada, el 6 de octubre pasado.Marcelo del Pozo / Getty Images

Los gallardetes y lonas se descuelgan, las luces de los edificios cambian de color y se ponen otros pines en las solapas, con otras banderas. Acaba la presidencia temporal del Consejo europeo por parte de España y en Bruselas, sin descanso, toca relevo. Esta vez el testigo se queda en casa, en Bélgica, por los próximos seis meses. 

Es hora de los balances, de la mirada atrás. Y es buena para nuestro país. Este periodo interino, que asumía por quinta vez desde su adhesión a la Unión Europea, comenzó con el terremoto de unas elecciones anticipadas y siguió con la incertidumbre de los pactos y las cesiones, para luego verse sacudido más aún por una guerra nueva, la de Gaza, de un horror desconocido. Durante semanas, parecía que se vivía una cierta travesía del desierto, que lo doméstico y lo exterior lo empañaban todo, que los grandes acuerdos por lograr no arrancaban. Pero no, el trabajo se estaba haciendo y el sprint de las semanas finales, con sus resultados, pone a la española entre las presidencias más activas y fructíferas de los últimos años. 

Lo dicen el presidente del Consejo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, que han calificado de "excelente" el semestre. "Es impresionante lo que se ha logrado en las últimas semanas y meses", sostiene el belga. La alemana aplaude el "enorme esfuerzo" del Gobierno que comanda Pedro Sánchez, un trabajo "sin descanso" que ha cristalizado en 71 negociaciones cerradas, con 50 expedientes legislativos resueltos. Por encima de la media de otras presidencias, dice La Moncloa. 

El socialista no pudo comparecer en el Europarlamento en julio, al inicio de la presidencia, como es costumbre, inmerso como estaba en la campaña electoral, pero este diciembre acudió a hacer balance y salió entre aplausos, pese a los reproches del grupo de la derecha. "Además de por la belleza de España, esta presidencia será recordada por circunstancias increíblemente desafiantes", le dijo Von der Leyen. 

Lo que sí

Este semestre ha pasado por muchos altibajos pero, cuando parecía que se cerraba sin más, con un balance discreto, comenzaron a llover los logros. De peso, además, y en materias que eran claves en las apuestas españolas y parte de los debates troncales de la Unión actual. Estaba sometida a la presión de ser el país escoba, el que debía acelerar procesos enquistados durante toda la legislatura, porque en junio de 2024 se celebran elecciones europeas y los primeros meses del nuevo año serán más de campaña que de actividad legislativa. Además, he tenido que ir lidiando sobre la marcha con imprevistos, sobre todo el choque Hamás-Israel, muy desestabilizadores y sin una visión coral en los Veintisiete. 

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, destacaba el 21 de diciembre pasado en un encuentro en la Fundación Alternativas, que España arrancaba en julio con dos desafíos: la agresión rusa a Ucrania, que obligaba a una postura de "unidad y esfuerzo" y a afrontar el desafío de la adhesión de Kiev, y la necesidad de acometer "grandes transformaciones", de la digital a la verde. A su entender, en los dos flancos se ha dado una respuesta satisfactoria. 

En el primer caso, el pasado 14 de diciembre los líderes de la UE acordaron iniciar las negociaciones con Ucrania, a la par de Moldavia. Una decisión histórica que acerca a Kiev a Bruselas como igual en valores y apuestas de futuro, que inicia un camino largo, posiblemente de una década. Albares sostiene que España ha conseguido "aunar el consenso" sobre este paso, que empezó a cristalizar en la cumbre informal de Granada de octubre, aquella en la que todo eran caras largas porque no salieron decisiones concretas y sí, muy claro, un choque con Polonia y Hungría en materia migratoria. Para el ministro, ha sido Madrid quien ha "abordado con decisión todo el dossier de la ampliación" y califica de "exitoso" el resultado final. Insiste en que"había que marcar el camino" de la adhesión desde el principio y que ha sido un "hito" en buena parte por el empeño puesto por España.

Es, posiblemente, la única victoria de Ucrania en dos años de guerra y es, también, el reflejo del mayo poder geopolítico que tiene hoy la UE: que haya más países que quieran formar parte de ella. Aún así, la invitación vino con polémica, porque Hungría quería vetarla pero, tras una sugerencia de Alemania, se ausentó de la votación, permitiendo que hubiera la necesaria unanimidad. Su presidente, Viktor Orbán, sí logró bloquear con su veto la liberación de 50.000 millones de euros en los cuatro próximos años para ayudar a Ucrania y amenaza con seguir metiendo el palo en la rueda en todo el proceso, el bélico y el político. 

