El fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, este lunes 21 de abril a las 7:35h a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta supone el fin de una era. Con la noticia, anunciada en un mensaje en vídeo por el camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrel termina el papado del primer pontífice no europeo desde el 741. Fue también el primer papa americano, el primer papa del sur y el primer papa jesuita en el Vaticano.

A pesar de su delicado estado de salud en los últimos meses el papa Francisco había estado presente y había aparecido públicamente en los actos programados para Semana Santa, el último este Domingo de Resurrección cuando realizó la bendición 'Urbi et orbi' desde el balcón principal de la basílica de San Pedro. Horas antes, había mantenido un breve encuentro privado con el vicepresidente estadounidense, JD Vance, en su residencia de Santa Marta.

Su débil estado de salud en el último año se complicó aún más hace cerca de dos meses, cuando el pasado 14 de febrero ingresó en el hospital Gemelli de Roma por sus problemas de respiración, que resultaron deberse a una bronquitis por infección polimicrobiológica a la que se sumó una neumonía bilateral, con "dos episodios críticos que pusieron en peligro su vida". 

Tras 37 días ingresado, el domingo 23 de marzo fue dado de alta, aunque su estado de salud todavía era delicado y debía continuar su recuperación en Casa Santa Marta con el tratamiento farmacológico, terapia motora y respiratoria, así como de rehabilitación durante al menos dos meses.

Delicado estado de salud

La Semana Santa de 2023 su estado de salud comenzó a empeorar considerablemente. Tuvo que ser ingresado en el hospital Gemelli de Roma el 29 de marzo a causa de una bronquitis. Fue él mismo quien le confesó a un amigo que llegó "inconsciente al hospital". Y no solo eso, sino que el pontífice aseguró que "unas horas más y no habría podido contarlo", pero recibió el alta tres días después y presidió las celebraciones de Pascua. 

No obstante, esa no ha sido la única vez que ha tenido que ser ingresado en los últimos años. Ya antes, en julio de 2021, permaneció diez días en ese mismo hospital. Tuvo que ser intervenido quirúrgicamente del colon y, gracias a su rápida recuperación, pudo oficiar el Ángelus desde el balcón de su habitación del centro hospitalario. 

Además, desde hace algunos años sus intervenciones en público tenían lugar en silla de ruedas. Esto se debía a al problema que lleva tiempo sufriendo en los ligamentos. Tuvo que ser infiltrado en varias ocasiones, pero la edad no le daba tregua. Tanto fue así que en marzo de este mismo año se le pudo ver tratando de subir al papamóvil sin mucho éxito.

Pero el año pasado no fue bueno para él en lo que a salud respecta. El 26 de mayo tuvo que cancelar su agenda debido a altas fiebres. El director de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, fue el encargado de enviar un escueto comunicado en el que informaba del estado de salud del pontífice: "Debido a un estado febril, el Papa no ha tenido audiencias esta mañana”.

El 7 de junio se sometió a una operación por riesgo de obstrucción intestinal y tuvo que estar ingresado durante varios días. El Vaticano explicó que "la operación, dispuesta en los últimos días por el equipo médico que asiste al papa, se ha hecho necesaria a causa de una hernia incisional incarcerada que está provocando síndromes suboclusivos recurrentes, dolorosos y que empeoran".

En enero de 2025 sufrió una caída que le produjo "un hematoma en el antebrazo derecho, sin fracturas", pero que le llevó a inmovilizarle su brazo izquierdo durante varios días.

Apenas un mes después se produjo el ingreso que le tuvo 37 días ingresado en el hospital Gemelli de Roma por sus problemas de respiración, que resultaron deberse a una bronquitis por infección polimicrobiológica y que le provocaron dos episodios críticos debido a dos crisis respiratorias, así como una insuficiencia renal leve que quedó resuelta antes de recibir el alta el pasado 23 de marzo.

Adiós al papa revolucionario

El pontífice fue bautizado por los medios como "revolucionario" por mostrar una mente abierta en temas que siempre han generado polémica dentro de la Iglesia. Apostó por la apertura, el diálogo entre religiones, la regeneración de la Iglesia, la justicia social y la transparencia de la institución. 

Y, aunque ha sido la cara visible de la Iglesia, nunca rechazó debates, ya fueran sobre el papel de la mujer en la Iglesia, la homosexualidad o los diferentes modelos de familia. Bergoglio se mojó y mostró su opinión, que no siempre gustó a otros miembros de la comunidad eclesiástica menos dispuestos a abrir las miras de la Iglesia.

De hecho, se atrevió recientemente a ponerse ante las cámaras en 2023 para grabar un documental de Disney + con Jordi Évole, Amén. Francisco responde. Respondió sin filtro a las preguntas de diez jóvenes de todo el mundo. Y los temas que más interés suscitaron a los espectadores fueron el aborto y el feminismo, la comunidad LGTBI o la pornografía y la masturbación.

Además, el pasado mes de marzo, durante una rueda de prensa que celebró a bordo de un avión regresando a Roma, el papa avisó de que no descarta revisar el celibato en la Iglesia: "No hay ninguna contradicción para que un sacerdote se pueda casar".

Lucha contra la pederastia en la Iglesia 

Francisco fue una de las personas que más luchó para acabar con los casos de pederastia cometidos por sacerdotes. Era consciente de que "pedir perdón no basta" y su opinión era la de que "la Iglesia no puede tratar de esconder la tragedia de los abusos". 

El papa pidió a la institución “una firme voluntad de esclarecimiento de los casos de abusos”. Y, por eso, se puso manos a la obra para endurecer las medidas y que esto no sucediera nunca más. 

Este mismo año renovó un decreto de 2019 por el que se obliga a todos los sacerdotes y miembros de órdenes religiosas a denunciar todas las sospecha de abusos contra menores. Asimismo, se estableció la responsabilidad directa de los obispos de cualquier tipo de abuso que ellos mismos cometan o, incluso, encubran. 

Más de una década de papado

Jorge Mario Bergoglio llegó al Vaticano en 2013 tras la renuncia de Benedicto XVI. Aunque no era uno de los nombres más sonados para sustituir a Ratzinger, fue el segundo día, en la quinta ronda, cuando se impuso al resto de candidatos y comenzó a ser Francisco. 

Desde el primer momento en que comenzó a ser papa llevó una vida sobria y austera. De hecho, cambió la residencia de Santa Marta por el palacio del Vaticano. Y, mientras que sus antecesores mantuvieron agendas públicas detalladas, Francisco escribía a mano su propio esquema en una agenda privada. Lo mismo con el teléfono, ya que confesó en varias ocasiones no tener móvil ni ordenador. 

Sea como fuere, Francisco llegó a los corazones de la gente, incluso a los de otras confesiones. Tanto es así que la asistencia de los fieles a las audiencias semanales se triplicó con su llegada. Su oratoria cercana, sus visitas intentando hacer vida romana, o la camaradería de coger un mate que le ofrecía un seguidor, hicieron de él un líder muy querido por los fieles.