El error de que los políticos hablen de ‘salvar’ las Navidades

El error de que los políticos hablen de ‘salvar’ las Navidades

Seamos claros: las restricciones tomadas ahora no servirán para tener una Navidad 'normal'.

gambaGetty Images

“Tenemos que llegar a Navidad con una incidencia acumulada de 25 casos positivos por cada 100.000. Ese es el reto, ambicioso, pero si somos capaces de llegar a esos niveles habremos salvado la campaña de Navidad y la salud”.

“Si este mes de noviembre todos respetamos las nuevas normas lograremos mantener la curva de contagios bajo control, conseguiremos suavizar las restricciones y podremos afrontar diciembre y, esperamos, las fiestas navideñas, con más serenidad”.

“Si de aquí a 15 días manejamos mejor la situación, podremos reevaluar las cosas y llegar a abrir algunos comercios, sobre todo en este período tan especial antes de las navidades”.

Las tres declaraciones están hechas por líderes políticos europeos, en plena segunda ola de coronavirus y a sólo dos meses de las navidades. La primera la pronunció Ignacio Aguado, vicepresidente de la Comunidad de Madrid, en una entrevista con El País. La segunda Giuseppe Conte, primer ministro italiano. La tercera el presidente francés, Emmanuel Macron, cuando anunció el confinamiento general del país hace unos días. Esa misma semana, en el Congreso de los Diputados de España, el líder de la oposición, Pablo Casado, pedía no alargar el estado de alarma más de ocho semanas para “salvar la campaña de Navidad”. 

La mayoría de epidemiólogos consultados por El HuffPost no sólo están en desacuerdo con estas declaraciones, sino que las califican de despropósito. Por un lado, los datos de coronavirus en España no invitan ahora al optimismo, con más de 20.000 contagios y un centenar de muertes a diario; por otro, la idea de juntar a 20 personas de distintas generaciones y procedencias a comer y beber durante horas no se contempla como la mejor opción a dos meses vista, por mucho que las cifras mejoren; por último, algunos expertos sostienen que el argumento navideño no es otra cosa que una distracción. Si ahora se empeñan en ‘salvar la campaña’, ocurrirá como cuando en verano se buscó precisamente eso, y llegaron los rebrotes.

“Es un disparate; ahora mismo no estamos en esas, y están confundiendo la agenda”, critica Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). “Si quieren que haya una buena economía, tienen que hacer un buen plan de salud pública para conseguir que cuando bajemos los contagios, no rebotemos de nuevo. Si ahora estamos rebotando es porque en su momento no se hizo una inversión adecuada en salud pública y atención primaria. Ahora no nos queda más remedio que lidiar con la pandemia”, dice.

Da la impresión de que se quiere volver a acelerar la salida antes siquiera de haber empezado a bajar

En su opinión, el debate generado en torno a si el estado de alarma debía ir más allá de las navidades es “una distracción”. “Se está desviando el debate. No tenemos un buen sistema de rastreo, que está colapsado, no se toman medidas sociales que faciliten el cumplimiento de las normas, no se refuerza el transporte y ni siquiera se habla ya de la recomendación del teletrabajo, que no cuesta nada”, critica Hernández. “Cuando tengamos la incidencia por debajo de 50, hablaremos, porque da la impresión de que se quiere volver a acelerar la salida antes siquiera de haber empezado a bajar, y puede que metamos la pata por tercera vez”, avisa el epidemiólogo.

“Hay que tener sentido de responsabilidad. Ya hemos visto lo que ha pasado en verano”, advierte también Javier Padilla, médico de familia experto en Salud Pública. “Como había que salvar la temporada veraniega, nos encontramos ahora en la situación que nos encontramos. Si ahora hablan de salvar la temporada navideña, la cuesta de enero no va a ser una cuesta sino una ola”, alerta.  

Para Padilla, “lo de ‘salvar las Navidades’ es un poco de wishful thinking, además de inviable”. “Entiendo que intentan utilizar esto de ‘salvar la Navidad’ como un tipo de estímulo, pero cuando el día 20 de diciembre salgan a decir que no puede haber reuniones de más de cinco personas, no sé qué legitimidad tendrán”, augura. “No hay nada que haga pensar que en navidades estaremos mejor que ahora; pero, además, si en diciembre estamos mejor, no hay nada que haga pensar que podremos levantar la mano para permitir reuniones que previsiblemente juntarán a varias personas de distintas generaciones en espacios cerrados para comer y beber durante horas. Es una irresponsabilidad”, asegura.

