El papel de la Autoridad Nacional Palestina en la crisis Israel-Hamás

El papel de la Autoridad Nacional Palestina en la crisis Israel-Hamás

El Gobierno de Mahmud Abbas, desde Cisjordania, se desmarca por completo de la violencia de la milicia y reclama la protección de los rehenes. No todos son iguales.

Antony Blinken y Mahmoud Abbas, reunidos el pasado viernes en Ammán.Jacquelyn Martin / AP

Hay quien habla estos días de guerra entre Israel y Palestina. Error. No es así. El choque es entre Tel Aviv y Hamás, que ni es el pueblo palestino ni es el Gobierno palestino. Las diferencias son notables y se ven con sólo leer las declaraciones al respecto del presidente Mahmud Abbas y sus ministros, desde sus sedes en la capital administrativa que es Ramala (Cisjordania), en las que no apoyan el ataque de los islamistas y defienden el respeto a la vida y la dignidad de los israelíes. 

El Movimiento de Resistencia Islámica, que es lo que significa Hamás, es un partido con rama armada, islamista, que se niega a reconocer a Israel como un estado legítimo y que busca, de hecho, su aniquilación. Para conseguir sus logros no sólo se presenta a las elecciones, como las que ganó en Gaza en 2006, sino que se dedicó a hacer atentados en las dos Intifadas, con cientos de muertos, y ahora bombardea ocasionalmente a Israel, hasta el golpe a varias bandas del 7 de octubre. Esas son las acciones que hacen que sea calificado como grupo terrorista por la inmensa mayoría de los países occidentales y organismos como la Unión Europea.

Si hay un enemigo de Hamás es precisamente el partido Fatah, el principal en Palestina, secular, nacionalista, al que pertenecía el raïs Yaser Arafat, el que forjó los primeros años de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) sin la que no se habría iniciado el proceso de paz con Israel. Para ello, abandonó la violencia como camino y reconoció el derecho de su adversario a existir. Hamás, de hecho, contó en los 80 con apoyo del propio Israel para crecer, en un intento peligroso de hacerlo crecer para quitar protagonismo a la OLP y darle problemas a Arafat.

El hoy presidente palestino, Abbas, es su secretario general. Desde el Gobierno, gestiona lo que le deja la ocupación desde Cisjordania, al mando de la Autoridad Nacional Palestina (ANP),  el interlocutor del país reconocido internacionalmente. Aunque le han dado pocos resultados, Abbas se aferra a los Acuerdos de Oslo de hace 30 años como principio de legalidad, lo que le costó y le cuesta enormes críticas de las alas más duras de su pueblo. 

Por eso la distancia con Hamás es abismal, aunque en estas décadas ha habido intentos de acercamiento para lograr un Ejecutivo de unidad nacional que permitiera resolver los problemas de los tres territorios palestinos, disgregados y desconectados, en un poder legislativo congelado desde hace 16 años. 

¿Qué papel están jugando Abbas y los suyos en esta escalada sin precedentes? El de demostrar que Palestina no es Hamás, pero sin poder pasar mucho más que de las declaraciones, tal es su debilidad tras décadas de proceso de paz sin avances y nueve, directamente, de congelación. El mismo día que Hamás inició su operación en Israel, el presidente de la ANP destacó el derecho de los palestinos a defenderse contra "el terror de los colonos y las fuerzas de ocupación", según la agencia oficial de noticias WAFA. 

Ese mismo día expresó "su rechazo a las prácticas relacionadas con el asesinato o el abuso de civiles de ambos lados", mientras que también pidió "la liberación de civiles, prisioneros y detenidos".

Los comentarios los hizo en el contexto de una reunión de emergencia celebrada en Ramala con altos funcionarios de su gabinete. También dio la orden para que su Gobierno proporcione todo lo necesario "para fortalecer la firmeza de los palestinos frente a los crímenes cometidos por la ocupación israelí y las bandas de colonos", agregó la agencia.

Su Ministerio de Asuntos Exteriores publicó en redes sociales una declaración en la que decía que han "advertido repetidamente contra las consecuencias de bloquear el horizonte político y no permitir que el pueblo palestino ejerza su legítimo derecho a la autodeterminación", culpando a Israel de la "destrucción del proceso de paz", algo que el Gobierno israelí niega.

La solución al conflicto debe llegar, defiende la ANP; por la aplicación justa de las resoluciones del derecho internacional. 

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, estuvo el viernes con Abbas en Ammán (Jordania), en su ronda de urgencia para conocer la situación de esta crisis, lo que evidencia que al presidente se le tiene como tal, como la persona con la que se pude y hay que hablar. Abbas, indica la agencia Wafa nuevamente, advirtió a Blinken de que el desplazamiento de la población de la Franja de Gaza supondría "una segunda Nakba", en alusión al éxodo de cientos de miles de palestinos que huyeron o fueron expulsados durante el conflicto desencadenado tras la creación del Estado de Israel, en 1948. 

