La razón por la que el papa no ha acudido a presenciar el Via Crucis en el Coliseo (y no es su salud)

La razón por la que el papa no ha acudido a presenciar el Via Crucis en el Coliseo (y no es su salud)

El pontífice se desplazó este jueves hasta una cárcel de Roma, donde lavó los pies de doce presos como recuerdo de la Última Cena.

El papa Francisco en una imagen de archivoGiuseppe Fama / EUROPA PRESS

Decisión importante en El Vaticano. El papa Francisco no va a acudir al Coliseo de Roma para presenciar el tradicional Via Crucis del Viernes Santo y en su lugar lo seguirá desde su residencia, tal y como ha informado la Santa Sede.

La razón no está otra que el frío que está previsto que haga en la capital italiana. “Debido al intenso frío de estos días, el Papa Francisco seguirá el Vía Crucis esta tarde desde la Casa Santa Marta, uniéndose a las oraciones de quienes se reunirán con la Diócesis de Roma en el Coliseo”, ha precisado la oficina de prensa de la Santa Sede, tal y como recoge EFE, horas antes de que dé comienzo el ritual.

Este jueves el papa acudió a una cárcel de menores en la periferia de Roma, donde participó en una misa y además se levantó de su silla de ruedas para lavar los pies de doce presos como recuerdo de la Última Cena.

Francisco, que fue dado de alta el pasado sábado después de haber estado ingresado tres días en el hospital Gemelli por una bronquitis, no pudo arrodillarse pero aun así realizó el gesto de pie y sin ayuda.

Los doce jóvenes reclusos aguardaron la llegada del papa sentados en un altillo. Entre ellos había diez chicos (cinco mayores de edad y cinco menores) y dos chicas (una mayor de edad y un menor).

Según indicó la Santa Sede, dos jóvenes eran de origen gitano, otro croata, otro rumano, otro ruso y otro senegalés y musulmán.

“Llama la atención que Jesús, justo el día antes de ser crucificado, tuviera este gesto lavar los pies. Entonces era una costumbre hacerlo antes de entrar en casa, pero era un trabajo de esclavos”, subrayó Francisco ante todos ellos y el centenar de personas congregadas en la capilla de la prisión.

“Yo haré el mismo gesto, pero no es una cosa folclórica, es un gesto que dice como tenemos que ser nosotros con los demás”, explicó el pontífice antes de animar a ayudarse los unos con los otros “porque así la vida es más bonita”.