La noche, las calles... y por qué no la tele, son nuestras
Quienes queremos hacer política, sea en el formato que sea, tenemos la responsabilidad de dar la batalla por el sentido común, y tengo claro que ese sentido común tiene que ser feminista o no me representará. Pero para eso, nos guste más o menos, tendremos que ser feministas donde esté el sentido común imperante, donde podamos arrastrarlo, tirar de él y construir uno nuevo a partir del que existe. Una política feminista tiene que ser ambiciosa, pero tiene también que ser verosímil. Y no podremos estirar el sentido común si no partimos de él, si no hacemos feminismo desde donde la gente está y desde donde la gente piensa y siente el mundo.