La ONU calcula que 700.000 palestinos abandonaron entonces sus hogares y hoy ellos y sus descendientes suman cinco millones de refugiados, la mayor diáspora del planeta. 

Se ha viralizado una entrevista hecha en la BBC a Husam Zomlot, embajador palestino en Reino Unido y asesor de Abbas, en la que el diplomático se molestó con el periodista por preguntarle si apoya el ataque de Hamás contra Israel. "Hamás es un un grupo militante. Usted está hablando con el representante de Palestina y nuestra posición es muy conocida y clara. No se trata de si hay apoyo o no hay apoyo. Estoy aquí para representar a mi pueblo, al pueblo palestino, por lo que está pasando. No estoy aquí para condenar a nadie", apuntó, visiblemente molesto. 

"Hamás no es el Gobierno palestino", enfatizó Zomlot, que denunció en público lo que considera una equiparación entre el "ocupante y el ocupado", en referencia a Israel y los palestinos, según su punto de vista. "Siempre se espera que sean los palestinos quienes se condenen a sí mismos (por ataques como los de Hamás). Este es un conflicto político y se nos han negado nuestros derechos durante mucho tiempo", continuó.

"Los rehenes deben ser protegidos. No hay discusión sobre eso. Debemos recuperar la autoridad moral e Israel debe terminar inmediatamente de atacar civiles"

Desde su perspectiva, el punto de partida debe ser centrarse en las causas fundamentales de lo que está ocurriendo, y agregó que lo que han experimentado los israelíes "es lo que los palestinos han visto todos los días durante los últimos 50 años". "Gaza es la mayor prisión al aire libre", dijo y agregó que sus dos millones de habitantes son "rehenes" de Israel. 

Y justo al hablar de rehenes, lanzó un mensaje que nada tiene que ver con el que tiene Hamás: "Somos muy claros. Rechazamos cualquier ataque o daño a civiles de todos los lados (...). Hemos estados comprometidos con esto por 30 años. Hemos estado comprometidos con la no violencia, con la negociación". Para acabar afinando, sobre los secuestrados: "Los rehenes deben ser protegidos. No hay discusión sobre eso. Debemos recuperar la autoridad moral e Israel debe terminar inmediatamente de atacar civiles".

El enfado alemán

Ya este jueves, Abbas condenó expresamente "las prácticas que conducen a la muerte de civiles o a los abusos contra ellos desde ambos lados", en referencia a Israel y a la milicia Hamás, y urgió la apertura de corredores humanitarios en la Franja de Gaza y "el fin inmediato de la agresión generalizada contra el pueblo palestino". Su oficina difundió dichas declaraciones explicando que fueron formuladas durante una reunión con el rey de Jordania, Abdalá II, previa a su encuentro con Blinken, un día más tarde 

Aún así, no a todo el mundo ha convencido la postura de la ANP. Horas antes, el canciller alemán Olaf Scholz calificó de "vergonzoso" el papel de Abbas. "Me pregunto dónde está la clara condena de la violencia terrorista por parte de la Autoridad Palestina y su presidente. Su silencio en vergonzoso", dijo en una declaración de Gobierno ante el parlamento alemán.

Luego reiteró que todos los proyectos de cooperación con Palestina serán puestos a prueba y que el parámetro será si estos contribuyen a la paz y a la seguridad de Israel. A mediados de semana, la Unión Europea ya aclaró que los mantendrá, aunque velará por que los fondos lleguen donde deben.  

"En estos momentos sólo hay un lugar para Alemania: al lado de Israel. Eso significa lo que decimos cuando decimos que la seguridad de Israel es para Alemania razón de estado. Nuestra propia historia, la responsabilidad que tenemos por el Holocausto nos da la tarea de defender siempre la seguridad de Israel", dijo. Es lo que explica las relaciones Berlín-Tel Aviv en todas estas décadas. Luego, nada se dijo tras las nuevas palabras de Abbas. 

A la ANP le queda esperar acontecimientos, sin capacidad para mediar ni con Israel ni con Hamás y cada vez con autoridad moral entre una población cansada que confiaba en su Gobierno pero ve cómo se le ningunea en la comunidad internacional. Un mayor respaldo al estado palestino -ya reconocido como observador en la ONU desde 2012- y más contacto con la ANP quizá habría evitado que Hamás se encumbrara, por más que el liderazgo palestino también está avejentado, sin relevo claro y con claros déficit de transparencia.