China tensa a Rusia por una reconquista silenciosa

China tensa a Rusia por una reconquista silenciosa

La presumible y consolidada alianza entre ambos regímenes podría estar cerca de estallar por los aires por motivos territoriales.

Putin y Xi Jinping durante la recepción en MoscúSuo Takekuma

China podría estar cerca de dañar a Rusia con su propia medicina. Pese a que Pekín y Rusia parecen atravesar por su mejor momento tras prácticamente declararse amor eterno e inquebrantable, hay aspectos que, lejos del marco geopolítico actual, podrían enturbiar gravemente y en mucho menos tiempo del esperado, la relación entre ambos regímenes.

El motivo que puede desatar discrepancias importantes que terminen derivando en un hipotético conflicto entre las dos superpotencias no es otro que el territorial, un asunto que resulta más que familiar a Rusia, inmerso de lleno en una guerra contra Ucrania, marcada precisamente, por satisfacer sus aspiraciones territoriales.

En el caso de China y Rusia hablamos de varios territorios fronterizos que podrían encontrarse en disputa en un período muy corto de tiempo. Se trata de Primorsky Krai, una zona que en los últimos tiempos ha experimentado un aumento considerable en la llegada de agricultores chinos, hasta el punto de que su producción e influencia económica está superando a los locales, según el medio japonés Nikkei.

Para hallar el origen de esta tensión habría que remontarse al siglo XIX, concretamente al año 1860, cuando la dinastía china Qing cedió un terreno a Rusia y ahora, más de 150 años después esta cesión podría desencadenar un conflicto grave entre ambos países, aunque parece que ese escenario pueda quedar muy remoto.

Sin embargo, si atendemos al hecho que tuvo lugar el pasado año, cuando el gobierno chino decretó incluir en los mapas del país las regiones de Haishenwai (nombre chino de Vladivostok, el centro administrativo de Primorsky Krai), así como el de otras siete regiones orientales rusas, se puede afirmar que este asunto ha adquirido cierta relevancia en el seno del Ejecutivo de Xi Jinping.

De hecho, en los últimos años, Xi Jinping ha asegurado en alguna ocasión ante los medios que el objetivo del "gran rejuvenecimiento de la nación china" pasa por adherirse los territorios que históricamente han pertenecido al gigante asiático, incluido uno con el que mantiene una tensión desorbitada y que en cualquier momento podría estallar de forma definitiva como es Taiwán.

Dependencia rusa de China

Teniendo en cuenta los argumentos utilizados por China para intentar recuperar 'sus territorios', se podría decir que Rusia podría recibir de su propia medicina, aunque de una manera muy distinta a la utilizada por ellos mismos en territorio ucraniano. De acuerdo con el medio Nikkei, hay varios factores que influyen de forma decisiva en esta hipotética conquista por parte de China.

El primero de ellos podría ser el principal hándicap ruso en esta cuestión. Se trata de la gran dependencia económica y comercial de Moscú respecto a Pekín. Y es que, las continuas sanciones occidentales, congelación de fondos y cierre de mercados de los países europeos, han obligado a Rusia a mirar hacia otros mercados: África y principalmente China.

Y es que, si bien es cierto que China está suponiendo un apoyo fundamental para que Rusia no colapse y pueda salir a flote en tiempos de guerra, no es menos cierto que su dependencia del yuan -moneda china- le otorga un papel de debilidad en comparación al gigante asiático, que podría decirse que tiene la sartén por el mango.

De hecho, durante la primera mitad del año pasado, Rusia utilizó el yuan para solventar el 75% de la deuda comercial que mantenía con China, además de un 25% con otros países, de acuerdo con el Ministerio de Economía de Rusia. Esto ha sido confirmado hace apenas unos días, cuando en un informe publicado el 29 de marzo, el banco central ruso aseguró que "no existen buenas alternativas al yuan" respecto al resto de monedas internacionales.

Rusia teme una 'colonización' silenciosa

El segundo factor, no menos importante, tiene que ver con el 'Imperio civilizatorio chino'. Y es que ser el primer o segundo país más poblado del mundo -se alterna el primer puesto con India- tiene que tener aspectos positivos. 

Como apuntó Yun Sun, director del Programa China del Centro Stimson, en declaraciones a Newsweek, existe una "preocupación por el 'peligro amarillo' en el Lejano Oriente ruso no es nueva. Ha existido durante décadas, si no siglos, debido al enorme desequilibrio demográfico a ambos lados de la frontera".

Esta preocupación es entendible si se tiene en cuenta que el potencial de los más de 1.500 millones de chinos y de los cuales, una ínfima, pero decisiva porción de su población se está asentando en Hegang, antigua ciudad en auge del carbón en el noreste chino.

En este asunto, Sun no le confiere una importancia capital al poder político chino, sino a la simple llegada de 'colonos' chino a la zona, algo que podría desbordar cualquier tipo de medida adoptada por Rusia: "La preocupación es que la afluencia de chinos desafiará el control de Rusia. No creo que la cuestión de la soberanía aún esté sujeta a negociación, pero cómo gestionar a los agricultores chinos en el terreno será un tema espinoso".

De acuerdo con un estudio de 2021 publicado en The American Journal of Economics and Sociology, se descubrió que la presencia de granjas chinas y las ventas a empresas de propiedades chinas dieron un impulso considerable a los ingresos de los agricultores locales. Asimismo, destacó que "los mismos factores elevan los pecios de la tierra a través de una mayor competencia, reducen los salarios de los trabajadores rusos y el número de miembros de la familia que trabajan en las granjas rusas".

Infiltrados
Un proyecto de Ikea

Todo este embrollo geopolítico y estratégico parece ir lento, pero imparable, y quién sabe si en unas semanas, meses o incluso años, podría estallar por los aires una nueva e inesperada rivalidad entre dos de los mayores imperios de la historia como son Rusia y China.