Sánchez decide que se queda como presidente del Gobierno tras cinco días de reflexión

Sánchez decide que se queda como presidente del Gobierno tras cinco días de reflexión

El jefe del Ejecutivo evita la dimisión, una posibilidad que él mismo planteó en la carta abierta a la ciudadanía: "He decidido seguir, con más fuerzas si cabe".

El presidente del Gobierno, Pedro SánchezMONCLOA/EFE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este lunes su intención de mantenerse al frente del Ejecutivo. En una declaración institucional en el complejo de la Moncloa, el líder socialista ha eludido finalmente la posibilidad de una dimisión, un escenario que el propio Sánchez había planteado como alternativa a través de una carta pública a la ciudadanía difundida este miércoles en sus redes sociales después de que un juzgado de Madrid abriera diligencias contra su mujer, Begoña Gómez, por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción.

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Durante su comparecencia de apenas cinco minutos y sin periodistas, Sánchez ha asegurado que su familia lleva sufriendo "diez años de acoso", por lo que necesitaba "parar y reflexionar". "Si aceptamos todos, como sociedad, que la acción política permita el ataque indiscriminado a personas inocentes, no merece la pena. Si consentimos que la contienda política permita el odio y la falsedad hacia terceras personas, no merece la pena. Si permitimos que las mentiras más groseras sustituyan el debate respetuoso y racional basado en evidencias, entonces no merece la pena. Por muy alto que sea, no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de quien uno más quiere y ver cómo se intenta destruir su dignidad sin el más mínimo fundamento", ha señalado.

A través de su carta, Sánchez admite que "ha mostrado un sentimiento que no suele ser habitual" y que no "desea a nadie", pero cree que hay que actuar "con una convicción clara" para decir basta a "una degradación de la vida pública que nos condenará como país". "Estamos hablando de respeto y de dignidad. De principios que nos definen como sociedad. Esto no tiene nada que ver con el legítimo debate de opciones políticas, sino con las reglas del juego. Si consentimos que los bulos deliberados dirijan el debate político, si obligamos a las víctimas a tener que demostrar su inocencia, si permitimos que se vuelva a renegar a la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de su marido; o que la sinrazón se convierta en rutina, la consecuencia es que habremos hecho un daño irreparable a nuestra democracia", ha explicado.

Sánchez ha asegurado que es consciente de que "la campaña de descrédito" contra su familia no se detendrá, pero cree que podrán con ella. En todo caso, el presidente del Gobierno se ha comprometido a trabajar "sin descanso" por la "regeneración pendiente de nuestra democracia y por la consolidación de derechos y libertades".

"Sólo hay una manera de revertir esta situación: que la mayoría social se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común, poniendo freno a la política de la vergüenza. Se trata de decidir qué tipo de sociedad queremos ser. Y creo que nuestro país necesita hacer esta reflexión colectiva. Hay que dar paso al juego limpio. Llevamos demasiado tiempo dejando que el fango colonice la vida política y pública, con prácticas tóxicas inimaginables hace sólo unos años. Pongamos fin a este fango mediante el rechazo colectivo, sereno y más allá de las siglas y las ideologías", ha concluido.

Continuidd a seis años de gobierno de Sánchez

Pedro Sánchez llegó al Gobierno el 1 de junio de 2018 después de ganarle la moción de censura a Mariano Rajoy. Su primer Ejecutivo estuvo trufado de nombres conocidos por los ciudadanos, como el juez Fernando Grande-Marlaska en Interior, el astronauta Pedro Duque como ministro de Ciencia o el presentador y escrito Màxim Huerta como ministro de Cultura.

Ocho meses después de su llegas a la Moncloa, convocó elecciones generales para el 28 de abril de 2019, consciente de las dificultades que entrañaba gobernar con sólo 84 diputados. Sánchez ganó aquellos comicios, pero su negativa a pactar con Podemos y las dificultades que encontró para una alianza con Ciudadanos llevaron a España a una nueva repetición electoral en noviembre. La aritmética parlamentaria resultante de dichos comicios tampoco fue sencilla y el líder socialista se vio obligado a pactar con Unidas Podemos el primer gobierno de coalición de la democracia española.

La legislatura fue compleja, y no sólo por las diferencias ideológicas entre ambos partidos. Dos meses después de su investidura, una pandemia global obligó al Gobierno a un confinamiento de la población durante tres meses y a 'congelar' la economía. Cientos de miles de trabajadores se fueron al ERTE y el PIB se contrajo un 10,8%, la mayor caída registrada desde la Guerra Civil. El Ejecutivo se tuvo que enfrentar a diferentes olas del virus y a la pelea por la adquisición de material sanitario y de vacunas en un mercado totalmente tensionado.

En 2022, después de dos años muy difíciles, la invasión de Rusia en Ucrania provocó otro seísmo económico, disparando la inflación un 5,7% por culpa, principalmente, del incremento de precios de los alimentos y de energías como la electricidad y el gas. Esto provocó que el Ejecutivo pusiera en marcha diferentes paquetes de medidas anticrisis con rebajas en el precio del transporte público o el freno a los desahucios de familias vulnerables. Medidas que, en buena parte, siguen vigentes actualmente.

Pese a la difícil aritmética parlamentaria, el Ejecutivo sí logró aprobar una reforma laboral, impuestos sobre los beneficios de la banca y las energéticas, el Ingreso Mínimo Vital, la revalorización de las pensiones (un 29% más de media con respecto a 2018), así como leyes de gran calado social (y también polémicas) como la ley del aborto, la del sólo sí es sí o la ley trans.

El de 28 de mayo de 2023, las elecciones municipales y autonómicas supusieron un revés para Pedro Sánchez, al perder el control de regiones importantes como Comunidad Valenciana, Extremadura o Baleares. Al día siguiente, el presidente del Gobierno disolvió las Cortes y convocó elecciones generales para el 23 de julio, en pleno verano. Pese a que las encuestas auguraban un triunfo del PP con apoyo de Vox, la suma parlamentaria permitió un gobierno de coalición del PSOE con Sumar, la plataforma política de Yolanda Díaz. 

Pero el apoyo de los partidos independentistas catalanes a esa investidura tenía un precio claro: la amnistía. La negociación y tramitación del 'perdón' a los implicados en el procés supuso un desgaste político importante para el presidente, con bajada en las encuestas y varias semanas de movilizaciones frente a la sede del PSOE en Ferraz. Mientras, el pasado mes de febrero estallaba el 'caso Koldo', salpicando al exministro José Luis Ábalos, varios ministerios y diferentes gobiernos autonómicos.

Infiltrados
Un proyecto de Ikea

En paralelo, diferentes medios digitales comenzaron a publicar informaciones relativas a la mujer del presidente, Begoña Gómez, a la que se le acusaba de participar como mediadora o negociadora con empresas o particulares que, después, se veían beneficiados por decisiones del Gobierno. Unas acusaciones con poco peso, pero que llevaron a un juez la semana pasada a admitir una denuncia de Manos Limpias contra ella. La gota que colmó el vaso de la paciencia del presidente, también consciente de las dificultades que entraña gobernar con un hemiciclo tan fragmentado en un momento de gran polarización. El miércoles, abatido por las informaciones relativas a su mujer, decidió 'encerrarse' cinco días en Moncloa para reflexionar sobre su posible salida. Finalmente, ha decidido seguir al frente del Gobierno.

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Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es redactor de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es