Fue una gran alegría para España, pero no total, pues. No obstante, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha sido generoso en su aplauso a Sánchez. "Ayudaron mucho a Ucrania (...), se cerraron muchas cosas", dijo, en alusión al nuevo paquete de sanciones contra Rusia, y ya van 12. Zelenski ha defendido que el presidente español es "un tipo simpático", que no ha dudado en guasapearlo en estos meses para preguntar lo que necesitaba. Queda mucho por recorrer, pero la semilla está plantada. 

En el segundo bloque, el de las transformaciones, las conquistas son variadas. En este semestre, se ha aprobado la primera ley del mundo sobre Inteligencia Artificial, la de emisiones netas cero en la industria o la de restauración de la naturaleza, "pasos de gigante" a juicio de Albares. Comparten su visión en Bruselas, donde la comisaria de Energía, Kadri Simson, ha llegado a decir que España ha dejado la mesa "limpia de legislación" con un trabajo "verdaderamente excepcional". 

Se ha aprobado la Ley de Restauración de la Naturaleza, una "contribución clave", en palabras de la comisión, para alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050 y aumentar la preparación y la resiliencia de Europa frente a los efectos del cambio climático. La norma debe poner en marcha un proceso de recuperación continua y sostenida de la naturaleza en toda la tierra y el mar de la UE. Como objetivo global que debe alcanzarse a escala de la UE, los Estados miembros pondrán en marcha medidas de restauración en al menos el 20 % de las zonas terrestres de la UE y el 20 % de sus mares de aquí a 2030. De aquí a 2050, estas medidas deben estar en vigor para todos los ecosistemas que necesiten ser restaurados.

Además, se ha conseguido luz verde para la Ley sobre la industria de cero emisiones netas, que establece un objetivo a escala de la UE para alcanzar una capacidad anual de almacenamiento de CO2 de 50 millones de toneladas de aquí a 2030, con el fin de dar garantías a los inversores industriales de que sus emisiones capturadas pueden almacenarse en la UE. Igualmente es destacado que introduce el concepto de proyectos estratégicos de cero emisiones netas para el almacenamiento de CO2 con el propósito de acelerar el desarrollo de una cadena de valor europea de transporte y almacenamiento de cero emisiones netas de CO2 que las industrias puedan utilizar para descarbonizar sus operaciones.

La suma de estos dos articulados es "un paso se gigante" en la transformación medioambiental de la Unión, incide Albares. Pero es que hay más: se ha aprobado la Directiva sobre Fuentes de Energía Renovables para aumentar la cuota de renovables en el consumo total de energía hasta el 42,5 % de aquí a 2030. A su vez, se incluye un complemento indicativo adicional del 2,5 % con el fin de alcanzar el propósito del 45 %. Ahora todos los Estados miembros colaborarán en la consecución de objetivos sectoriales más ambiciosos en materia de transporte, industria, edificios, y calefacción y refrigeración urbanas.

"Se trata de un gran logro que contribuirá a alcanzar la meta climática de la Unión Europea de reducir las emisiones en, al menos, un 55 % de aquí a 2030", asegura Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica de España. Esta conquista ha sido una de las que con más orgullo se han vendido en la COP28 de Emiratos Árabes, en los que España ha encabezado la delegación comunitaria, otro importante espaldarazo de imagen al poder defender lo hecho en reducción de gases contaminantes de las industrias y el transporte aéreo o la reutilización y reciclaje de residuos y productos. 

En cuando a innovación, bajo esta presidencia se ha dado uno de los pasos más avanzados de la legislatura: la aprobación de la primera ley mundial de Inteligencia Artificial. "El Gobierno de España ha tenido un papel destacado en su desarrollo porque fue el primero en el mundo en aprobar una carta de derechos digitales, que ha servido de inspiración al texto, y dos agencias pioneras en la materia", decía en el Congreso el presidente Sánchez, al dar cuenta en el Congreso del balance de esta presidencia.