“Creo que sería más sensato que fueran sembrando ya esa idea. Es un poco heavy pensarlo, pero con el ritmo que estamos llevando de más de 100 muertos al día, de aquí a navidades habrá muchas familias que no lleguen completas a la celebración”, lamenta Padilla.

Si ahora hablan de salvar la temporada navideña, la cuesta de enero no va a ser una cuesta sino una ola. Sería más sensato ir sembrando esa idea

“En la temporada navideña, lo único no son las celebraciones, las fiestas y la campaña de Navidad; también es importantísimo no tener presión asistencial en hospitales y en UCIs, porque podemos enfrentarnos a una doble carga asistencial, por covid y por gripe estacional”, recuerda Daniel López Acuña, exdirector de la Acción Sanitaria en Crisis de la OMS.

Fernando Rodríguez Artalejo, portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología y catedrático de Salud Pública de la UAM, distingue varios aspectos importantes en la idea de ‘campaña navideña’. “Si se habla de comidas de empresa a la vieja usanza, ya se sabe desde hace meses que no se iban a producir. Si hablamos de reuniones familiares donde se juntan 20 en una casa, ni en agosto se podrían haber mantenido, porque para eso hay que tener niveles de transmisión muy bajos”, señala. “Así que decir que las restricciones de ahora son para salvar la campaña de Navidad no tiene ningún sentido”, zanja.

  La Calle Larios, en Málaga, decorada por Navidad.Getty Images

Ahora bien, hay un tercer aspecto en juego, y son las compras navideñas. “Aquí la pregunta es si las vamos a tener que hacer online o si podremos ir a grandes almacenes y pequeños comercios. Mi impresión es que, mientras se mantengan las reducciones de aforos, muy mal tendríamos que estar para que no se pueda ir de compras, porque en general son sitios seguros”, apunta Rodríguez Artalejo.

Mientras se mantengan las reducciones de aforos, muy mal tendríamos que estar para que no se pueda ir de compras

Pedro Gullón, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, llama en todo caso a la prudencia: “Ni siquiera somos capaces de saber cómo estará la situación de aquí a dos semanas, así que hay que ir con cautela y valorar la situación muy poco a poco”.

Gullón es consciente de que la cosa no pinta bien y de que, “independientemente de la transmisión con la que lleguemos” a diciembre, las navidades de 2020 “no se parecerán” a las de otros años.

“Si recordamos cómo empezó la epidemia, hay que hablar del Año Nuevo chino o Año Nuevo lunar, que fue uno de los eventos más multiplicadores del virus, sobre todo por la movilidad”, apunta Gullón. Pues bien, en nuestro contexto, “las navidades es lo más parecido a esa celebración, porque implica gran movilidad de personas, ver a familiares a los que no ves en muchos meses y que no forman parte de tu burbuja social habitual, etcétera”, indica.

“No vamos a llegar con transmisión cero, hay que ser realistas”, admite el epidemiólogo. “Y tampoco creo que lleguemos a 25 casos por 100.000 habitantes para diciembre. Esa situación sólo la hemos tenido en algunos momentos y en algunas comunidades autónomas, no en todas, y fue durante la desescalada. Así que es complicado”, reconoce.

Nuestras navidades es lo más parecido al Año Nuevo chino, que fue uno de los eventos más multiplicadores del virus

Por su parte, Daniel López Acuña apela también a la prudencia. “Tenemos que ir con mucha cautela y hacer todo lo posible por abatir la curva, pero, si la curva no se doblega, tendremos que seguir como ahora, con estado de alarma, con toque de queda, con restricciones a la movilidad y con las burbujas sociales reducidas a pequeños grupos de personas”, coincide el epidemiólogo. “Mientras más hagamos ahora por doblegar la curva, más margen de maniobra tendremos en diciembre para poder hacer alguna actividad cercana a la normalidad, pero nunca como una normalidad total”, advierte. 

Javier Padilla señala a esa misma dirección. “Hay que plantear una serie de medidas cuyo horizonte probablemente sea marzo, no diciembre”, sostiene. “Quizás en los desplazamientos se podrá ir abriendo la mano, pero la idea de meternos muchas personas en una casa sin distancia ni mascarilla, no”, insiste. “Es complicado, pero quizás habría que ir metiéndole a la gente la idea en la cabeza de que habrá que aprovechar los días de sol de navidades para quedar con la familia al aire libre y a mediodía, ya está”, zanja.

“Navidades de cercanía y redefiniendo el concepto ‘familia’”, resume Padilla. La idea de una Navidad por Zoom queda también descartada: “No va a dar la red”.

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