Los especialistas destacan que la norma es clave porque fija estándares de seguridad y de derechos fundamentales que eviten que la tecnología se use con fines represivos, de manipulación o discriminatorios, pero sin que se traduzca en una hiperregulación que lastre la competitividad de la Unión Europea. El nuevo reglamento crea cuatro categorías basadas en el riesgo y se prohíben aquellas actividades de riesgo considerado inasumible. Ya está sirviendo de base para el desarrollo de normas similares en EEUU y Reino Unido. 

Sánchez también remarcó los acuerdos de pesca logrados, el más reciente este mes, un pacto para el reparto de la pesca en el Atlántico y el Mar del Norte para 2024 y también para 2025 y 2026 en el caso de algunas poblaciones, así como sobre la propuesta relativa a las posibilidades de pesca en el Mediterráneo y el Mar Negro para 2024. Se trata de un acuerdo histórico para nuestro país, que verá cómo en especies como la merluza logra el mayor volumen de capturas permitidas del último siglo.

Y en materia energética, con el legado de la excepción ibérica, tan criticada, como base de que hacer las cosas de forma diferente es posible, queda la nueva regulación del mercado eléctrico, una reforma para reducir la volatilidad en el precio de la luz. La nueva regulación busca impulsar los contratos de suministro eléctrico a largo plazo, lo que pretende unos precios más predecibles y, por tanto, menor volatilidad. Sólo Hungría votó al final en contra.

Sobre la bocina prácticamente se han aprobado también las nuevas reglas fiscales, que permitirán un mayor control a los países sobre su ritmo de ajuste pero también incluyen requisitos mínimos de disciplina fiscal. El pacto, atrancado durante meses, se desbloqueó por el visto bueno de Alemania, con el enorme respiro de alivio de España, que lo veía como una de sus banderas.

Las nuevas reglas mantendrán los límites del 3 % y del 60 % sobre el PIB del déficit y de la deuda, respectivamente, pero introducirán sendas fiscales individuales de cuatro años para cada Estado miembro, con lo que tienen más en cuenta la situación de cada país que las anteriores medidas. Este periodo es ampliable a siete años si los países se comprometen a realizar reformas e inversiones pactadas con la Comisión Europea y estarán basadas en un nuevo indicador: el gasto primario neto, que excluye el desembolso en intereses de la deuda, entre otras cuestiones.

Una de las mayores medallas que se cuelga Moncloa en este flanco es la reactivación de las relaciones entre Europa y América Latina, muy castigadas. Hacía ocho años que no se celebraran reuniones bilaterales con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y fue de lo primero que se retomó, de los acontecimientos iniciales de este semestre. "Esa cumbre no se hubiera celebrado sin el impulso de España", afirma rotundo el titular de Exteriores. La cita acabó con 45.000 millones de euros movilizados, con acuerdos sobre comunicaciones o materias primas críticas, y la promesa de cumbres cada dos años. "Nunca más" la lejanía de este intervalo.

También se han alcanzado acuerdos comerciales con Chile, Nueva Zelanda y el grupo de estados de África, el Caribe y el Pacífico. Estos compromisos, ha dicho, permitirán "diversificar cadenas de suministro, abrir nuevos mercados y oportunidades para las empresas españolas", dice Sánchez. 

Queda la inmigración, un quebradero de cabeza de los grandes durante todos estos meses. España partía con la presión de lograr un nuevo Pacto de Migración y Asilo, que llevaba enquistado años, y que con unas elecciones a las puertas no habría soportado el politiqueo de precampaña para salir adelante. El acuerdo se ha hecho por tramos, a trozos, y el visto bueno general también ha sido in extremis. Ser reformará la política común con un mayor control de las fronteras exteriores de la Unión y ofrecerá a los Gobiernos una "solidaridad a la carta" para permitirá eludir la acogida de parte de los migrantes reubicados con alternativas como el pago de una compensación por traslado rechazado. 

El objetivo es trasladar a al menos 30.000 migrantes cada año, pero los países podrán negarse a recibir a parte de los acogidos a cambio de una compensación de 20.000 euros por cada traslado rechazado o de medios o fondos por valor equivalente. Las principales ONG han rechazado el texto, para empezar, por poco humano y poco garantista.

Lo que no

Si la CELAC fue una alegría con la otra orilla del Atlántico, el Mercosur fue la decepción, sin duda. Madrid quería a toda costa cerrar en su tiempo un acuerdo de la UE con el Mercado Común del Sur (integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y durante meses, a intervalos, parecía que se rozaba con los dedos, pero no. Al final, el freno de Francia por un lado y de Argentina por el otro lo han devuelto de nuevo al cajón donde lleva 20 años esperando a ser firmado por ambos bloques. 

El mandatario galo, Emmanuel Macron, a dicho que el tratado es "anticuado" y "contradictorio" con la lucha contra la crisis climática. "Estoy creando en mi país un mercado en vías de descarbonizarse para permitir a la gente de aquí consumir productos de fuera que implican más emisiones. Estaríamos locos", comentó el presidente en Dubái, tras un choque con Brasil por el asunto. La Unión Europea ha presentado una serie de demandas al Mercosur para cerrar completamente el acuerdo de libre comercio, entre ellas una reglamentación ambiental estricta, como la que se aplica en el Viejo Continente.

El presidente Lula da Silva, justamente, señala que lo verde no es la clave, apuntando a un nacionalismo proteccionista de algunos países de la UE. "Cada país tiene derecho a tener una postura. Francia siempre ha sido el país más difícil para llegar a acuerdos, porque es más proteccionista. No es la misma posición que la Unión Europea", enfatizó en la COP. 

Según los críticos del acuerdo, con un mercado combinado de poco más de 780 millones de personas, el acuerdo de libre comercio entre ambos bloques puede afectar el negocio de los agricultores europeos, ya que las principales exportaciones de los países del Mercosur comprenden bienes relacionados con la carne, semillas y materias primas, como el caucho y el cuero, del que Brasil es uno de los principales productores mundiales. 

En Política Exterior, bajo la presidencia española ha explotado la guerra en Gaza, uno de los mayores imprevistos a los que podía someterse. Albares defiende que España ha sabido "hacer frente" a lo inesperado y mostrar "liderazgo", con Sánchez visitando hasta Rafah, proponiendo una conferencia de paz, impulsando cartas que reclamaban un alto el fuego y defendiendo la solución de dos estados. "Ha estado a la altura de las circunstancias", estima el ministro, destacando el "sello español" de estos pasos. 

Sin embargo, el conflicto ha evidenciado la disonancia de los Veintisiete, con posiciones muy dispares a la hora de censurar a Israel, empezando por la primera visita y los primeros mensajes de la presidenta Von der Leyen. El club comunitarios ha dado bandazos, del apego total a Israel y su derecho a la defensa a la petición de moderación, de la aplicación del derecho internacional, de la apertura de corredores humanitarios, de pausas o treguas, de alto el fuego, de reconocimiento a la ANP... 

Hasta se dijo que se iban a cortar las ayudas a Palestina por los actos de Hamás y se acabaron triplicando, algo que Albares ve como un logro pero que da la medida del guirigay diplomático en una zona tan sensible en la que Europa es respetada, aunque cada vez menos, y donde no influye. 

España, aunque los logros han sido muchos, no ha tenido una cumbre tan lucida como se esperaba. Granada, preparada al milímetro para en encuentro de los líderes de los 27, con visita del ucraniano Zelenski en condiciones adversas, quedó deslucida por los enfrentamientos en materia de inmigración con Hungría y Polonia y la imposibilidad de avanzar, entonces, en materia migratoria y en la ampliación de la UE, por más que luego mejorara la cosa con los meses. 

Diplomáticos españoles reconocieron la amargura de no haber podido sacar entonces más brillo a una cita deslumbrante, con una puesta en escena poco común en otros estados. Defienden que allí no hubo grandes titulares y sí desencuentros, pero que se pusieron las bases para todo lo que ha venido después. Y resaltan que las expectativas eran enormes, también, por ser España un país de elevada vocación europeísta. 

Lo que cuentan, al final, son los resultados y quien hizo balances en noviembre hablando de presidencia decepcionante se ha tenido que guardar los adjetivos ante lo logrado, al fin. Una presidencia "salvaje", como la califica POLITICO, que deja pocos flecos a Bélgica en pleno año de urnas. 

 

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Licenciada en Periodismo y especialista en Comunicación Institucional y Defensa por la Universidad de Sevilla. Excorresponsal en Jerusalén y exasesora de Prensa en la Secretaría de Estado de Defensa. Autora de 'El viaje andaluz de Robert Capa'. XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla.